D I E C I S É I S

1.3K 74 22
                                    

Cuando no oigo nada, abro los ojos y salgo lentamente del baño.

Veo la entrada de mi hogar, mi sala, comedor y cocina y no me lo puedo creer.

La entrada está casi igual,  si no fuera por el florero, mesa rota y mis cosas están en el piso.

Mi sala esta hecho un desastre, los almohadones de los sofás están rotas, la televisión está tirada, no tiene la pantalla rota, pero no sé si se dañó o no,  la mesa de centro y la del costado del sofá está tumbada, la del centro tiene una pata rota, la de el costado no tiene cajones, justamente están al extremo de la sala.

La cocina, los cajones estan afuera, los cuchillos, tenadores y cucharas están por los suelos, las hollas y sartenes por los suelos, las puertas de los estantes están afuera de lugar,  incluso rotas.

Voy a ir al comedor cuando piso algo, veo abajo y no puedo creer lo que está destruido a pedazos, me agacho de manera rápida y torpe y tomo entre mis manos mi diploma de psicología en Oxford.

Lágrimas de impotencia, enojo y coraje salen.

Este diploma me llevó años tenerlo,  veo que la hoja dentro del retrato, la hoja está casi rota por la mitad. Recuerdo algo que me hiela, saco con rapidez y delicadeza la hoja y lo que encuentro dentro me rompe el corazón.

Ese mismo collar que ven, hermoso y lleno de brillo,  me lo otorgó mi madre, quién antes de tenerlo ella lo tuvo mi abuela y de allí retrocedo hasta mi tatarabuela, quien ella ha sido la que ha conseguido ese hermoso diamante y ella fue quien lo a...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ese mismo collar que ven, hermoso y lleno de brillo,  me lo otorgó mi madre, quién antes de tenerlo ella lo tuvo mi abuela y de allí retrocedo hasta mi tatarabuela, quien ella ha sido la que ha conseguido ese hermoso diamante y ella fue quien lo armo,  no con ese oro que lleva desde afuera, si no con una cuerda fina y dorada, pasó de generación en generación y el contorno lo fueron cambiando, de plata a oro.

Ese collar tan valioso esta hecho pedazos, su oro esta roto y rayado por el cristal y la caída.

Me levanto con mi diploma roto y mi collar en cada mano, los dejo en la mesa de ma cocina y voy hasia mi habitación y lo que encuentro me llena de coraje. Él está ahí, en mi cama, abranzo a mi almohada con los ojos fijos en la foto donde sale Dennis y yo.

Sigo llorando por la impotencia y más se intensificó al verlo en mi cama.

- ¿Qué haz hecho? - dije en un susurro lleno de coraje.

- Nada - dijo en un susurro.

- ¿Nada? - dije incrédula hablando más alto - ¿¡Nada!? ¡¡Stephen, haz roto algo muy importante para mí y también destruyes mi hogar!!

Él se levanta de mi cama con mirada arrepentida.

- Puedo devolverte lo que he roto, ¿Qué es lo que he roto? - dijo.

Le enseño mi collar con coraje y mi diploma. Él parece tranquilizarse.

- Puedo comprate otro collar - dijo con una sonrisa. Lloré más y le lancé por lo que parece un bolso, aterrizó en su pecho y borró su sonrisa y me miró serio - Tranquilízate, es solo un estúpido collar, no seas exagerada.

- ¿¡Que no sea exagerada!? ¡¡Éste collar pasó de generación en generación!! ¡¡Mi tatarabuela ha logrado conseguir éste diamante con trabajo duro!! - dije cabreada. Lo veo primero con mirada arrepentida, pero se va al instante.

- ¡No me grites! - me dijo con voz alta.

- ¡¡No!!, ¡¡Tú no tienes el maldito derecho de gritarme por cualquier mierda!!, ¿¡Entiendes!? - dije.

- ¡¡Cállate!! - me gritó.

- ¡¡Renuncio!! - dije. Lo vi apretar los puños y venir a mi rápido.

Me agarra del brazo y agarra mi collar con la mano.

- ¡¡Nooooo!! - grito llorando intentado quitárselo.

Él presiona más y cuando abre la mano veo que lo ha partido en muchos pedazos más pequeños.

Grito del dolor y coraje. Me suelta como si tuviera el ébola y yo me arrodillo y agarro cada pieza del diamantes destrozados.

Grito y lloro del coraje y tristeza.

Siento mi corazón romperse como el diamante dividido por mil.

Levanto la mirada y veo en su cara arrepentimiento, tristeza y enojo.

Se agarra del cabello y empieza a susurar algo inentendible.

Hasta que lo dice más alto.

- Cállate, no te iras - dice repetidamente.

Lloro y veo de nuevo el pedazo de diamante en mis manos y sé que no es mucha la diferencia a comparación de mi corazón.

Él me ve y me señala.

- ¡Tú no te iras nunca! - dijo y me agarró del cabello para que lo viera.

- ¡Te odio!, ¡Renuncio a ser tu psicóloga! - dije.

Levanta la mano en puño y me da un puñetazo, fue un golpe tan fuerte que me dejó inconsciente.

Lo último que llegue a oír fue la puerta principal y el resto fue solo un dolor agudo de cabeza,  puntos negros apoderándose de mí y dejándome llevar por la oscuridad.

•••

Siento que estoy en un lugar cómodo, acolchonado, también puedo sentir un pitido, una molestia en mi muñeca y una mirada penetrante en mí.

Abro los ojos y me encuentro a mi abuelo mirándome con tristeza y súplica, cuando abro los ojos él me mira feliz.

- Mi nieta - dijo y me agarró de la cara y me besó la frente.

- Abuelo - dije en un susuro - ¿Me darías un vaso de agua? Por favor.

- Claro,  Beverly - dijo y fue a por la jarra de por lo que veo mi mesita de noche.

Estoy en mi cuarto y me altero al recordarlo todo. Veo una maquina de los latidos del corazón conectado al lado con la mesita de noche.

- Toma, hija - dijo.

Agarré el agua y la bebí.

- Gracias - dije.

Pongo el vaso al lado y veo a mi abuelo quien me mira con intriga.

- ¿Qué ha pasado? - dijo.

- Cuidado con el James - dije y cerré los ojos, para caer en una profunda pesadilla donde el protaginista fue el nombrado en mis últimas palabras del día.

Cuidado con el JamesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora