Capítulo 38

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Maratón 3/3

Y ahí estaba, sentada en uno de los pupitres, en silencio, con la vista al frente, mis pies impacientes y unos veinte muchachos castigados tal como yo. Resoplé al verlos a todos durmiendo, incluyendo a Kristal. ¿En serio a nadie le importaba estar aquí? Pareciera ser la única que no estaba acostumbrada a ser castigada. Apoyé mi codo en la mesa y recargué mi mejilla en mi puño, escuchando el tic tac del reloj que estaba a la cabeza del profesor de Literatura, quien se encontraba leyendo una novela coreana de los años cincuenta. Ugh, qué aburrido. Ojalá me hubiera contenido un poco más frente a Kristal y así no tener que estar entre tanto pelmazo junto a mí, aunque la rabia contra ella y Saeng no había disminuído ni un poco.

Sentí la vibración de mi celular dentro del bolsillo de mi pantalón y pegué un salto. 

-Mierda...-susurré con el corazón a mil por hora.

Tomé el celular entre mis manos  noté en la pantalla un mensaje de un número desconocido. Fruncí el ceño en curiosidad antes de abrirlo.

''Escápate del salón. Te espero en el estacionamiento. Saeng x''.

No pude evitar sonreir como una idiota. Antes de darme cuenta ya estaba mordiendo mi labio inferior, reprimiendo un chillido emocionado. Mi subconsciente se encargó de recordarme que estaba enojada con él y debía mantener el orgullo. No sé qué tenía Heo Young Saeng que hacía que mi fase fría se desplomara ante él. Alcé la vista: el profesor sumido en su novela, los chicos aún durmiendo y yo con un plan perfecto. Me incliné a tomar mi mochila del suelo y me puse de pie. La idea era que el profesor no la viera, así que la llevé a rastras a un lado mío. Caminé hacia el escritorio del frente.

-Profesor-musité. El alzó la vista, perdido-. ¿Puedo ir al baño?

-Sí, sí, vaya...-murmuró rápidamente y volvió sus ojos a la lectura. Había sido más fácil de lo que pensé.

Apresuré mis pasos a la salida y cerré detrás de mi de inmediato. Bien, ya estaba afuera. Los pasillos estaba completamente desolados. Las clases habían acabado hace más de una hora y ya nadie estaba para interrumpir mi perfecto escape. Esbocé una sonrisa triunfante, puse las correas de mi mochila a los hombros y corrí hacia el lugar acordado. Me sentía una chica mala, muy mala. Mis pasos resonaban a medida bajaba las escaleras hasta el primer piso y seguí corriendo, en busca de la puerta trasera del colegio. Sin embargo, un cuerpo delante de mí nos hizo chocar, llevándome un gran golpe con el torso del otro.

-¡Carajo!-grité con ambas manos en mi cabeza.

-¡_______!-reconocí la voz de Jjun.

-¡Hyung! ¡Kim! ¡Jun!-lo mirpe. Llevaba el uniforme burdeo de fútbol; se veía bastante extraño y lindo.

-¿A dónde vas tan apurada?

-Oh, debo... debo ir a casa... muy, muy urgente-dije, aún sobando mi cabeza.

-¿No habíamos quedado en salir hoy con Hyunnie y los demás? Pensamos que te llevaríamos a casa y nos reuniríamos luego.

-No-me encogí de hombros-. Digo, sí saldremos, pero... Ugh, dile a Hyun Joong que me llame apenas salgan de casa. ¡Adiós!

Ignoré sus labios gritando mi nombre y seguí con mi camino. No estaba para dar demasiadas explicaciones. Yo quería ver a Saeng, y en lo posible, decirle cuánto lo amaba, intentando ignorar el orgullo que mi cabeza se empeñaba en hacer crecer.

Filosofía de Amar, Heo Young SaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora