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Bright jugaba con la taza entre sus manos, pasando rápidamente la hoja en la revista, leyendo el nuevo artículo que habían escrito sobre la canción de Win.

Sólo había respuestas positivas sobre ello, alabando cuan grandioso talento tenía Win y la maravillosa y pegajosa canción que había logrado crear.

Sonrió al pensar en el chico, sintiendo sus mejillas calentarse un poco y-

Oh no.

Frunció el ceño rápidamente y dejó la taza en la mesita del comedor, mirando un punto fijo a la nada.

¿Cómo porqué demonios tenía que emocionarse por pensar en Win sonriéndole? Qué... Raro.

Sacudió la cabeza de un lado a otro, tratando de alejar de su cabeza aquellos pensamientos.

Era demasiado pronto, apenas habían pasado tres meses desde que lo había conocido y aún peor, desde que se divorció, ¿En que estaba pensando? No podía gustarle, no aún.

Suspiró, bajando la mirada a la foto de Win que la revista tenía.











Una del menor sonreía a la cámara con un lindo suéter color lila, su cabello castaño cayendo en dos suaves ondas en su frente y la hermosa sonrisa que enseñaba las perlas.

Era hermoso, etéreo, como si estuviera hecho a sus gustos, pequeño, suave, moreno y con unos labios grandes que juraría que-

— Estoy jodido, muy jodido.–























— No, cariño, Papá aún te ama pero no puedo volver ahora.– dijo, al celular, moviéndose con agilidad entre las personas para tomar los víveres de su apartamento.

Te extraño mucho, extraño cuando Papi y tú me iban a arropar a la cama, ahora lo hace Mew y Papi pero, no me gusta, no eres tú.–

No quería ser grosero pero estaba sonriendo casi con pena al imaginarse a su pequeño haciéndole caras feas al pálido ese.

— No seas malo, cariño, Mew hace su mejor esfuerzo seguro, no te preocupes que hablaré con tu padre para que puedas venir de vacaciones conmigo, ¿Qué te parece, Top?–

— ¡Sí! ¡¿Podré conocer a tu novio?!–

Bright casi deja caer en la cabeza de una niña la tapa de huevos que luchaba con mantener en sus manos— ¿No-novio? –

Ajám, Papi dijo que alguien le había hablado y Mew dijo que por como lo trató seguro era tu pareja.–

Definitivamente tendría una gran y tendida plática con Mew sobre meterse en los asuntos con Gulf, sí, era su novio ahora pero no quería que se metieran con Win, no ahora ni nunca.

— Win no es mi novio, es mi amigo, sólo eso.– dijo, aclarando su garganta— Lo que sea, deberías ir a dormir, ya es tarde, ¿No? Mañana tienes clases.–

— Sí, Papá, iré a dormir pero también duerme bien, ¿Sí? Te amo, papá.–

Bright tuvo que contener el aliento cuando escuchó a su bebé decirle lo último con tanto cariño en su voz, teniendo que tomar fuerza para quedarse callado, callar su voz aunque sea unos minutos.

— También te amo, mi vida.– susurró.

La llamada se cortó, entonces tuvo que apoyarse en un estante y pasar una mano por su rostro para tratar de calmar las lágrimas fieras que amenzaban con salir, tratando de contenerse pero aunque quiso, su rostro se vió tenuemente bañado por las cálidas gotitas en sus mejillas.

¿Estás bien? No quiero molestarlo pero parece que pasa un mal momento.–

Bright levantó la vista, alcanzando a divisar a un chico, de cabello castaño obscuro, unas gafas redondas, ruborizado, vestido en un conjunto de tonos anaranjados, suave y hermoso.

Le había entendido, claro, pero no sabía bien que decir.

Estoy bien, no se preocupe.– dijo, bajando la voz y tratando de limpiar su rostro, hasta que la suave mano del desconocido le tendió un pañuelo.

Lo aceptó con un asentimiento de cabeza— Me llamo Krist Perawat pero me puede decir Kit.–

— Oh, ¿Eres tailandés? Yo lo soy.– dijo, riendo.

El llamado Kit abrió los ojos y empezó a reir con fuerza, tapando su boca levemente— ¡Y yo esforzandome por hablar japonés decente!–

Para Bright fue imposible no querer soltar una risotada amable.

— Bueno, yo me llamo Bright Vachirawit, un gusto.– extendió la mano, rápidamente el castaño la tomó estrechandola.

Ambos sonrieron suavemente, tal vez sintiéndose un poco mejor ese día.



















— Así que, ¿Coqueteando eh?– preguntó, su espalda era lo único que alcanzaba a divisar.

Se sintió cohibido e incómodo, rascando su cuello levemente — No, yo lo describiría más como socializar.– añadió.

Escuchó a Win murmurar una respuesta, tal vez había sido una pequeña afirmación.

Sin embargo de lo que estaba seguro era que el ambiente estaba muy tenso después de mencionar a Krist en la charla del día, poniéndose al día.

— Saldré por un segundo.– anunció el moreno.

Ni siquiera le dejó hablar cuando salió rápidamente del pequeño cuarto, sin mirarle al rostro o dirigirle aunque sea una fugaz mirada.

Frunció el ceño, sus manos desesperadas pasando por su cabello negro, queriendo quitar de su mente la simple idea de estar intentandolo de nuevo.

No era tonto.

Sabía que el moreno seguramente sentía algo por él, lo notaba, no por nada había estado por años casado, sabía lo que era el amor y temía que Win, un chico tan puro y bueno lo estuviera experimentando con él.

Alguien mayor, sólo y abandonado.

No tenía nada para ofrecerlo, no ahora.

Tal vez en algún nuevo punto de su vida, donde sus metas sean claras, cuando pueda volver a sonreír sin esfuerzo, tal vez estaría listo para darle todo lo que Win merece, todo lo que quiere dar.

Tomó la hoja, sin detenerse a leer sus palabras escribió.

Mira, el amanecer llegará pronto
Pronto amanecerá
Un deseo que nadie ha concedido aún
La gente lo llama esperanza

Yoru ga akaeru ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora