Buscando a Aioria de Leo

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Capitulo dedicado a anefrappe y Hieihero

Aioros acomoda al pequeño Aioria de dos años en su cama, se asegura qué haya suficientes almohadas alrededor para qué no se caiga y luego cuando siente qué ha sido suficiente le da un beso en la frente y lo deja descansar mientras se dispone a ir hablar con Saga.

— Lamento haberte hecho esperar — le dice Aioros a su amigo.

Saga le sonríe ligeramente y se levanta de la silla. Se encontraban en la cocina y la razón por la qué habían quedado en ese lugar era por qué Aioros quería llevarlos de paseo a todo los futuros Santos dorados.

— ¿Crees el patriarca acepté? — hablaban de cuidar a dos infantes y tres niños, una tarea de la qué se encargaban casi a diario, pero estaban hablando de un lugar más amplio y con gente desconocida.

— Ya hemos llevado a Deathmask, Afrodita y Shura a la playa, estoy seguro qué aceptará — dice muy confiado. Saga no quería ser negativo con el asunto, no le molestaba el hecho de llevar a los menores, los niños sabían comportarse, pero el pequeño Aioria era una caso distinto.

— Es algo travieso desde qué aprendió a caminar, pero no le quitaré la vista de encima.

—Aioros las galletas se queman —informo.

Aioros rápidamente se acerca al pequeño horno para ver las galletas qué estaba cocinando.

—Bueno, salieron un poco quemadas, pero esto no demuestra que no pueda cuidar a Aioria.

— Claro qué no —y Aioros ni siquiera se percató de su sarcasmo.

Mientras tanto el pequeño Aioria qué había despertado luego de su corta siesta al no ver a su hermano mayor se bajaba de la cama para buscarlo.

— ¿Recuerdas cuándo rompió las tasas de Shura?  — le pregunta Saga ayudándolo en la tarea de cocinar, esté reciente pasatiempo de Aioros había sido adquirido por el deseo de alimentar a su hermanito.

— Fue sólo un pequeño descuido y se lo compense. Desde esa vez no le quitó el ojo de encima, te aseguro qué no romperá nada más.

Mientras Aioros decía aquello un modelo en miniatura del Santuario caia de una silla, Aioria sin querer la había botado al intentar apoyarse para levantarse, el pequeño León frunce el ceño al no lograr su cometido y sentado en el suelo opta por gatear, era mucho más cómodo qué tambalearse todo el tiempo.

— ¿Qué me dices de la vez en qué casi entra al jardín de Afrodita? — le vuelve a cuestionar.

Aioria para ese momento se encontraba recorriendo los pasillos del templo buscando a su hermano, ve qué no muy lejos  una luz se trataba de la salida al templo y el curioso se dirige a la salida.

— Bueno es qué quería aprender el movimiento qué hiciste — se excusó algo tímido, a veces era algo distraído. — te aseguro qué desde esa vez sí qué no me a escapado, además Deathmask logró atraparlo.

— Es una suerte qué el patriarca no se haya enterado — suspira, Aioros era un compañero muy disciplinado, fuerte y leal, le tenía un enorme respeto, pero a veces era algo descuidado y distraído — bien, te apoyaré, pero seré yo quién administre el dinero.

— Por supuesto, iba a decirle eso a su santidad. Tu eres alguien muy responsable y siempre me ayudas en las compras — saga posó su mano en su nuca sin darse cuenta, aún después de todos esos años le seguía avergonzado cuándo Aioros lo halagaba.

— y ti se te da bien relacionarte con las personas qué nos atienden — siente la necesidad de devolverle el halago, su amigo tenía una talento único para darse a querer a diferencia de él qué aunque se ganaba miradas amables cuándo hablaba con las personas podía percibir una línea qué los separaba, la gente lo veían cómo alguien superior todo lo contrario a Aioros qué parecía ser uno más entre ellos.

Cuidando a Aioria de LeoOù les histoires vivent. Découvrez maintenant