TREINTA Y SIETE

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20 de septiembre del 2021.

Llegó el día... del juzgado.  Llevo puesta una camiseta de botones color blanca con una corbata negra, unos pantalones negros ajustados, una chaqueta larga negra y unas botas con tacones negros con gris. Me miro al  espejo, tengo los ojos rojos. Ayer en la noche no pude evitar llorar, no pude contenerme y no tenía que hacerlo, tenía que soltarme. Los recuerdos de toda mi vida desde que conocí a Stephen fue de nuevo a mi mente el día anterior, fue como una tortura mental, ya que junto a esos recuerdos apareció Hércules, que fue lo que más me rompió. Sigo teniendo el perro que Stephen quiso intercambiar por Hércules, fijándome bien hace unos días, que lo lleve a un veterinario, nos dimos cuenta que era una perrita, una perrita algo brusca, pero un amor. Su parentesco me recuerda a Hércules, pero esa idea se me va cuando me muerde en forma de juego, de broma.

Observo mi alrededor, está lleno de cajas. Pero una de esas cajas destaca de todas, es una caja pequeña y de color celeste oscuro con bordes de color plateado. Me doy la vuelta y voy hacia esa caja, la agarro del suelo y la abro con delicadeza, su contenido es el collar con el cual Stephen se desquitó en uno de sus primeros ataques de ira en esta casa. Lo agarro con delicadeza y me lo coloco.

Es en eso cuando me siento como una tonta, irresponsable e ilusa. Me enamoré de un paciente, un cliente. Me siento tonta y culpable por no saber controlar mis sentimientos hacia Stephen. Por un lado me siento una estúpida, pero por otro siento que no fue mi culpa, que solo fue algo no intencional. Saco de mi cabeza los miles de lamentos que me acaban de llegar ahora mismo. No quiero que el maquillaje se me corra de la cara.

Voy hacia la puerta, ya que estaré por llegar tarde y eso no sería muy respetuoso de mi parte. Voy caminando de la forma más veloz que me permiten mis piernas hacia el ascensor que hay en mi departamento. Marco para que venga a mi piso y espero unos minutos.


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- ¿Te sientes preparada, Beverly? - me pregunta algo preocupado Louis. Artemis solo mira el tribunal donde se dará nuestro caso.

Los dos lucen dos trajes elegantes que los hace dar muy buena imagen, los dos llevan el cabello hacia atrás, sin ningún solo cabello que caiga en sus frente o rostro, sus rostros no tienen ningún rastro de vellos (solo cejas y pestañas). 

Vuelvo a la realidad cuando veo los verdosos ojos esmeraldas de Louis. En sus ojos observo preocupación y dudas. Yo procedo a responderle, ya que seguramente estaba algo preocupado por mi silencio a su pregunta; la cual podría pasar como una pregunta simple y cualquiera, pero en esta situación es una pregunta con mucho valor y sentimiento.

- Sí, estoy preparada - mentira. Haremos como que me lo creo. Haremos como si nada estuviera pasando ahora mismo en mi interior y de como se pondrá mi corazón cuando vuelva a ver a Stephen, pero no es solo por volver a verlo: NO. Sino que verlo en el posible estado demacrado en el que él esté.

Artemis nos mira y asiente.

- De acuerdo. Vamos a entrar por esa puerta, la cual nos conducirá a  donde está nuestro peón; la decisión de lo que pasará con el empresario Stephen James.

Louis lo observa y luego me observa a mi. Él asiente de acuerdo con Artemis y yo hago lo mismo, ya que él tiene razón.

No esperamos ni un minuto más para proceder a entrar al tribunal. Abrimos la puerta y pasamos con paso firme, pero nos detiene un señor algo mayor de postura firme y fría.

- Buenos días, señores Holland, señorita Olson. Soy Robert Rodríguez, el abogado que atenderá el  caso - dijo con una voz grave y orgullosa. Se nota que está orgulloso de decir su nombre y apellido. 


- Buenos días, abogado. Un gusto conocerlo cara a cara. Perdone por no citarlo para conocernos antes, estuvimos en una gran controversia con este caso. Pero ahora lo tenemos aquí presente y eso es lo que vale- dijo Louis con tono amable y educado.

El abogado Rodríguez niega con la cabeza sonriendo, así regalandonos una sonrisa perfecta.

- Así no son las cosas, detective Holland. Lo que a mi me vale es que ganemos este caso y dejar a el señor James en donde debería de estar: un psiquiátrico.

De tan solo pensarlo me dan fuertes escalofríos en la espina dorsal. Louis y Artemis asienten de acuerdo con él. En cambio yo, solo puedo quedarme en silencio mirando fijamente a la puerta donde está la persona que casi me arranca la vida.

- De acuerdo, vayamos a la sala porque seguramente estarán algo molestos por nuestra falta de seriedad respecto a la puntualidad - dijo el señor Rodríguez. 

Yo asiento sin rechistar . Vamos allá...


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Vale, por el día de hoy se acabó el juicio. Nos volveremos a reunir la próxima semana para ver el decreto del juez. Stephen no me ha dirigido la palabra y mucho menos me ha mirado, tuvo la cabeza baja durante todo el juicio. Los detectives dieron su punto de vista en la tarima respecto a la información que les di, contando testimonio de la psiquiatra sobre sus actitudes, las pastillas que tomaba y las veces que le hizo moretones en las manos, enseñando fotos las cuales ella dice que les mandó a sus amigas contando sobre Stephen, enseñando conversaciones y las grabaciones de su oficina. Yo pude enseñar fotos del desastre que hizo en mi casa, las grietas del collar familiar, el contrato de adopción de Oli (la perrita) y lo que más me dolió, enseñar el fallecido cuerpo de Hércules, fotos de sus heridas junto el punto de vista de un veterinario, el veterinario explicó con cada imagen cada herida que tenía mi bebé. Sé que dirán que estoy exagerando con la muerte de Hércules, pero él significaba tanto para mi a pesar del corto tiempo que llevamos juntos, le llegué a querer, amar y valorar, le amé como si fuera mi propio hijo. Mi fuerte bebé...


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⏰ Last updated: Jun 10, 2022 ⏰

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