Capítulo 23: Las revelaciones

56 6 4
                                    

Todos se miraban mutuamente; muchas de las estrellas de los dos bandos empezaban a murmurar entre ellas y no dejaban hablar a Taiitsukun. Ésta, enojada mandó a callar a todos en la sala y todos tuvieron que obedecer.

-Bien, ahora que hay silencio iremos a la sala donde podremos hablar con tranquilidad. -Ordenó la suprema de esas tierras. -Vamos, seguidme.

Todos la siguieron sin decir absolutamente nada. Al entrar a la sala que Taiitsukun les había indicado; habían dos mesas suficientes para abarcar a cada una de las sacerdotisas y a sus respectivas estrellas.

-Os he reunido aquí porque nuestro enemigo se está volviendo mucho más fuerte de lo que me había imaginado. -Taiitsukun se iba a su trono, mientras indicaba a sus invitados donde tenían que sentarse. -Se aprovecha de los corazones débiles, usando su odio para crecer.

-Taiitsukun... -Interrumpió la sacerdotisa de Suzaku. -Ahora que estamos reunidas -miró a la mesa donde se encontraba su amiga y contó siete personas -las 14 constelaciones, podremos invocar a nuestros respectivos Dioses, ¿no es así?

-Estefanía, ¡qué muchacha tan impaciente! -Negaba con la cabeza la suprema del Monte Taikyoku. -No sé qué haré contigo. -Suspiró y la miró. -No es nada fácil, como ya habéis comprobado todos. Son muchos y muy fuertes.

-Entonces, ¿por qué nos has llamado si aún no estamos listos? -Preguntó la sacerdotisa de Seiryu. 

-Pues muy simple, estáis aquí porque os toca cumplir vuestra siguiente misión antes de invocar a los Dioses. -Taiitsukun clavó la mirada Estefanía y luego en Sara. 

Mientras la suprema estaba pensando en como decirles a todos lo que tenían que hacer, Tamahome había posado su mirada en el hombre rubio, que al parecer era el líder de los guerreros de Seiryu. Nakago sintió la mirada de Tamahome sobre él, así que lo retó con la mirada y lanzó su sonrisa tan sarcástica y llena de misterio.

-¿Te pasa algo Tamahome? -Preguntó Hotohori.

-No me gusta ese hombre, el general. -Respondió de inmediato al emperador.

-A mí tampoco me gusta, siento una energía bastante densa que proviene de él. -Comentó Chichiri.

-Nakago, creo que tienes admiradores en el bando de Suzaku. -Se burló Tomo en su oído.

-¡Muy gracioso Tomo! -Dijo con desagrado el general. -No puede darme menos gusto que me admiren.

-No les gustas, eso es lo que pasa. -Comentó Miboshi. -Debes controlar esa energía.

Taiitsukun que estaba intentando contarles las cosas, se vio en la obligación de silenciarlos a todos mediante sus poderes, y solo podrían hablar si levantaban las manos.

-Como iba diciendo, hay más cosas que tendréis que hacer. Lo primero de todo es buscar a las estrellas de Genbu y Byakko. -Les reveló la anciana y vio levantar la mano a Nuriko.

-Taiitsukun, ¿cómo haremos eso? Se supone que las estrellas de Genbu y Byakko solo deben aparecer si su sacerdotisa está cerca.

En ese instante, Estefanía recordó las palabras de uno de sus atacantes sobre que con ella y la sacerdotisa de Seiryu, es decir, con Sara eran dos. Solo les faltaba conseguir a las otras dos. 'Entonces hay dos más, otras como nosotras' se dijo Estefy así misma.

-Efectivamente Nuriko, los guerreros solamente responden a las sacerdotisas de sus respectivas bestias sagradas. -Hizo un gesto para que todos prestaran atención. -Es hora de que conozcáis a las sacerdotisas de Genbu y Byakko. 

En un abrir y cerrar de ojos, todos los presentes presenciaron un destello de luz verde a la derecha de Taiitsukun y otro destello de luz blanca a su izquierda.  Después que las luces iban bajando su intensidad, los espectadores pudieron distinguir dos figuras femeninas que eran rodeadas por esas luces.

Fushigi Yuugi: Universo de los cuatro Dioses, la leyenda vivienteWhere stories live. Discover now