Volvió.

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Al día siguiente vio a Magnus durante todos los recesos  y siempre se sonrojaba al acordarse de lo que pasó el día anterior, el deseo lo invadió en una ocasión, se sentía tan atraído por Magnus que sus pensamientos solo volaban.

Ese día Alec salió temprano y Magnus salió más tarde y fue directo a su casa.

Se dedicó a hacer sus tareas y esperar a que Maia llegara para la cena y además para ya no tener nada que hacer antes de dormir.

— Hola guapo.— saludo Maia.— ¿ Listo para que hoy cocines para mi?.

— ¿ Yo, para ti?— se sonrojó apenado, ella sonrió y asintió, así que se levantó y la siguió.— Bien , vamos.

— Esa es la actitud — Apremio de buen humor, Alec sintió el impulso de subir sus manos a los hombros de Maia y así lo hizo.

Llegaron a la cocina y Maia se subió a una silla para verlo cocinar.— ¿ Que me harás entonces?

— Lo que quieras— respondió Alec encogiendose de hombros.

– Vaya, déjame pensar.— tenía una sonrisa de lado mientras pensaba y por una extraña razón Alec no quitaba su mirada de ella, había algo en Maia que no podía describir.— ¿ Que te parecen un pollo al sarten?

Alec soltó aire junto con una risa.— ¿ No crees que es demasiado?

— ¿ Tu crees que eres incapaz?

Él solo la miró y ella le guiño un ojo, se dio la vuelta y procedió a hacerlo.

....

Aproximadamente una hora después estaban sentados unos en frente del otro preparados para saborear la comida de Alec.

— Bien, aquí vamos.— murmuró Maia, tomó un tenedor y comió un poco de su parte, mordió y lo miró — No está mal, solo...

— Esta horrible.— terminó Alec riéndose.

— No, no, de verdad no esta mal.— se apresuro a decir.— Mira, lo que pasa es que te faltó fue que le echaras más condimentos cuando lo pusiste a cocinar y cuando lo preparaste en el sarten debiste echarle un poco más de tomate.

— Anotado.— se río.

— Deberías intentar hacer otras cosas, como fideos o algo así.— le aconsejo ella.

— Por supuesto que si.— le sonrió.

.....

Al día siguiente no vio a Magnus en todo el día, pues su papá había enfermado y se quedó para atenderlo, no se había dado cuenta la falta que le hacia hasta ese día que tenían más de 24 horas sin verse.

Paso el resto de la tarde y parte de la noche con Maia que acepto acompañarlo, se habían hecho como amigos en poco tiempo y él se sentía muy cómodo con ella.

Una vez ella se fuera, Alec se sentó en su cama con el celular en la mano, y comenzó a hablar con Magnus por mensajes.

Después de algunos minutos sintió la necesidad de subir el tono de los mensajes, no supo de donde vino ese impulso, solo quería hacerlo.

Para Magnus

Creo que tengo algo extraño en mi pierna, me duele mucho.

Para Alec.

¿ Te has golpeado?.

Para Magnus

No, eso es lo extraño, aunque no se si es mi imaginación pero siento como una rochita.

MI Karma.Where stories live. Discover now