Capítulo 3: Observo el desastre que causé

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Escrito por: Runningbarefoot

Traducido por: peoniesforLan
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Las memorias de Wei WuXian de cuando estaba en las calles de Yiling eran muy confusas. Lo único que recordaba era el terror y el dolor que sintió tras pelear con perros callejeros por la comida sobrante. Wei WuXian se preguntaba si había omitido esos recuerdos a propósito, como un acto de autopreservación [1]. Incluso, cuando Wei WuXian intentó recordar años después, no pudo hacerlo. Era como si su mente le estuviera diciendo "basta", negándose a cooperar con Wei WuXian en eso. Actualmente, la mente de Wei WuXian se sentía igual de confusa.

Lan WangJi resultó lastimado por su culpa. Wei WuXian nunca lo había herido así, ni siquiera cuando peleaban y discutían en la Campaña para Derribar al Sol. En ese entonces, sus peleas eran verbales, y se pasaba interrumpiendo a Lan WangJi cada vez que este trataba de decirle lo peligroso que era la cultivación demoniaca. Él había sido muy cruel con él, e incluso llegó a burlarse de la rectitud de Lan WangJi. Sin embargo, nunca lo había lastimado físicamente, y nunca lo había lastimado sin querer. Hasta cuando estudiaban en los Recesos de las Nubes y tenían sus peleas siendo jovencitos despreocupados, nunca había infligido un daño físico en él. No obstante, ahora... no tan solo lo había lastimado, sino que también estaba seguro de que lo había matado. Wei WuXian continuó riéndose sin cesar, tratando de dejar de pensar en eso. ¡Qué idea tan ridícula! Wei WuXian tuvo la consciencia suficiente como para dejar que Jiang Cheng entrara a la barrera protectora, mas seguía riéndose cual desquiciado.

Wei WuXian estaba considerando que realmente estaba volviéndose loco y demente. Él había llegado aquí sintiendo furia y odio, con el propósito de obtener venganza. Esta gente "virtuosa" había lastimado a Wen Qing y a Wen Ning hasta convertirlos en cenizas. Por lo tanto, Wei WuXian quería que ellos también ardieran en llamas. Él ya había hecho tantas cosas indispensables tras dejar a su shijie viuda y a Jin Ling huérfano. No había nada ni nadie que pudiera salvarlo, por lo que iba a hacer su último acto de venganza. Wei WuXian los lastimaría, les iba a demostrar lo fuerte que era, y los mataría uno por uno para recordarles que nunca debían acercarse a él. Al menos debía hacer eso, debía vengar a Wen Ning y a Wen Qing, quienes fueron tan buenas personas, a diferencia de estos idiotas cobardes que se autoproclamaban "virtuosos", cuando realmente eran unas serpientes. ¿Tenían miedo de que Wei WuXian se apoderara de todo? ¿Querían que él entregara su Amuleto del Tigre Estigio? ¿Querían llamarlo "monstruo" a pesar de que fue él quien los salvó de las garras de Wen RuoHan? Estos imbéciles ni siquiera hubieran ganado la maldita guerra de no ser por él. Sin embargo, ahora él era el monstruo, el paria, el despreciado, y el que debía ser exiliado. Wei WuXian hubiera aceptado todo eso si lo hubieran dejado en paz. Pero no, en cambio, le tendieron una trampa, asesinó a Jin ZiXuan sin querer, y terminó lastimando a su shijie. Todo fue su culpa.

¿Querían un monstruo? Pues bien, Wei WuXian les mostrará lo monstruoso que podía ser. Ya que decían que él era temible, entonces les mostrará lo temible que podía ser. Wei WuXian les mostrará todo, y después de eso, regresaría a los Túmulos Funerarios para pasar el resto de sus días ahí. No obstante, desde que Jiang YanLi le dijo que fue Lan WangJi el que la había empujado de ahí para salvarla, todo su odio se transformó en hilaridad. Todo su cuerpo se debilitó, sintiéndose igual de débil que cuando se despertó tiempo después de que Wen Qing lo inmovilizara con las agujas. Jiang Cheng y shijie les hablaba, pero no podía escucharlos. Podía sentir que su propia boca se movía, mas no podía entender lo que decía. ¿Pasó algo con su audición? Pues bien, se lo merecía. Que eso sea una pequeña retribución por todos los crímenes que había cometido. Actualmente, no paraba de reírse. Todo esto era una locura. Wei WuXian podía reconocer que estaba en el suelo, sentía que alguien lo estaba agarrando por el hombro, e incluso pudo reconocer la energía espiritual de su propio núcleo dorado. Jiang Cheng. ¿Por qué seguía aquí?

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