único.

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Min Yoongi era un chico peli negro, de estatura promedio y de aura oscura. Cuando mirabas sus ojos, podías notar ese vacío gigante comiendo su alma por dentro. Podías notar su tristeza, lo decaído que estaba. Podías ver como claramente se hundía en su burbuja, y como parecía nunca estar presente, como si fuera una lámpara en la esquina que nunca encendían.

Ese día Yoongi había tenido una entrevista por bangtan. Amargo, así se sentía tener que asistir obligado. Ni siquiera podía entender bien el idioma Inglés. Claro que estaba practicando y sabía lo básico. Más allá de eso, a pesar de entender le costaba formular las oraciones.

Se encontraba sentado en un sofá del lujoso departamento que compartía con los seis chicos. levantó la cabeza cuando sintió la alegre voz de Hoseok cerca. Entonces, se sintió alegre y se levantó del sofá para comenzar a buscar donde estaba el risueño castaño. Pasó por el pasillo que conectaba salas de estudio, la gran sala, el baño y las escaleras con el comedor y a su lado cocina. Entró sonriendo al ver como Hoseok dejaba aquellos plásticos de poliestireno que tenían ramen en su interior sobre la mesa de cocina.

–¡Hola, pequeño Yoongi! — dijo alegre. Yoongi sólo le gruñó como respuesta, caminando a pasos lentos hacia él.

Hoseok pasó de manera suave sus dedos por el rostro del chico decaído, pálido y débil. Su pequeño cuerpo en los huesos, su estado crítico. Nadando en su depresión. Le sonrió con dulzura, calmando todos aquellos sentimientos agrios en el corazón del Min. El pálido solo suspiró agotado, dejando su rostro descansar en las palmas suaves de Hoseok.

–Yo estoy contigo, Yoongi. Hobi está contigo, aquí. — las yemas de los dedos de la mano izquierda del Jung acariciaron la parte del pecho de Yoongi, deslizando tan suave hacia abajo que pudo acariciar todas aquellas costillas.

– Hobi está conmigo. — susurró Yoongi, mirando donde Hoseok había puesto su mano. Se permitió sonreír, un poco cálido dentro de su casa fría. Entonces fue a abrazar con fuerza a Hoseok, y terminó golpeando su rostro contra el refrigerador. Soltó un quejido y sus mejillas se tiñeron de rojo por el enojo y la vergüenza. Volteó para gritarle a Hoseok que esas bromas no le causaban nada de gracia, pero no había nadie.

No había ningún Hoseok. Y su triste mirada se levantó hacia el cuadro colgado en la pared, donde había una foto de él y su mejor amigo.

Hoseok estaba... pero en su corazón.

Y se acarició a sí mismo en esa zona, con suavidad. Sintió que su garganta era ahorcada con alambres y trató de distraerse a sí mismo mirando sobre la encimera, donde estaba aquel envase con la comida dentro. Se acercó y miró la nota, tomando esta para tirarla a la basura.

¡Recuerda comer muy bien, Yoongi hyung! ánimo.
— Jung JiWoo.

Tiró la bolsa y abrió el plástico recibiendo el humo y aroma en el rostro. sintió su estómago revolver de felicidad, no recordaba la última vez que comió, quizás antes de ayer cuando JiWoo había venido a desayunar y hablar con él un rato. La amable hermana de su amigo trataba de ser positiva, pero Yoongi sabía lo mal que ella estaba.

Se levantó para alcanzar los cubiertos y luego comenzó a comer. Al principio fue lento y saboreó, pero terminó tragando de forma rápida todo aquello. Suspiró algo más aliviado por saciar el hambre y se levantó para ir a tomar su celular. Sonrió al ver aquel fondo de pantalla donde estaban los siete, una foto en un espejo linda. lo desbloqueó y lo primero que hizo fue escribirle a su pequeño Jimin.

"Jimin, hola. Me gustaría verte hoy."

"♡"

"Es que luego me dices que no soy cariñoso."

Min Yoongi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora