Capítulo 36: Sorpresa.

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 Capítulo 36: Sorpresa.

[Narra Edward]

Me resultaba divertido y tierno ver como mi humana preferida trataba de ponerme nervioso. No podría cansarme de ella.

Escuché llegar el coche de Carlisle, me incorporé y tomé a TN________ de la mano, bajamos por las escaleras encontrándonos de frente con Rosalie, la cual simplemente pasó de largo. En parte, podía entenderla, aunque no aprobaba su comportamiento.

—Carlisle...— dije mirándole directamente. TN_________ me apretaba la mano con fuerza mientras el sudor corría por su palma y dedos.

—Sam y los suyos tienen la casa rodeada, Jasper, Rosalie, Alice y yo estaremos con ellos. Los demás os quedareis aquí cerca de TN________. — puso su mano sobre el hombro de TN__________. — Te protegeremos.

Nos dividimos como Carlisle dijo, Esme y TN_______ se quedaron en el salón, mientras que los demás no colocamos en las zonas donde se podría acceder más fácilmente al interior. Desde mi posición no podía verla, pero sentía su miedo y preocupación en su mente. Esta noche debía acabar todo.

No pasó mucho tiempo hasta que se empezaron a escuchar los primeros gritos de dolor y los fuertes golpes contra los árboles. Poco después algunos ya se sentían contra la fachada de la casa.

—¡Edward!

Me giré hacia la derecha para descubrir que era Rosalie quien me llamaba a gritos. Estaba siendo atacada por Victoria justo frente a mí. Las manos de la pelirroja abrazaban con fuerza el cuello de mi hermana, que se encontraba de rodillas en el suelo, completamente vencida. No dude y salí al exterior para ayudarla. Agarré a la pelirroja por el cuello y ella soltó a Rosalie al momento. Carlisle apareció a mi lado y la agarró por un brazo.

—¡Protege a TN_________! — le pedí a gritos a Rosalie. Ella asintió y entró sin decir nada.

Antes de poder hacer nada, sentí un fuerte golpe en el costado, un par de neófitos habían venido a salvar a su líder. Ella aprovechó la distracción y se apartó para ver como luchábamos, nos observaba desde un árbol, riendo de forma burlona. Cuando Carlisle y yo nos deshicimos de ellos. Victoria saltó, cayendo de pie en el suelo, me miró retadoramente, con una sonrisa victoriosa por haber salido ilesa. Mi mente se nubló por la furia que sentía en ese momento y cuando la vi penetrar en la oscuridad de bosque salí tras ella sin pensar en nada.

Escuché su risa burlona mientras avanzaba rápidamente entre los árboles, la penumbra del entorno no me permitía verla, pero sabía que estaba ahí. Escuché las pisadas descalzas sobre las ramas del suelo, me agazapé entre unos arbustos esperando tener visión de ella en algún momento y así fue. Mi presa estaba de espaldas, mirando alrededor buscándome sigilosamente, pero yo era más silencioso y mucho más rápido. Tomé impulso y salté sobre sus hombros, agarrándole por la barbilla y la nuca, tiré hacia arriba, consiguiendo desprender su cabeza del resto del cuerpo.

La euforia de saber que por fin había acabado con ella no me dejó percatarme de lo más importante hasta segundos después. Ese no era el olor de Victoria, sí, era su ropa, pero el cuerpo sin vida frente a mí no desprendía su aroma. Cogí la cabeza que había quedado a mis pies y sentí como si todo el peso del universo cayera sobre mí, corroborando mi mayor miedo. La cabellera pelirroja era similar a la de Victoria, pero no, el ver su rostro sentí punzadas heladas por todo mi interior. Esta neófita no era ella, en algún momento de la persecución se habían intercambiado y no me había dado cuenta. Me había dejado engañar tan fácilmente. Debía volver lo más rápido posible a la casa.



[Narra TN_________ ]

—Edward ha ido tras Victoria. — informó Rosalie al entrar a la sala.

—Se están acercando demasiado a la casa y podrían entrar en cualquier momento. Arriba al menos podréis tratar de escapar si esto se descontrola. — Esme me tomó por los hombros y me empujó contra Emmett y Rosalie. — Llevadla arriba. — ordenó.

No recordaba cómo había llegado a la habitación de Edward, pero sí ver a un vampiro desconocido llegar a las escaleras tras nosotros y como Esme se abalanzaba sobre él.

Rosalie cerró la puerta al entrar y Emmett comenzó a inspeccionar la habitación.

—Si alguien entra... — comenzó a decir él mientras el ventanal estallaba en miles de cristales. Muchos de ellos cayeron al suelo, pero otros tantos impactaron contra nosotros, haciéndome pequeños arañazos en los brazos. Toqué mi mejilla y miré las yemas de mis dedos, tenía un corte. Todo estaba confuso y se movía a cámara rápida, después del estallido entraron unos cuantos neófitos. Emmett y Rosalie eran rápidos y buenos luchadores, pero el si ellos hacían caer a dos vampiros, entraban otros tres más.

Sentí unos golpes bruscos y sordos en la puerta seguidos de un aullido, me levanté torpemente y avancé para abrirla, estaba a punto de llegar cuando fue derribada y un lobo gigante apareció. Parecía que iban ganando, pero unas neófitas saltaron sobre la espalda de Emmett haciéndole precipitarse por la ventana rota. Otros tantos arrastraron al lobo con ellos fuera de la habitación. Me acurruqué al lado de la cama, no sabía que hacer o como ayudar. El miedo me tenía paralizada.

—Hola. — elevé la vista y me encontré con unos ojos rojos brillantes mirándome intensamente, su sonrisa dejaba ver la perfecta hilera de dientes blancos dibujando un arco de maldad.

Me tomó fuertemente del brazo, hincando sus dedos y haciéndome gemir del dolor. Me llevó a rastras hasta el hueco. Vi la mirada desesperada de Rosalie, que estiraba su mano hacia mí, pero le bloquearon el paso.

No tardó en colgarme de su hombro y saltar. Al aterrizar sentí un fuerte dolor en mi vientre, por el choque contra su hombro.

—Os dije que la espera merecería la pena. — dijo mi raptor a dos chicos que le esperaban escondidos en las sombras del bosque.

—Riley, yo quería luchar, no esconderme. — dijo un chico moreno.

"Así que se llama Riley.", no era capaz de procesar nada, excepto el nombre del hombre que me había secuestrador.

—Esto es mejor. Ya veréis lo contenta que estará Victoria cuando sepa que la tenemos. — contestó bajándome bruscamente al suelo.

Las lágrimas comenzaron a brotar sin medida y sin poder controlarlas. El frío del suelo y su humedad no significaban nada en comparación al miedo me mantenía paralizada.

—¿Qué vais a hacerme? — me atreví a preguntar mientras lloraba silenciosamente.

—Nosotros nada. Eres de Victoria. — limpió mis lágrimas con sus pulgares, para después llevárselos a la boca. — Pobrecita. Tú solo eres un daño colateral.

Esas fueron las últimas palabras que escuché antes de que me dejara inconsciente de un golpe.

Mientras Llueve *(Edward Cullen)* [TERMINADA]Where stories live. Discover now