•Capítulo 30•

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- ¿Ya estás cansada? - pregunto santuario con una sonrisa burlona.

- ¿Cansada? Cansada de saber de tu existencia. - escupió con odio.

- Que lastima que seguiré existiendo ¿No? - soltó una ligera carcajada y estampó el cuerpo de la bruja contra la barrera. - Un ser despreciable es lo único que eres. - Repitió el movimiento anterior. - Yo estoy cansado de ti. - La arrojó lejos haciendo que chocara repetidas veces en contra del suelo.

La otra escupió sangre y se levantó con dificultad pero aún tenía fuerzas para mantenerse de pie.

- Es ridículo que pienses que me podrás derrotar. Para eso falta mucho. - Apretó sus dientes y de sus manos una estela de luz casi negra, envolvió su cuerpo y sus heridas sanaron. - ¿Vez como te falta conocer a tu oponente? No eres rival para nadie. Estúpido vampiro.

Santuario quedó sorprendido para sus adentros pero no lo demostró con gestos faciales. Simplemente quedó viendo a la bruja. Se miró sus brazos y manos viendo que no podía sanarse así. No le hacían tanto daño, pero sus heridas no podían sanar en un instante.

- Aún así sigues siendo patética. - Pronunció con su voz llena de rencor.

- ¿Que tienes tú? La escencia de un vampiro no se controla con tan poco tiempo y tú más que nadie debería saberlo ya. Pero claro, que se puede esperar de un huérfano que se escondió en si mismo y la ayuda de magia negra para no enfrentar su verdadero origen.

El de piel purpurea apretó sus manos y dientes para luego relajarlos.

La bruja se abalanzó con todas sus fuerzas e intención. Pero, en esta ocasión, santuario se dejó golpear.

Su cuerpo chocó en contra de la barrera, no hizo ningún movimiento y su cuerpo se deslizó al suelo. De nuevo Cicuta se acercó para levantarlo con ayuda de magia y estamparlo contra el suelo en repetidas ocasiones tal como habían hecho con ella.

- Eres como un simple niño. Un niño tan indefenso e idiota como ese humano. Tan incrédulo, torpe.

Aquello había hecho enfadar a santuario, podía recibir todas las palabras que fuesen, pero desde que tiene a Drift a su lado, no permitiría que alguien tratase su nombre con tanta agresividad.

- No. No digas nada más. - amenazó aún sin defenderse.

- ¿Y que harás? Si ni siquiera puedes defenderte. - volvió a lanzar al vampiro pero esta vez unos pequeños rayos de magia atravesaron el cuerpo de santuario, no lo dañaron visiblemente, pero traspasaron su cuerpo haciendo que un dolor insoportable lo invadiera.

Cayó hacia adelante sosteniéndose sobre sus manos. Una gota de sudor resbaló por su frente y cayó humedeciendo el suelo.

- Ese es el núcleo de todo esto. - pronunció con desdén. - Se todo lo que hay detrás de tu odio hacia mi raza. Yo lo habría dejado en el pasado, sepultarlo y vivir mi vida pero gracias a ti viví con rencor cada día. Drift casi me hizo cambiar de opinión y abandonar mi venganza. - seguía en la misma posición sin moverse ni levantar su vista más que respirar profundo recuperando su aliento. - Casi lo logra pero te atreviste a dañarlo. Te atreviste a tocarlo ¡TE ATREVISTE A PONER EN RIESGO SU VIDA! - grito con notable furia y dió un golpe en el suelo con su mano empuñada.

Cicuta lo veía sería atenta a cada una de esas palabras. - Si terminaba contigo, también tenía que exterminar a tu mitad.

- No será necesario. - Su frialdad de siempre había vuelto.

Se levantó sin importar el daño que le había ocasionado. Estaba enojado, muy enojado.

Elmira seguía presenciando todo aquello al otro lado de la barrera. Su preocupación aumentaba con cada segundo.

Opuestos - Deriva x SantuarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora