Capitulo 29: La Batalla del fin del mundo - Parte II

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Darío Abrego

Antes de que todo se saliera de control, habíamos continuado por el castillo siguiendo y escoltando a la princesa Ivanelle, la hija del rey William IV Reynolds. La alteza suprema de Zador. Rodwin la seguía atento, de verdad quería protegerla. Había aprendido mucho a valorar y querer a cualquiera que tenía a su alrededor, eso lo hacía un muy buen guerrero. De corazón noble y coraje astuto. Chiara no es tan sentimental en el campo de batalla, pero el chico sí. Que a pesar de noble, puede traerle problemas en un futuro si alguien intenta aprovecharse con él, como el príncipe Dritt hizo con él.

Los pasillos eran extensos y la sensación que transmitía el lugar no era amigable, no se sentía como un castillo normal, yo lo presentía desde hacía rato. Revisamos la mayoría de salas y por último la recámara principal del rey. No había ni un alma allí dentro, había cierto desorden e indicios de un posible forcejeo. La cama estaba deshecha, el escritorio desordenado y ni hablar de las ventanas o las cortinas. Dejaban entrar la nevada de afuera, congelando del todo el lugar.

Cerré las ventanas y me giré a ver a la princesa.

—¿Sabe dónde más puede estar el rey? ¿Catacumbas, sótano, ático?

Pregunté respetuosamente intentando tranquilizarla, la chica estaba muy alterada e hiperventilada porque no encontraba a su padre y temía lo peor.
Repentinamente se comenzó a oír el derrape de unas puertas comenzando a cerrarse, Chiara no estaba entre nosotros, se había desviado sin decir nada. Las puertas debían ser muy pesadas por el grave sonido que emitían y el sonido de las bisagras oxidadas indicaba que estaban haciendo gran fuerza para sellarlas.

La princesa reconoció que el sonido venía de la sala del trono, bajamos la escalera a paso bruto y desesperado, tropecé en los últimos pero me mantuve de pie. No podíamos dejar a Chiara pelear ella sola, era obvio que el titán de la muerte estaba entre nosotros, pero ella lo había detectado e identificado mucho antes que todos nosotros. Aceleré el paso cuando logré ver a la mercenaria frente al titán. Sin embargo, cuando llegamos a la puerta fue muy tarde. Nos estampamos contra ella por la velocidad a la que íbamos. Rodwin y yo la comenzamos a golpear fragorosa y potentemente.

Frente a eso la princesa Ivanelle y Rodwin lucieron completamente preocupados, Chiara nos había hablado, pero se escuchaban los pedidos desesperados del Rey y luego de eso, un silencio tan suspensivo que no nos dejaba otra que pensar... Era una pelea muy complicada, teníamos esperanzas en Chiara, pero a pesar de tener la experiencia que tiene... Rin sigue siendo un ser totalmente superior e inmortal en cualquier sentido. Tanto de habilidad, como poder y mente. Conociendo el temperamento de la mercenaria, sería muy fácil que él la haga enfadar y se aproveche de los impulsos peligrosos de Chiara... Ella ha aprendido durante este viaje, todos lo hemos hecho. A pesar de ser como es, ha comenzado a evolucionar. Aprendió a reprimir su ira y desatarla de una manera sana en el campo de batalla. Pero cuando se tratan de dos cosas: Sara y su familia, es posible que todo en ella forme un efecto cadena que no termine nunca.

—¡Debemos hacer algo! Trae un pilar, haz aparecer algo o derriba la puerta de un hechizo. Tenemos que ayudar a Chiara—Me insistió el semidemonio tomándome del brazo.

Yo estaba algo paralizado, había sido una sorpresa que todo viniera más rápido de lo esperado. Parpadeé trayendo mi mente devuelta a la realidad, pasé mi mano delicadamente sobre la puerta, pero me quemó la yema de los dedos. Había sellado no solo la puerta, sino la sala entera. Para que nada saliera, entrara o se destruyera. Rin no quería que nadie escapara.

—No podemos hacer nada Rodwin, es su pelea. Nosotros podemos ayudarla, cumpliendo con nuestra pelea en el campo de batalla. ¿De acuerdo?

Lo miré, este con los ojos algo cristalinos y con el pulso temblando, asintió y respiró hondo intentando mantener esos nervios fuera de nuestro verdadero objetivo. Por otro lado, miré a la princesa Ivanelle, estaba muy nerviosa, temblando de miedo y pálida al saber que su padre estaba encerrado con el titán de la muerte, en el campo de batalla definitivo.

Metamaniac I: Profecía MortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora