Capítulo 17: Maldito Narcisista

2.2K 87 10
                                    

"¡Maldito Narcisista!", gritó en su interior, sin poder creer cómo sus labios podían encajar como dos piezas de un mismo rompecabezas. Podía engañarse así misma, pero no era capaz de mentirle a sus propias emociones. Aunque le costaba aceptarlo, no había duda, estaba enamorada del egocéntrico, engreído e idiota Tom Kaulitz.

Aunque la razón le pidiera detenerse, su corazón le rogaba que se entregara aún más a esos brazos que la sostenían con tanta firmeza. Agradecía que fuese así, porque de otra manera con la poca estabilidad y torpeza se habría dejado caer al suelo. Por más cliché que sonara, incluso para sí misma, fue como si el tiempo y espacio se detuvieran para ambos. Todo a su alrededor dejó de interesar mientras sus bocas se acariciaban suavemente. Cuando sus lenguas se sumaron aquella guerra que estaba en sus bocas, experimento una sensación que jamás antes había tenido; era una mezcla entre ansiedad por comerle la boca entre mordidas y tomarse la delicadeza de disfrutar de esos labios que le robaban el aliento.

Si dependiera de ellos no se habrían separado en lo siguientes minutos, pero se vieron obligados hacerlo para recuperar su respiración normal. Sade ni siquiera fue capaz de levantar la mirada y ver directamente a esos ojos marrones. Tenía las mejillas tan enrojecidas que podía sentir cómo ardían de manera interna. Tom no estaba ajeno a esas emociones, ni siquiera podía entender lo que acababa de acontecer tan solo unos segundos antes.

—¿Temas tuyos? —cuestionó el castaño, repasando sus dedos sobre sus propios labios—... ¿Esto es en lo que has estado pensando?

... JAMÁS, no estaba preparada para confesarle a Tom que llevaba unos días contemplando los pro y contras de una relación con él; así como tampoco que todo en lo que podía pensar la mayor parte del tiempo era él, su risa, la manera en que la veía y lo que provocaba en ella cuando mostraba interés.

—¿Seguiremos negando lo que sentimos?

—Hablar de sentimientos es un tema delicado.

—¿Delicado? ¿Quieres que te hable de mis sentimientos?

¿Estaba lista para oírlos? ¿Mantendría la cabeza fría cuando él expusiera sus intenciones o lo que sentía por ella? ¿Se atrevería a creer cada una de sus palabras? Demasiado preguntas la detenían en ese momento, pero era cierto que una parte de ella quería darle esa oportunidad. Se había expuesto tanto que en ese punto solo quedaba seguir adelante y caminar a través de ese campo minado.

—Sí, quiero oír lo que tienes para decir al respecto.

¿Y él? ¿Lanzaría solo un bonito discurso o hablaría realmente de esas emociones que rodeaban su mente desde hace días? ¿Qué era lo que realmente sentía hacia "la monita"? Estaba tan cerca de obtener lo que quería, pero a la vez tan lejos de exhibirse así mismo.

—¿Podemos hablar en un lugar más tranquilo? Quizá en el jardín o fuera —sugirió el mayor, pero Sade se sentía mucho más segura rodeada de personas que a solas con él.

—Aquí estamos bien. Si no puedes exponerte más delante de los demás, es porque lo que vayas a decir de ahora en adelante no es verdad.

—Es verdad, es verdad que me gustas. En este punto me he dado cuenta de que no puedo controlarlo más. Nunca me acerqué a ti con la intención de ser algo más que un amigo, pero las cosas simplemente se dieron de esta manera. Considero que ese beso nos ha demostrado a ambos que ninguno pretende estar alejado del otro, ¿o me equivoco? —ella negó con la cabeza—. Entonces solo queda en ti dar la respuesta final.

Diario de un Seductor ApasionadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora