Capítulo 14: Amores no correspondidos.

46 4 0
                                    

Después de mucho repetir el día, la sacerdotisa de Suzaku vio por fin la luz para poder salvar a Mitsukake de aquella maldición. 

-¿Qué es lo que nos quieres decir, Estefy? -Dijo Hotohori dejando que ella se sentara a su lado, mientras Tasuki y Nuriko se sentaron delante de ellos.

-Bueno, esperemos que esto funcione porque me estoy quedando sin ideas. -Suspiro ella y miró a los 3 guerreros que la acompañaban. -Tasuki, apenas veas a Mitsukake, que es el hombre al que siempre te encuentras, en vez de traerlo a la ciudad, intentarás salir de aquí.

-¿Quieres que vuelva por el camino que vine? -Preguntó un poco confuso el muchacho pelirrojo. 

-Eso es. Nosotros haremos todo lo posible por rodear la ciudad buscándote. Es inútil que alguno vaya contigo, porque volveremos al mismo sitio. 

-Estaba bien, haré lo que esté en mi mano. Una vez fuera, os esperaré en el bosque con él.

-Me parece bien, Tasuki. -Comentó el emperador. -No obstante, no me parece bien que vayas solo.

-Creo que yo podría ir con él. -Se ofreció Nuriko. -Puedo ir con el pelirrojo en mi caballo. Tenemos que salir antes que vuelva amanecer... sino, nos separemos de nuevo.

-Tened cuidado chicos.. por favor. -Dijo finalmente Estefanía, que se preocupaba de corazón por ellos. -Nos vemos allí. ¡Todo va a salir bien!

-Claro que sí, quítame esa cara, anda.. -Nuriko intentaba sacar una sonrisa a Estefy. -Nos veremos pronto. -Estrechó en sus brazos a su pequeña amiga.

-¡Oh! Un abrazo... yo también quiero -Tasuki se les unió. Él sentía que su deber era proteger a sus nuevos compañeros de viaje.

-Tasuki, cuida bien de Nuriko. O mejor dicho, Nuriko, cuida bien de Tasuki. -Sonrió la sacerdotisa de Suzaku. 

-¡Ehhh! ¿Qué estás insinuando, eh? Tsss -Hizo un gesto de enfado y los tres se echaron a reír.

-Tened cuidado Tasuki, Nuriko. Pronto nos encontraremos. -Hotohori se levantó y miró a sus compañeros.. sobre todo a Nuriko. Fue a darle un abrazo a la mujer fuerte del grupo que la hizo sonrojarse y a Tasuki le dio una palmada de ánimo.

Una vez los chicos cogieron los caballos y se marcharon, Estefanía y Hotohori se quedaron mirándose en silencio, sin decir una palabra.

Amiboshi había salido de palacio porque necesitaba hacer unas cosas privadas, cosas que su hermano no sabía, pero era mejor así. No quería volver a discutir con él. Un guardia de palacio le aguardaba a la entrada, diciendo que el general quería verlo en sus aposentos. El mayor de los gemelos fue directamente a ver a Nakago. Sabía que algo tramaba, pero necesitaba estar seguro, para poder proteger a su hermano y a su sacerdotisa. Golpeó la puerta y Nakago le hizo pasar.

-¡Buenos días general! Me ha dicho un guardia que deseabais verme. -Comentó Amiboshi, un poco nervioso.

-Así es querido Amiboshi. Necesito que te encargues de un trabajo. -Dijo Nakago que estaba sentando en su sillón. -Me pareces idóneo para ello.

-¿Un trabajo? ¿Acaso nuestro trabajo no es proteger a nuestra sacerdotisa y ayudarle en su misión? -Respondió en forma de pregunta el muchacho.

-Sé que te preocupa el bienestar de Sara y por ese motivo tienes que ir de misión. 

-¿Y a dónde ? 

-A Konan. Tú serás enviado para sustituir a una da las estrellas que faltan mientras buscamos al último de nuestros guerreros.

Ninguno de los dos se había percatado que alguien había entrado.

-¿Pero qué estáis diciendo? ¿Creéis que ellos no se darían cuenta que soy un impostor?

Fushigi Yuugi: Universo de los cuatro Dioses, la leyenda vivienteWo Geschichten leben. Entdecke jetzt