Capítulo 11: Lo sé todo

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¿Podría estar tranquilo realmente? Por un momento llegué a pensar que Aurora terminó por contarle a la monita sobre nuestra plática de la otra noche; pero a juzgar por la respuesta de Sade, podía confiar en que no fue así. Por otra parte, la inesperada llegada de Ash no me dejaba para nada tranquilo. Él sabía cosas y estaba seguro de que no tardaría en decírselas a su mejor amiga.

El resto de la clase me costó demasiado mantener la cabeza centrada en clase; aun más al notar que Sade no apareció en el resto de la tarde.

Al término de la última clase, tomé mis cosas y salí del campus. Me dirigía a mi casillero, cuando de repente vi cómo la monita se acercaba a mí. Bastó ver la expresión en su rostro para saber que no estaba para nada contenta conmigo. ¿Sería posible que su amigo le contase algo que no le agradó de mí? ¡Vaya estúpida pregunta! Claro que lo había hecho. No se amarraría la lengua para ponerla en contra de mí, entonces todo mi trabajo y dedicación se vendría abajo. Todo lo que hice para conseguir que confiara en mí se iría a la mierda.

—¡Eres un cretino!

Sin darme oportunidad de defenderme, Sade me lanzó una bofetada. Fue tan fuerte el golpe que su mano quedó marcada en mi rostro, podía sentir el calor sobre mi piel.

—¡Lo sé todo, Tom!

¿Qué era todo? ¿Sabría lo que pasó con la ex de Ash o se refería a la puesta? ¿Qué tanta información manejaba al respecto? En ese momento ni siquiera pude darle una respuesta, fue como si mi mente se nublara por completo y las palabras no salieran de mi boca.

"Sade, yo..."

—¿Sade? ¿De qué demonios hablas, hombre?

De repente la molesta voz de Georg me sacó del sueño en que estaba. Al despertar me di cuenta de que seguía en el aula. Para suerte mía no había nadie más, el único era mi mejor amigo quien no dejaba de mofarse por haberme atrapado con aquel sueño.

—¿Ahora tienes pesadillas con esa mujer? —preguntó, sin dejar de lado ese tono de burla—. ¡Vaya que te tiene idiota!

—Creí que Sade ya estaba enterada de la apuesta.

Aquella sensación fue tan real, que por poco llegué a creer que había arruinado todo con la monita. No debería importarme, pero no podía dejar de preocuparme que ella supiera toda la verdad. Por suerte, hasta ahora, Sade seguía sin estar al tanto de mis planes. Eran tan ingenua que con total facilidad podía manipularla.

—¿Por qué te tocas los labios?

—¿Ah?

—¿Por qué te tocas los labios?

Ni siquiera lo había notado.

—Nada, tenía un poco de baba —me excusé, y por suerte Georg no hizo más preguntas.

La llegada de un mensaje interrumpió nuestra charla. No pude visualizar el conteniendo con la pantalla bloqueada, así que ingresé el código y de inmediato abrí el mensaje.

Whatsapp: Lo sé todo, Tom.

Cuatro palabras que podían decir mucho. Sabía que esto se iba a venir, solo no creí que sucediera tan rápido. No tuve oportunidad siquiera de replicar, pues en ese momento entró una llamada por parte de la monita. Necesitaba algo de privacidad, así que dejé a Georg y me dirigí hacia el pasillo a contestar, para mi suerte nadie estaba ahí a esa hora. 

Diario de un Seductor ApasionadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora