Soma

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Sangre, muerte, destrucción.

Una pila de cuerpos inmóviles todos pertenecientes a la familia Soma mientras que en el fondo se podía ver su amado hogar en llamas, mientras que Bell estaba parado en la cima de todo este pandemonio riendo a todo pulmón con sus alas extendidas y Liliruca abrazada a una de sus piernas.

Estas eran las cosas que esperaba el joven medio demonio cuando decidieron prácticamente invadir la Casa de la Soma Family para romper el contrato de la joven Apoyo.

-Lili...

-¿Si, Bell-sama?

-¿Siempre está tan vacío?

Pero la verdad es que no pasó nada de eso encontrándose con el hogar de la familia totalmente vacío, ni siquiera un simple portero o guardia estaba en la entrada, dando al joven una mezcla de decepción y algo de alivio. El primero por no tener que pelear y el segundo por justamente no tener que pelear y que puedan resolver esto "pacíficamente".

-Lily sabe que todos los miembros están en el calabozo o haciendo algo para ganar dinero, es por eso que este era el mejor momento para hablar con Soma-sama.- Comentó la Pallum.- Además de eso nadie esperaría ver a Lili nuevamente después de lo del otro día.

El joven demonio solo pudo asentir ante este hecho ya que la joven castaña le había explicado más a detalle la naturaleza interna de la familia, así como los que la habían atacado, llegando a entender la diversidad de familias que habitan en Orario.

De alguna manera Bell se había acostumbrado demasiado a esa aura hogareña y familiar que rodea a su diosa, por lo cual imaginar algo diferente le resultaría imposible.

Eso hacía que esta mansión resultará sumamente... fría.

Una parte de su mente vagaba hacia la morbosa posibilidad de como hubiera sido si otro Dios lo hiciese aceptado en su familia en lugar de la de Hestia, si hubiera adquirido los mismos poderes o peor aún si se hubiera dejado llevar por ellos arrojándose en un remolino de sangre y depravación.

-Bell-sama.

El joven reaccionó cuando la joven lo tomó de la mano y la estaba apretando fuertemente ya que cuando lo notó ya estaban frente a la puerta que llevaba al estudio privado del dios Soma, el lugar donde el se había encerrado y donde preparaba su vino.

Pensar que solo un vino, algo tan banal, un objeto como ese pudiese ser el causante de todos estos problemas. No pudo evitar recordar a las viejas historias de héroes en busca de objetos parecidos para romper una maldición.

-Tranquila.- Fue lo único que pudo decirle el joven antes de que abrieran la puerta para entrar a la sala.

Era una habitación bastante grande con un montón de repisas con múltiples ingredientes y varias botellas con diferentes etiquetas, el resto de la sala era simplemente olvidable ya que los detalles carecían un poco debido al ser que estaba justo en medio que sostenía una botella de algún tipo de ingrediente mientras la vertía en otra.

Un joven de unos 20 años con el pelo largo, graso y sucio que cubría sus ojos y rostro, vestido con una simple túnica de color marrón; un aspecto sucio en general.

-Soma-sama.

Bell pudo sentir como la mano de la joven genero una presión contra la suya, en especial cuando el así llamado dios giró su cabeza en la dirección de ambos jóvenes con una mirada muerta y desprovista de brillo.

-Oh, es bueno verte, Arde.

Prácticamente de las sombras de una esquina de la habitación surgió un hombre mayor que ambos aventureros, con lentes y de cara delgada con el pelo peinado a los lados, este no era otro que Zanis Lustra.

¿Esta mal trabajar para una diosa si soy un Demonio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora