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Buenas tardes! Vamos a comenzar la semana, no?

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Viernes, primera hora de la mañana. Había llegado al teatro antes que nadie. Tan solo Benigna se encontraba ya allí y sus compañeros empezaban a aparecer sorprendidos por lo tempranera de su llegada. La recepcionista, a su lado se preguntaba una y otra vez qué hacía tan nerviosa y mirando su reloj a cada instante.

Y es que esta vez no iba a darle esquinazo. Esta vez no se iba a escaquear. Esa mañana no tendría otra salida más que hablar con ella. Durante casi una eteeeerna semana había podido comprobar como Amelia, literalmente, la evita buscando cualquier excusa para salir corriendo cada vez que se cruzaban. Pero ese día no, ese día tendría que hablar con ella sí o sí.

- Buenos días Amelia - dijo andando hacia ella sin darle opción si quiera a llegar a recepción - ¿Podemos hablar?

- Eh... ¿qué? - contestó aturdida tras verla sin esperarla - hola, no, no puedo, tengooo... tengo trabajo pendiente - se excusó de mala manera.

- Vale - la morena suspiró algo aliviada - te acompaño entonces y hablamos - insistió.

- ¿De qué quieres hablar? - preguntó, intentando poner indiferencia en su tono y frenando sus movimientos por un segundo para mirarla cruzándose de brazos.

- De ti y de por qué me estás evitando - le dijo directa.

- No sé de qué me hablas - se hizo la despistada.

- Sí que lo sabes - elevó las cejas haciéndole saber que era evidente, Amelia suspiró. - no sé, no sé si he hecho algo que te haya molestado y si es así me gustaría que me dijeras qué es, porque no es muy cómodo estar así, la verdad.

- No has hecho nada, no eres tú - contestó con una tranquilidad que no tenía - es solo que estoy bastante ocupada, ya sabes, los preparativos de mi boda, el bendito estreno de la obra que se nos echa encima.

- ¿Seguro que es sólo eso? - preguntó algo dubitativa y no sabía qué tipo de respuesta esperaba escuchar.

- Sí, de verdad, es sólo eso - sonrió levemente y un tanto forzada - voy a ir al despacho, que tengo cosas que hacer - se excusó queriendo salir de allí - luego nos vemos.

Durante un buen rato no volvieron a cruzarse. Amelia se encerró en su oficina y parecía no tener ninguna intención de salir de ella. Por su parte, Luisita estuvo gran parte de la mañana ayudando a Marina. En un momento dado, su jefa pidió a Jesús que le llevara a Amelia los últimos bocetos para que les diera el visto bueno y sin darle opción a respuesta fue Luisita quién se ofreció a hacerlo.

- Adelante - dijo al escuchar que alguien llamaba a la puerta sin apartar la vista de lo que estaba leyendo.

- Marina quiere que le eches un vistazo a esto y que des el visto bueno - comentó entrando y vio como la actriz alzaba la vista casi sorprendida de verla allí y al segundo siguiente se removía en su asiento - son los últimos bocetos, si les das el ok van directos a confección.

- Vale, gracias, Luisita - dijo cogiéndolos, esperando que se fuera. La diseñadora, sin embargo, no se movió.

- ¿Estudiando? - preguntó al ver unos cuantos libros sobre la mesa.

- ¿Qué? - de nuevo levantó la vista - ah, no, solo consultaba algunas cosas... - dijo intentando arreglar el desastre de mesa que tenía, Luisita sonrió por aquello.

- "Reglas mnemotécnicas para el estudio de textos....

- Eh sí, bueno - le quitó el libro de las manos - ya te he dicho que estoy consultando unas cosas.. - lo guardó - ¿querías algo más?

RenacerWhere stories live. Discover now