Reglas e historia

235 47 2
                                    

Gustavo extendió la mano con rapidez, tomando la daga sin sufrir herida alguna y, con un solo paso, llegó ante una silueta ilusoria, justo en el umbral de la puerta de entrada, apuntando con la daga conseguida la yugular del individuo, mientras una igual apuntaba su mismo punto fatal.

--Por favor --Dijo Irtar de inmediato, colocándose de pie--, no es necesario está disputa. Yukio, baja tu arma --La dama estaba claramente impresionada por la velocidad demostrada del joven, sintiendo que podía hasta rivalizar con la suya y, eso claramente era un halago para el muchacho--. Yukio, tu arma. --Repitió, pero su mirada fue dirigida a la dama del escudo, quién le apuntaba con la punta de su espada, mientras Meriel protegía la espalda de su señor.

--Como usted ordene --Envainó de vuelta sus dos dagas con rapidez--, señor. --Bajó el rostro, mostrando una ligera infelicidad en su mirada, estaba deseosa de probar al joven, desde pequeña había sido competitiva y, sentía que el muchacho de aspecto tranquilo podía darle una buena batalla.

--No me malinterpreten --Animó a la dama a bajar su arma con unos suaves ademanes de manos--, no poseo ninguna hostilidad hacia a ti, seas del reino que seas, o hayas pertenecido a otro gremio. --Explicó.

--Envaina. --Ordenó el joven, apareciendo de vuelta al lado de su asiento, algo que imitó Yukio, quién apareció al lado de su señor. Xinia asintió, guardando de vuelta su arma, al igual que Meriel.

--Provengo de una familia aristócrata de alto rango --Señaló de vuelta los asientos, pidiéndoles sin palabras que volvieran a sentarse--, pero mis prioridad principal es el gremio y, estoy seguro que teniéndola a usted cómo integrante del mismo, será un beneficio.

Gustavo asintió, tomó asiento y, con rapidez colocó sobre la mesa la daga que anteriormente había atrapado.

--Sus palabras suenan honestas, sin embargo --Su ojo derecho se tornó negro azabache, congelando con su intención asesina el recinto--, si miente y desea ocupar alguna táctica en contra de mi compañera, no optaré por la paz ¿Entiende?

Irtar asintió, su rostro por primera vez había experimentado una emoción, una que, aunque era difícil de percibir, para los ojos expertos claramente se trataba de: temor. Yukio agarró por instinto las dagas de sus fundas, pero no las desfundó, pues su intuición le gritaba que hacerlo era mala idea.

--Lo comprendo. --Dijo, retomando su actitud calmada.

Gustavo se alejó de la mesa, recargándose sobre el respaldo de su silla y, suprimiendo de vuelta su sed de sangre.

--Coloque Xin --Dijo después de un momento de silencio--, así me llamaban mis padres. --Irtar asintió, escribiendo el nombre dado por la dama en su identificación.

--Son suyas. --Les entregó sus nuevas identificaciones.

--¿Cuatro estrellas? --Preguntó Xinia impresionada--, pensaba que el máximo eran tres.

--Su exámen fue algo particular y, la demostración de su fuerza tampoco fue menor, aunque --Miró a Gustavo--, si lo pienso bien, sus rangos no corresponden a sus poderes reales... Pero es la cantidad máxima de estrellas que puedo darles, si desean un mejor rango, cumplan con las peticiones del gremio. --Explicó.

--Por el momento es suficiente.

--Ahora que son integrantes oficiales del gremio de aventureros, déjenme explicarles un poco sobre las reglas y obligaciones --Gustavo y compañía asintieron--. En primera --Colocó sus brazos sobre la mesa--: cualquier petición que se acepte, debe cumplirse en un plazo de treinta lunas, exceptuando por los contratos que exijan más tiempo. Segundo: no está aprobado robar solicitudes ya aceptadas, si descubrimos que el grupo quiere cobrar por una petición que aceptó otro aventurero, su remuneración será menor a la acordada, entregándole un porcentaje al aventurero afectado. Tercero: queda completamente prohibido aceptar trabajos de los gremios oscuros. Cuarto...

El hijo de Dios Vol. IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora