Capitulo Tres

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Durante el siguiente par de días evité la casa de enfrente. Todavía echaba algún vistazo ocasional por la ventana durante los entrenamientos, pero mis días de espionaje obsesivo se habían acabado.

Entonces la noche del sábado, Kim Suni fue asesinada y las cosas lentamente empezaron a cambiar. Mi padre y yo veíamos las noticias de las once, esperando el resumen de los deportes cuando dieron la trágica historia sobre la chica. No me sorprendí al oír la historia sobre una chica que había sido encontrada golpeada y apuñalada treinta y siete veces (vivía en el área metropolitana de Incheon).

Pero cuando su foto apareció en la pantalla, me sorprendí al ver a una chica de quince años, bajita, flaca, rubia y con ojos color avellana. Había algo inquietante en la imagen, y no sólo porque yo tenía quince años y era bajita, flaca, rubia y de ojos avellana. Era algo más que eso. Kim Suni podía haber sido mi hermana gemela. Sabía que no era la única pensando eso, porque mi padre apagó el televisor inmediatamente, besó la cima de mi cabeza y me dijo lo mucho que me quería. Después se marchó de la habitación.

Esa misma noche soñé con Hyejoo por primera vez. Me encontraba de pie en su garaje y la pared de detrás de mí estaba completamente pintada como una diana. Sentía miedo. Necesitaba escapar, pero mis piernas no se movían.

Hyejoo estaba allí, y cuando me miró con esos ojos negros, me perdí en ellos. -Chae -me llamó, susurrando mi nombre casi con reverencia.

Entonces empezó a lanzarme cuchillos. No podía moverme. La única cosa que podía hacer fue apretar mis ojos con fuerza y esperar al dolor, pero el dolor no llegó. Abrí los ojos de nuevo y los cuchillos habían aterrizado en mi ropa, sujetando mis brazos y piernas a la diana que tenía detrás. Estaba atrapada.

Ella caminó hacía mi, admirando su objetivo. Mi respiración se hizo menos profunda con cada paso que daba en mi dirección.

-Chae -susurró de nuevo mientras llevaba la punta de un cuchillo al lado de mi cara-. Relájate.

Bajó la cuchilla por mi mejilla y después por el costado de mi cuello tan suavemente que podrían haber sido sus dedos acariciándome.

Después dejó caer el cuchillo al suelo. Me estremecí al oír el ruido, y fue entonces cuando me besó. Me besó, y me besó, y me besó hasta que pensé que mi cuerpo se derretía desde la pared hasta convertirse en un pequeño charco en el suelo.

Alguien empezó a aporrear la puerta del garaje, gritando mi nombre. Sabía que debería pedir ayuda, pero no conseguía hacerlo. No cuando sus besos me hacían sentir tan bien. Los golpes se hicieron más y más fuertes hasta que al final, mi madre entró en mi habitación y me sacudió. Me desperté con un grito ahogado y mi madre se preocupó de inmediato.

-Sólo era un sueño, mamá -le dije, tratando de no ruborizarme porque todavía podía sentir en mí los labios de Hyejoo-. Una pesadilla, creo.

Sonrió comprensivamente y después retiró mi pelo hacia atrás para mirar mis puntos-. ¿Cómo está tu cabeza esta mañana?

Lo pensé durante un segundo. -Bastante mejor. El dolor de cabeza se ha ido.

-Me siento mal teniendo que dejarte cada día -dijo mi madre con un suspiro-. Debería haber pedido algunos días libres en el trabajo, pero con el crucero tan próximo realmente no tengo tiempo.

-No te preocupes -le dije rápidamente, no queriendo que se sintiese culpable.

Ella y papá se van a un crucero al final del verano por su vigésimo aniversario. Nunca han tenido unas vacaciones reales antes, y no creo que los haya visto tan entusiasmados en su vida. Han sido los padres más fáciles desde que reservaron el viaje. Ni siquiera me castigaron cuando me suspendieron en la escuela el último mes por las lamentaciones de Im Nayeon después de que me llamase lesbiana despectivamente. No había necesidad de matar sus estados de ánimo por un accidente sin importancia.

Sweet Psycho || HyewonWhere stories live. Discover now