Merodeadora licántropa

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Un mes. Un maldito mes ordenando la biblioteca, limpiando la sala de trofeos, clasificando los asquerosos ingredientes del armario de pociones... ¡Y todo sin magia! Solo por saltarme unas clases. A McGonagall no le hizo ninguna gracia mi "numerito" y, para colmo, decidió que Snape me pondría los castigos debido a que pociones fue una de las dos clases que me salté —1 hora de Adivinación y 2 horas de Pociones—.

Entre los castigos y los entrenamientos, no tenía tiempo ni para hacer los deberes, y ni hablemos de respirar. Fue el peor mes de mi vida, pero pronto se acabó. Los siguientes meses se pasaron volando entre libros, magia y bombas de pintura, y antes de darme cuenta estábamos en mayo.

Hoy sería el juicio final de Buckbeak, matarían al hipogrifo al atardecer. Por la tarde bajamos a casa de Hagrid para darle apoyo, si así se le podía llamar. Por el camino nos encontramos con el verdugo. Un escalofrío me recorrió la espalda al ver como afilaba la guadaña. Al lado de la casa de Hagrid tuvimos un desagradable encuentro; Malfoy y sus compinches estaban riendo por algo que había dicho el oxigenado. Noté como la rabia se acumulaba en mi interior.

—Mi padre me dará la cabeza, la donaré para la sala común de Gryffindor— dijo y los gorilas se rieron—. Ey, mirar quién viene.

—¡Malfoy, te voy a...!— gruñí abalanzándome sobre él antes de que los chicos me pudieran agarrar, pero Hermione se me adelantó.

—¡Tú! ¡Asquerosa, sucia y falsa cucaracha!— gritó sacando la varita y acercándose a Malfoy.

Aprovechando que todos se habían detenido —y ya que al slytherin le gustan tanto las serpientes— me transformé en serpiente y me enrollé alrededor de sus brazos y su cuello. Hice fuerza en su cuello y cabeza, haciendo que levantase la cabeza y mirase a Hermione. Sus amigos se apartaron asustados.

—¡Chicas, no!— dijo Ron, no muy convencido—. No merece la pena.

Hermione pareció pensárselo, y finalmente bajó la varita. Yo aflojé el agarre, pero no le solté. Malfoy rio más tranquilo, sin darse cuenta de que yo todavía seguía ahí. Invadidas por la rabia, Hermione le aventó un puñetazo y yo le clavé los colmillos en el hombro. Me destransformé al tiempo que los slytherin salían corriendo, y los chicos nos miraron impresionados.

—Qué bien sienta esto...— dijo Hermione.

—¿Bien? Pff, ¡fantástico!— aplaudió Ron sonriendo—. De Lena me esperaba algo así, pero ¿de ti, Hermione? ¡Ha sido increíble!

Al llegar a la cabaña vimos a Buckbeak descansando alicaído en los huertos de calabazas.

—Oh, mirarlo— dijo Hagrid con pena en su voz—. Le encanta el olor de la brisa que atraviesa los árboles.

—¿Por qué no lo liberamos simplemente?

—Sabrían que he sido yo y Dumbledore tendría problemas... Dumbledore va a venir, quiere estar conmigo cuando todo... ocurra.

—¡Nosotros también nos quedaremos!

—¡No haréis tal cosa! No vais a presenciar esa atrocidad... Ah, Ron— dijo de pronto, se acercó a un tarro y sacó algo que se retorcía—, toma. Deberías cuidar mejor a tus mascotas.

—¡Scabbers, estás viva!— exclamó agarrándola.

—Creo que alguien debe una disculpa— soltó Hermione.

—Sí... cuando vea a Crookshanks me disculparé con él— se burló Ron.

—¡Decía a mí!

De repente, una piedra entró por la ventana y rompió un jarrón. Hermione la agarró y la puso en su palma para verla. Seguidamente, otra piedra le dio a Harry en la cabeza.

Jokers [Fred Weasley]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن