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—¿Vas a dormir?

Elevé mi vista hacia Megumi, quien se encontraba sentado en su cama, mientras yo me mantenía en el suelo con las piernas cruzadas.

—En un momento —respondí, volviendo a ver hacia en frente.

—¿Por qué no pides que cambien el colchón de tu habitación?

—¿Qué? ¿Te molesta que duerma contigo?

Al voltear a verlo de nuevo, soltó un suspiro.

—Es solo que últimamente lo haces más seguido, pero sabes que no me importa.

Lo observé por un momento en silencio.

Conocía a Megumi desde que Satoru comenzó a hacerse cargo de él y, a decir verdad, desde ese momento me agradó completamente.

Su inexpresivo rostro, su postura tranquila, el sonido monótono de su voz e incluso los picos de su negro cabello, eran cosas de él que siempre me gustaron.

Siempre lo había querido como un amigo cercano, incluso mi hermano, pero era cierto que ambos habíamos crecido.

Tal vez... eso comenzaba a incomodarlo.

Entrecerré mis ojos para estudiarlo detenidamente.

—¿Qué? —inquirió.

No, no parecía en absoluto incómodo.

Bueno, tal vez la razón era que comenzaba a quitarle su privacidad.

—No es nada —dije, volviendo a ver hacia en frente.

Después de un largo silencio, Megumi preguntó:

—¿Ocurrió algo con tu espada? No dejas de verla desde que entraste a la habitación.

—Bueno...

Me puse de pie y caminé hacia la cama para sentarme a su lado, mientras comenzaba a contarle sobre la conversación que tuve con Satoru, sin tocar el tema de la correccional.

Él escuchó en silencio lo que había ocurrido y cómo me sentía respecto al tema.

Estaba demasiado confundida. Si había ignorado lo que realmente podía hacer esa espada, significaba que aún no había explotado su potencial. Además, si ahora aprendía a hacer Rituales Malditos, podía ser más fuerte.

El tema era... que no sabía exactamente qué ocurría. Claramente, era algo distinto a los Rituales que Satoru podía utilizar, por lo que no podía tener la misma Técnica Maldita.

Pero, por supuesto, Satoru no iba a decirme nada. Suponía que debía buscar registros de la espada en los libros de nuestra familia.

El tiempo transcurrió considerablemente rápido desde que Satoru se fue y me dejó con muchísimas dudas. Desde ese entonces, probaba nuevas formas de utilizar mi espada.

Solté un profundo suspiro, llegando al lado de Megumi para dejarme caer sobre él, aún estando de pie.

—Parece que Maki-senpai no se cansa nunca —murmuré.

—Pensé que aún no terminaban —escuché que decía Nobara.

Elevé mi rostro para verla, recostando mi mentón en el hombro de Megumi.

—Cuando dijo que quería que hiciéramos un recado, vi una salida que debía tomar.

—Parece que te rendiste, después de haberle dicho que la vencerías tan rápido que ni siquiera se daría cuenta.

Solté un quejido después de escuchar a Megumi, volviendo a colocar mi frente contra su hombro.

—¿Por qué no mejoran la variedad de las expendedoras? —preguntó Nobara.

Hacia la cima [ 1 ] | Yuji Itadori |Where stories live. Discover now