37. ✻

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Aquellas palabras que había dicho Horacio resonaron en la cabeza de Gustabo por un par de segundos mas, no podía tomarlas en serio en estos momentos porque sabía que en cualquier momento eso se acabaría. Soltó un suspiro y desvió su mirada apretando ligeramente la mano contraria

—Si, claro. –respondió con cierta duda en sus palabras– siempre juntos... –susurró

—Gustabo, siempre que estemos juntos nada pasará. –sonrió deslumbrante– Ahora... Deberíamos dormir un poco, todo está siendo muy agotador...

—Que ya que ya. Te he escuchado –dijo evitando el tema.

—Duermete tú, yo no tengo sueño.

En ese momento volvió a escuchar otro nuevo susurro, así que se giró y miró hacia atras bastante preocupado, y al ver que efectivamente no había nadie apretó de nuevo la mano de Horacio

—Qué mal rollo das, joder... –susurró

—¿Que pasa Gustabo? ¿Te está molestando?  apretó también la mano del otro para que se sintiera que no estaba solo (aunque realmente, eso es lo menos que se sentía con el nuevo visitante)

—¿Qué? –dijo mirándolo– se está riendo el payaso, literalmente –se rió él ahora

—No se calla ni debajo del agua.

Horacio lo miró preocupado mientras acariciaba su pelo bastante revuelto.

—¿Puede escucharme ahora?

—Eso no tengo ni idea –miró hacia el suelo mientras soltaba su mano y juntaba las suyas propias bastante inquieto

—Tú, ehm, ¿lo escuchas? –preguntó a la nada

De repente volvió a escuchar unas risas nuevamente

—Te quieres callar y responderme, cojones. –dijo alterado mientras apretaba sus propias manos entre ellas

—¡Hey! Pogo, soy yo Horacio. –sonrió– Ahora no me mires mal, Gustabo, así es como hablo yo con él. –dijo avergonzado– Pogo, ¿me escuchas? ¿Quieres jugar conmigo un rato?

Gustabo desvió su mirada hacia él mientras arqueaba una ceja y lo miraba con cierto asco en su expresión

—Pero qué juegos os traéis entre manos voso- –se calló de repente y se quedó mirándolo sin decir absolutamente nada

La risa se había detenido y había comenzado a escuchar nuevos susurros. Se asustó de la claridad de estos verdaderamente, parecía como si de verdad le susurraran en el oido.

—Te... Te está saludando. Qué cojones –dijo en shock sin apartar la mirada fija en él hasta que por fin parpadeó varias veces y se frotó ambos ojos.

—¡Pogo! ¡Me oyes! –gritó– ¿Sabes que? Cuando te encerraron hablé con esos médicos para que no te hicieran nada. Así que probablemente te seguirán teniendo la puerta abierta. Pero tienes que controlarte más... ¿Vale? Te daré lo que quieras pero no puedes empujar a la gente –su tono era muy dulce. Sabía que Pogo, al menos para Horacio, era como un niño. Un niño MUY peligroso, pero si lo trataba con voz dulce podría calmarlo– Yo te ayudaré, somos los mejores amigos, a que si.

Gustabo estaba realmente flipando ya que era la primera vez que veía a los dos hablando él estando en medio. Se sentía perdido y algo mareado por tantas cosas, ya que Pogo no se callaba ni en sueños.

—¡Deja de gritar joder, sí, qué, está aquí y qué! –dijo ya molesto de tantos gritos de "Horacio" "Horacio"

—Espera aquí Pogo. –sonrió mientras se alejaba de ellos levantándose de la cama

Sacrificio de Mentiras [GtaRp] • Terminada •Où les histoires vivent. Découvrez maintenant