¡Sálvame! ~Editando~

2. ¿Qué le pasa?

Embobadamente distraída estaba sentada en mi asiento. No pretendía levantarme de allí, no, sin el dichoso acontecimiento que alarmó mi calma. Le ví entrar por la puerta del salón, al mismo chico de personalidad pesada de la otra vez. Llevaba un suéter negro en su mano izquierda, un poloche rayado, un Jean negro rayado en las rodillas, unos que otros brazaletes en las muñecas; ¿Por qué carajos? No lo sé. Llevaba también un vaso en las manos, pero lo que  más me impresionó fue su acción; caminó entre las filas de estudiantes en las que me encontraba yo y por casualidad o  propósito, ¡Bautizó mi cabeza! ¡Derramó el contenido líquido sobre mí! Lo  más irónico, no fueron las risas en el salón, si no que ni siquiera se  disculpó. Más bien pareció una escena divertida para él.

¿De verdad esto le causaba gracia?

—¡Si atropellas  a alguien,  al menos muestra un poco de dignidad! —Exigí poniéndome de pie para secar los útiles escolares. Él que solo había tomado el momento como un "Fue un accidente" Retrocedió hacía atrás y habló:

—¿Para qué pedir perdón si no lo voy a reparar? —¿Qué? No podía ser cierto lo que escuché en ese instante. Apreté tanto el puño que pensé sangrar, pero me resistí al ver ojos apreciando el escenario.

—Sí, cierto con el perdón no arreglas nada. ¿No? —Seguí su corriente para contenerme e Ignoré al resto.

—Buena chica. Me agradas. —Comentó irónico y siguió su camino hasta  el último asiento. Yo repetí en la mente; "Buena perra, te odio“ y terminé de secarme con el abrigo que llevé.

Desde la distancia lo aprecié verme con diversión. ¿Así socializaba?

Al cabo de una hora el maestro llegó. Nos presentamos, dialogamos un rato y llegó receso. Mi parte tímida quería en  un rincón, pero mi parte destroza se fue con unas amigas que conocí en el aula.
Una de ellas se llamaba Maura, Lisa y la otra Castle. No eran tan divas, pero me agradó conocerlas.

—¡¿Entonces dices que nunca has dado un beso?! —Castle exageró riéndose. Yo negué nerviosa; Era cierto pero no quería ser la atrasada.

—No. —Se me  escapó. —Digo, sí lo he echo, pero... —Me puse más nerviosa de lo normal. En casos así odiaba mi parte tonta, y gracias a esto; ¡Me descubrieron!

—He, Brissa, Estas mintiendo, ¿cierto? —Maura atacó seguida de Lisa.

—Sí, ¿cierto? ¡Dilo con libertad, Zorra! —Castle, que ya dejaba salir su naturaleza, en tan poco tiempo. Me provocó temor repentino con su vocabulario, pero reí. Para no llorar.

—Lo admito. —Me rendí y tomé un trago de marteada. —No he besado a  nadie nunca, más que a mi  madre en la mejilla hace 10 años.

El sonido de un mal trago sonó. Maura se ahogó con su propia saliva.

—Espera déjame calmarme. —Rió Liza. —¿Lo dices en serio? ¿Qué edad tienes?

—Venga Liza, dejala ya. Todo tendrá un tiempo. —Castle, alentó. —Además yo la veo muy chica aún.

—Tampoco se pasen. —Reí, pero en el fondo sus palabras me encantaron. —Tendré mi tiempo de florecer. Aún quiero estar en mi capullito.

—Más bien; Ya tendrás tiempo de volar, aún quieres estar en tu nido, bajo las alas de mamá. —Maura que se desahogó ritmó un lindo poema.

—Qué lindo, Maura. Me encantó. —Con una sonrisa la apoyé. El resto de la Conversación fue agradable durante no mencionaron el incidente.

¡Oh Caperucita! ¿Por qué despertaste
al lobo cuando dormía?

—Brissa, no lo niegues ése chico está re bueno. —Castle fantasmeó. —Deberías darle tu primer beso. —Bromeó y ambas se rieron.

—¡Callense! Éso nunca va a suceder. —Me paré de la mesa presionando las manos. —¿Qué no vieron lo irónico y arrogante qué es?

—Bien, como tú digas. —Fingieron seriedad y luego explotaron de risa. Gracias doy a Dios que el timbre sonó.

Caminando por las escaleras no imaginé enconttarmelo allí; ¡Odié mirarlo sí quiera! Pero no parecía él...
Se veía tan extraño, que decidí ignorarlo. Minutos después lo ví entrar al aula energéticamente presumido. Ya sé; era bipolar.

La hora de almorzar llegó. Pero como no me agradaban las lentejas decidí preparar algo de mi gusto, en la cocina para estudiantes. Las chicas me esperaron en el comedor; así que yo corrí por mis "Papillas fritas con pasta de tómate"

—Aún las zorras tienen cuidado de cómo llevar la cola elevada, para no enredarse con espinas. —Escuché un refrán sin mucho sentido, ya que no entendí y tampoco quería preguntarle. Sin duda; Era él, por tercera vez en el día. Abrió el refigerador provocando que gotas de agua cayeran en la salten, lo que provocó una pequeña erupción. 

—¡Ah, demonios! —Maldije, apartandome de la estufa, al borde de quedar marcada con chispas de aceite caliente. —¡¿Vez lo que provocaste!?

—Oh, ¿De verdad yo lo hice? Porque ni siquiera lo noté. —Se subió a una de las mesetas para fregar. ¿Qué mierda hacía allí?

—Veo que te encanta complicar las cosas. ¿No es así? —Dí la espalda al salten para seguirlo regañando. ¡Cuántas ganas de lanzarle el aceite me dieron! —¡Pero creo que te estas equivocando de perso...

Interrumpió.

—Eres demasiado irritante para mi  gusto. —Giró la cabeza. Pareció ver algo que se estaba quemando, y así era.

—¿Para tu gusto? —Lo miré más molesta. —¿Crees que las mujeres son objetos que puedes elegir solo porque te gusten y ya está?

—¿De qué mierda estas hablando? —Se bajó de donde estaba y se acercó hacía mi rostro. —Eres patética, ¿lo sabías? —Me quedé incorporada. —Mejor ve por tus papas. Ah no, son carbones. —Dicho esto se marchó.

—¿Carbones? —Ni siquiera había entendido hasta que percibí el olor. —¡Noo! Mis papas. —Alguien rió a lo lejos.

|•Después de clase•••|

La noche estaba ya sobre la Cumbre del monte. Estrellas brillaban sobre la expansión del cielo oscuro; Hermoso se veía desde mi ventana. Pero tenía frío, me sentía sola. Mamá nunca tenía tiempo para mí. Todo su mundo estaba dentro de aquéllos papeles blancos que enlazaban una profesión. ¿Papá? Me abandonó cuando era un bebé. Éso no me afecta, pero a veces necesitaba escuchar la voz madura de un padre rudo. En fin, nada es eterno, ¿No? Aún las mismas estrellas se cansan de brillar. Se apagan, se extinguen y luego caen.

💫Brissa Collins 💫

Pdt: ¿Nueva actualización o nuevo capítulo?