Capítulo 24: El Cazador Solitario

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Rodwin Smith

Creí que estaba listo para enfrentarnos a nuestra enemiga, pero fue muchísimo peor de lo que pensé. Toda mi familia había aparecido, intenté defenderlos deteniendo a Dritt... Él en ese momento perdió totalmente la cabeza, había intentado matarme en el acto, hasta que se olvidó de mí y lanzó su ataque a mis familiares... Que resultaron ser ilusiones de Cinthia, un gran y poderoso ataque. Sin embargo, luego de aquello ella seguía viva y con una gran agonía por el ataque de Dritt.

Yo ya estaba preparado para mirar hacia un lado para que no me opusiera a la misión que teníamos, pero el príncipe Dritt me dio el cuchillo. No me lo ofreció, directamente me lo entregó... En un tono frío y firme me ordenó que continuara y luego de que intentó matarme no iba a oponerme a él... Me sentí muy débil, mi visión tembló y mi pulso también... Por más de que iba a ser cómplice, no quería ser el autor del asesinato... Escuchaba el llanto silencioso y los gritos de dolor de Cinthia, cómo temblaba del miedo y rogaba a que la liberáramos. No quería morir y yo no quería matarla.
Fui incapaz de hacer su muerte rápida, mi mano estaba igual de inquieta que una frágil hoja, no sentía que estaba asesinando un animal o un monstruo, sentía que estaba torturando a una persona de mi misma sangre. De mi misma familia...

De vuelta aquella sensación de remordimiento volvió a mí... Sentía el peso de la culpa igual de pesada que una docena de ladrillos sobre mi espalda. La primera vez que sentí una culpa tan grande fue cuando asesinaron a mi familia, si yo hubiera estado ahí antes de que pasara lo podría haber evitado... Y ahora la carga era mucha más, porque no lo evité, fui yo mismo el que lo hizo. Le quité la vida a una persona, detuve para siempre su existencia... No es fácil, no. Yo solo lo hacía porque creía que era lo correcto, pero ahora no sé distinguir que está bien o mal... Chiara ha matado camoz todo este viaje, yo solo he peleado defendiendome. Además llegamos a conocer a la Señorita Cinthia...

Sentía la sangre en mis manos aún, no era visible, pero estaba ahí. La esencia de ella seguía en mi, estaba manchado para siempre. Y me lo merecía, no debería haberla matado. Por más de sus intenciones, de sus acciones... Ella seguía siendo una persona como todos, una sacerdotisa como Darío y una semidemonio como yo. No solo... No solo terminé con la vida de un ser viviente, sino que de alguien parecido a mí. Alguien como yo.

¿Quién era yo? ¿En qué me había convertido?

Cómo seré capaz de lidiar con el exterior, si no soy capaz de pelear conmigo mismo... Hay una batalla que comenzó en mí desde lo que hice. Dos semidemonios, como yo. Idénticos totalmente, solo que uno es el bueno, el que se arrepiente totalmente de todo, el que no quería matarla. Mientras que el otro aclama que hizo bien, que era lo correcto..

No quiero tener que volver a pasar por lo mismo. No sé si seré capaz de volver a blandir un arma. He intentado ser fuerte maestra, pero si ser un escudero implica matar gente... Entonces no quiero serlo, preferiría tener el peor de los dueños antes que vivir con el peso de una vida en mi. Que de por sí, vivo con la vida de Cinthia encima desde que la maté...

No puedo distinguir qué fue lo peor de todo... Tuve que descuartizarla, desmenuzarla. Despacio, intentando luchar conmigo mismo, la corté y escondí todo en una bolsa de tela especial que había hecho el príncipe. Tuvimos que ir lejos de la ciudadela, encendimos una fogata y esperamos a que el cuerpo se deshiciera en las llamas... Nos quedamos alrededor esperando a que todo se volviera cenizas, mi vista ni se movía del fuego. Quería llorar, quería gritar y golpearme. Pero me sentía inútil, no podía hacer nada más que mirar. Estaba estático, inmóvil. No pensaba, no hablaba, ni creía. No existí por los segundos que estuve viendo el fuego. No viví. Cuando la maté, yo morí con ella.

Las disculpas que llevo dando no son suficientes y nunca lo serán, pero al menos ahora está en otro mundo. Muy lejos de esta realidad atroz. Espero que esté mejor donde quiera que esté.

Metamaniac I: Profecía MortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora