Wonderful

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En la mañana Yibo estaba en la cocina recordando la escena de la noche anterior y preguntándose todavía qué le había impedido aprovechar el momento en que había tenido a Xiao Zhan acorralado para tenderlo sobre el sofá, pegarse a su cuerpo y hacerle el amor salvajemente, cuando apareció en la puerta y se detuvo en seco.
Un leve rubor asomó a sus mejillas cuando sus ojos se encontraron, pero pareció recomponerse al instante y entró.
Como era habitual, iba vestido de la forma menos llamativa posible, y sin embargo había algo en su forma de moverse, en su forma de mirarlo, que resultaba arrebatadoramente sexy.

Se inclinó hacia el interior del refrigerador y eso bastó para que el cuerpo de Yibo se tensara de excitación.

–¿Quieres un café? –preguntó, con la esperanza de que por una vez lo sorprendiera con un sí.

–Sí, por favor.

Después de todo, aquel chico no había dejado de sorprenderlo desde que se había topado con él.

–¿Qué planes tienes para hoy? –preguntó Zhan mientras llevaba la leche y los cereales a la mesa.

–Supongo que habrá que empezar por la base de todo. Por el establo.

–¿De verdad quieres aprender cómo funciona esto? –preguntó él sorprendido.

–Sí, señor.

–Veremos cuánto dura el señorito de la ciudad agarrado a un rastrillo.

Wang sonrió.

Le gustaba aquella cálida expresión de broma de sus ojos.

"Demasiado"

Esperó a que Zhan acabará el pocillo de cereales que estaba devorando para volver a hablar.

–¿Puedo preguntarte algo personal?

Él hizo una pausa con la taza a mitad de camino entre la mesa y su boca, y lo miró con expresión recelosa.

–Eso depende.

–Me preguntaba por qué necesitabas tanto este trabajo cuando Yang te lo dió. Aunque no tienes por qué decírmelo, es simple curiosidad –dijo aparentando no darle importancia.

–Ya sabes lo que le pasó al gato –dijo él medio en broma.

Al menos de momento no había huido.

–¿Eres de por aquí?

–Mi familia tenía un pequeño campo como a una hora de aquí. Viví allí hasta los diecisiete años.

–¿Fue entonces cuando murió tu padre? –aventuró él.

Xiao dio un sorbo a su café.

–No, él murió dos años después.

–¿Y tu madre?

–Murió cuando yo era pequeño. Casi no me acuerdo de ella –dijo mientras dejaba la taza sobre la mesa–. En fin, resumiendo, mi padre nos crió a mi hermano y a mí, y no estuvo tan mal, porque a los dos nos encantaban los caballos, que eran la pasión de mi padre. Pero YuLiang murió en un accidente cuando yo tenía quince años, y desde entonces todo fue cuesta abajo. Aguante cuanto pude, pero cuando encontré un trabajo decente me fui.

–A veces es mejor irse –dijo Yibo pensativo.

–Bueno, a mi padre no se lo pareció –dijo Zhan mientras removía los restos del café observándolos fijamente–. Nunca me lo perdonó. Está claro que no era tan comprensivo como Yang.

–¿Qué pasó con el campo?

Él se encogió de hombros, pero el gesto no engañó a Wang.

–Se lo dejó a un tío mío.

UNCONDITIONAL TO YOUOù les histoires vivent. Découvrez maintenant