Sean

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Luego de ese golpe él dejó escapar un juramento. Zhan siguió pateando y él se giró de lado para evitar sus pies mientras le pasaba el otro brazo por debajo de las costillas.

—¿Es que te…crees mula? ¡Deja de dar patadas, por dios!

—¡Entonces suéltame de una vez!

—¡Te soltaré cuando sepa qué está pasando aquí! ¿Dónde hay una luz?

—Ahí delante… la puerta… la de la izquierda —gruñó Zhan como pudo.

Aquel brazo le estaba aplastando el diafragma. El desconocido avanzó arrastrándolo como pudo, abrió la puerta de la pieza que ocupaba de habitación y accionó el interruptor. Una brillante luz lo inundó todo y él cerró los ojos.
Oyó el nervioso roce de las patas de Fairy en el suelo de cemento. Su pequeña perra se acercaba a saludar y estaba correteando entre la maraña de piernas.

"Vaya perra guardián. Primero ni lo oye llegar, y ahora lo saluda como a un amigo de toda la vida"

—Abajo. Siéntate —el extraño hablaba con tanta autoridad que hasta Zhan sintió el impulso de sentarse.

No hay que decir que la perra traidora le obedeció en el acto.

El desconocido aflojó su brazo y tomándolo por los hombros lo hizo volverse. Su nariz prácticamente tocaba la de aquel hombre. Zhan bajó rápidamente la mirada y se encontró con los dos botones superiores desabrochados de la camisa del desconocido por donde asomaba algo de piel. Tragó saliva con dificultad y alzó una mano para empujar el sólido muro de su pecho.

No cedió.

Levantó la vista, pero estaba demasiado cerca, de pronto vió una cicatriz vagamente familiar.

"Oh, no. No puede ser…"

Retrocedió y unos labios delgados entraron en su campo de visión. Entonces cerró los ojos.

"Oh, sí. Está claro que sí."

—Así que le he soltado una patada en la canilla al mismísimo Wang Yibo —dijo tras un largo gruñido.

"Y además lo he manoseado por todas partes", pensó, y volvió a sentir aquel hormigueo en las palmas de las manos.

Abrió los ojos y vio que él lo miraba fijamente. Sus ojos no eran claros, como el de los otros Wang que conocía, sino del negro de una oscura noche de verano, maravillosamente perfectos.

Finalmente recordó volver a respirar y cerró la boca, que debía llevar un rato abierta.

—¿Me conoces? —él parecía sorprendido. Pero había algo más en sus ojos.

¿Interés? ¿O simple curiosidad?

Zhan sacudió la cabeza, no sabía muy bien si en respuesta a la pregunta o para aclarar los sentidos.

—No, pero te he reconocido. Por las fotos. Tu padre me enseñó fotos.

—¿Me has reconocido al instante por un par de fotos?

Más que un par Zhan sintió que se ruborizaba al recordar cuántas veces las había mirado. Dios, si había llegado a congelar una espectacular imagen suya en un vídeo de la boda de su hermana. Lo extraño era que no hubiera reconocido a "Yibo el magnífico" en plena oscuridad.

—Supongo que no eres un ladrón. ¿Trabajas aquí? —bajó la vista hacia Fairy, que seguía tumbada a sus pies, y sonrió—. Ya lo sé. Eres el de seguridad, y este es tu perra guardián.

El corazón de ZhanZhan dió un salto mortal en cámara lenta en respuesta a aquella voz perezosa y a su cálida sonrisa.

¿Por qué no era capaz de sonreírle como le sonreía a la perra traicionera? ¿Cómo podía ver desaparecer aquella ceja arqueada bajo el denso mechón de pelo y no apartarlo de la cara al instante?

UNCONDITIONAL TO YOUTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon