Miel -YuTae-

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- Dormitorio de NCT 127 -

Había comenzado siendo un lindo día.

Todos salían de manera ordenada de sus habitaciones hasta que por fin se encontraban reunidos en la mesa del pequeño comedor que había en el piso donde los habían enviado a vivir.
Era cómodo, práctico y para ellos estaba bien.

Doyoung y Donghyuck se habían ofrecido a preparar el almuerzo aquella mañana, pues a palabras de ellos mismos "No dejarían que alguno de esos babosos los intoxique cocinando con veneno de rata en vez de sal". Así que algunos como Taeil, Jungwoo y Jaehyun se encargaban de poner la mesa mientras que Johnny y Mark ordenaban un poco la sala de estar y Taeyony y Yuta se encargarían de lavar los trastes usados al terminar.

Una vez con la comida sobre la mesa y los chicos alrededor de ella, comenzaron a comer entre pláticas amenas y chistes tontos.

— ¿Puedes traerme la miel, Yukkuri?

Taeyong coloca un mohin en sus labios y sabe que con eso sus peticiones serán concedidas.

— ¿Miel?

O no.

— Sí, miel.

El coreano frunce su entrecejo, porque es verdaderamente extraño que su novio diga algo antes de acatar sus pedidos y hacer caso como si estos fueran órdenes.

Pero él lo está cuestionando.

— ¿A qué le vas a poner miel, Yong? No estamos comiendo algo dulce.

El japonés lo mira confusión y el resto de personas en la mesa presta atención s la respuesta del porqué Taeyong quería miel.

— ¿Y? Quiero ponerle miel a mis tostadas. — Responde el pelirosa a la defensiva, mirando con molestia al nipón.

— ¡Las tostadas son saladas! No puedes ponerle eso, es asqueroso.

— ¡No me digas qué hacer! Yo quiero comer tostadas con miel.

— No puedes hacer eso, no voy a besarte el día de hoy si te atreves a meter eso en tu boca.

— ¡Me meto tu pene a la boca y no pareces quejarte cuando vamos a follar!

— ¡Bien! Basta, alto. — Finalmente es Johnny quien se atreve a detener la infantil discusión, y los implicados se miran en silencio, estrechando sus ojos. — No sean asqueros-

— Chúpala. — Yuta murmura, sin apartar su mirada de los grandes ojos del contrario.

— Joder, claro que sí, ¿Ahora?

— ¡No! Mierda, estamos comiendo. — Johnny se queja, y las exclamaciones de los demás miembros no tardan en hacerse presentes.

Taeyong y Yuta se siguen mirando sin importarles el desastre que acaban de causar.

— ¡Eugh!

— Rip mis oídos.

— Yo era santo.

— ¿Quince minutos? — Pregunta el japonés al contrario, mostrando una sonrisa cómplice que los demás temen entender.

— Suficiente para mí.

Ambos se levantan a paso rápido de la mesa y se encierran en la habitación que suponen, es la de Taeyong.

— ¿Deberíamos irn-?

— Sí, vamos.

Los chicos no recogen los platos de la mesa, no hay tiempo cuando escuchan la cama chocar contra la pared y todos están seguros de haber compartido un estremecimiento, aunque no saben si es en compasión con su líder, o porque temen escuchar de más. De todas formas, se encuentran saliendo lo más rápido que pueden para darle espacio a la pareja.




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