Nardos

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— ¡Quiero que el arreglo esté listo antes de las 5:00PM, Yongsun!

Suena la conocida voz a través del pasillo, mi jefa es muy exigente, pero es una gran persona.

— A sus órdenes, jefa.

Ella se echa a reír y sale de la tienda con un caminar garboso que no puede disimular, vaya que tiene elegancia.

A penas se va, dejo de observar la puerta y sigo cortando y acomodando las flores que serán para una boda el día de mañana.
Mientras corto los tallos de los lirios blancos me empiezo a encerrar en un montón de ideas, «¿No se irán a secar? Hace demasiado frío últimamente...», «¿Ellos están casándose por un motivo diferente al amor?», «¿Algún día yo me casaré?».

Ante ese último pensamiento detengo mí actividad y sacudo la cabeza. Ayudándome a sacarme de mis ideas, escucho la campana que golpea la puerta al abrirse, «quizá a Hye-jin se le olvidó darme alguna instrucción del arreglo» volteo para notar que no podía estar más equivocada.

Entra una chica de unos 23 años, se ve más joven que yo por algunos años. Es delgada y alta, trae unas gafas de sol, pero hoy no hay sol... ¿Le habrá pasado algo. «¡Ahg! ¡Yongsun, ¿otra vez entrometiéndote en vidas ajenas?!» me reprendo en mi propia mente y me aproximo a hablar:

— Bienvenida a Ahn Store, la florería de sus sueños. ¿Busca algo en especial?
— Hola.

Ella voltea pero no me está mirando exactamente, ¿qué ha capturado su atención? ¿Un montón de tallos cortados?

— Disculpe, estoy buscando una flor en específico.
— ¿Sabe el nombre de ella o carga alguna foto?
— La verdad que no tengo ninguna de las dos pero... Tengo esto.

Despacio y con mucha delicadeza saca un pétalo del bolsillo de su camisa «¿Es una camisa de Thom Browne? ¡Ahhhh ya concéntrate!». Estira muy poco su mano, por lo que yo debo estirarme casi sobre el mostrador y tomo en mis manos el pétalo:

— No sé cómo se llame... Pero espero que con su aroma usted pueda decirme cuál flor es y que pueda venderme algunas piezas, claro si está disponible.

Llevo dos años trabajando con Hye-jin y nunca me había encontrado una clienta así. Me da un aire misterioso y raro a la vez.
Me limito a oler el dulce aroma de un nardo, vaya que tiene buen gusto para vestir y para las flores.

— Es un nardo. —Ella sonríe emocionada— pero por el momento no tenemos disponibles...
—Oh... —se ve claramente la desilusión en su rostro— ¿Cuándo tendrán a la venta?
— Pues, si las necesita con urgencia, podríamos encargarlas y en máximo tres días estarían listas. —Extiendo el pétalo pero ella me ignora olímpicamente—.
— Ya veo. Si pudieras ayudarme a pedirlas, en tres días máximo estaría aquí de nuevo.

Aunque mi mano sigue estirada ella hace caso omiso, por lo que hablo:

— Claro que sí, solo es cuestión de tomar algunos datos. Aquí tiene la muestra.

Ella atenta, extiende su mano justo a unos 15cm de dónde está mi mano, ¿qué le pasa?
Sin entender, le doy el pétalo y empiezo el proceso:

— ¿A nombre de quién estaría?
— Moon Byul.
—Bien, ¿Cuántas piezas serían?
— Ah, esa es una pregunta difícil.
— No tenemos pedido mínimo.
— Tráeme 10 por favor.

Volteo a verla y ella sigue con su expresión intacta e indecifrable.

— Serán 10 entonces, ¿busca algún color específico?
— No. Con que tengan el mismo olor es suficiente.
— Un número para contactarla.

Ella saca del mismo bolsillo que había sacado su pétalo una tarjeta como de trabajo con un número escrito y me la da, copio el número con plumón negro y dejo la tarjeta sobre el mostrador a lado de los demás plumones y rotuladores que usamos para escribir sobre el papel que envuelve las flores distintas frases:

— Bien. Por último se necesita un pago del 50 porciento, esto es únicamente para garantizar la venta.
— Sí, ¿cuánto sería?
— Por las diez piezas el adelanto debe ser de... 9 dólares.
— Claro.

Saca su cartera del bolsillo y de ahí saca un billete de 20 dólares.
Lo recibo y cobro, entrego su cambio y ella habla nuevamente:

— Te agradeceré mucho que me marques cuando estén listas.
— ¡Cuente con ello, muchas gracias por su compra!
— Hasta pronto, ¡gracias!

Sale de la tienda no sin tentar un poco la puerta antes de hacerlo.
Que extraño, pero me ha agradado.
Vuelvo al arreglo de lirios y rosas.
Miro a través de la ventana, «¿para qué quiere 10 nardos?».

[...]

— ¡Buenos días señorita Byul! Habla Yongsun, la chica de la florería.
— Hola Yongsun, buenos días.
— Le he estado escribiendo mensajes de texto desde anoche, pero creo que no le llegaron.
—Disculpa, olvidé decirte que sólo puedo atender llamadas.
— No pasa nada, ¡sus nardos están más que listos!
—¡Maravilloso! —Emana una alegría eufórica en su voz— llegaré cuánto antes.
— Estaré atenta a su llegada, con cuidado.
— Nos vemos.

Cuelga la llamada.
En menos de 15 minutos escucho como entra por la puerta principal:

— Hola.
— Hola, su pedido ya está acomodado, ¿gusta que le ayude a subirlo a su auto?
— Un taxi está esperando, ¿podrías ayudarme?

Asiento y salgo de la tienda, y por extraño que parezca, ella no viene conmigo. Se quedó dentro de la tienda. Acomodo las flores en la cajuela y me apresuro a volver:

— Listo, ¿el siguiente pago será en efectivo o en tarjeta?
— Disculpa, ¿ya las llevaste?

¡¿Es qué acaso no acabo de pasar delante de ella?!

— Si señorita Byul, acabo de acomodarlas en la cajuela.
— ¡Ah! Disculpa. Será en efectivo.

Desconcertada recibo el billete de 20 dólares nuevamente y le doy el cambio.

—¿Hay algo más que pueda hacer por usted?

Ella de verdad es rara y aún así, tiene un porte increíble.

— Bueno... —parece nerviosa—, la verdad es que sí.
— Dígame.
— Me gustaría conocerte.

¿¿Me está coqueteando??

— ¿Disculpe?
— Apuesto a qué eres muy bonita... Sé que sonará raro y estás en todo tu derecho de decir que no, pero... ¿Me dejarías sentir tu rostro?

Cada vez entiendo menos, será que...
¡Oh por Dios!
Ya entendí por qué ella es así.

— Sí puede.

Apenada salgo de atrás del mostrador y me pongo delante suyo, toco su mano con la mía y ella se asusta un poco, después empieza a sentir cada parte de mi rostro con sus delgadas manos, «esto es muy extraño pero me siento totalmente conmovida».

— Facciones delgadas, mejillas regordetas, tu sonrisa es muy curva y amplia, tienes un lunar bajo la ceja, ¿verdad?
— Así es.
— Sabía que eras bonita pero no pensé que tanto... Te agradezco muchísimo, Yongsun.
Ah...
Oler, escuchar, saborear y sentir las cosas es la única forma en que puedo conocer el mundo. Bueno, hace un tiempo sí podía ver... Tuve un accidente automovilístico y desde ahí perdí la vista. Lamento mucho si te he incomodado.
— En absoluto. No hay de qué disculparse.
— Gracias por todo. Ten una vida saludable, Yongsun.
— Igualmente señorita Byul.

Ella me habla como si me conociera de toda la vida. Y yo me siento como una completa idiota, ¿no fue bastante obvio que ella es ciega desde que la vi con aquellas gafas? ¿O la falta de precisión de sus movimientos? ¿Cuánto tiempo tiene aquél accidente?
No pareciera que demasiado, sería bueno un bastón... Dios, tan joven y ya no pude ver...

Mi corazón se quiebra al verla caminar con una mano disimuladamente estirada para tentar la puerta del taxi.

Blind LoveWhere stories live. Discover now