C A P I T U L O 10 👬🏻

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第10章:  Las aventuras de un Madara y un Hashirama

—¿Están seguros de que pueden ustedes solos?— Itachi preguntó, viendo a Madara alzando su pulgar con una sonrisa ególatra.

Sasuke e Itachi se miraron.

Era el cumpleaños de Uchiha Izuna, el segundo al mando del clan, Madara, Obito y Shisui serían los encargados de ir al supermercado para comprar el pastel y algunos arreglos, Sasuke e Itachi serían los encargados de distraer a Izuna y Uchiha Mikoto haría la comida, todo perfectamente arreglado, nada podría arruina...

—Estoy aquí — la puerta de la casa principal de los Uchiha se abrió, apareciendo una persona alta con pelo largo, varón de una tez aperlada.

—Hashirama— Madara exclamó feliz.

—Madara— Hashirama hizo lo mismo.

—Obito— gritó Obito feliz, señalándose a sí mismo.

—Ugh, y Tobirama, nadie lo invitó— Madara quitó su sonrisa rápidamente. Tobirama parecía que lo habían obligado a asistir.

—Ugh, solo vayan a comprar las cosas ya, dejen de ser unos idiotas— Itachi regañó enfadado.

Los otros se fueron casi corriendo.

[...]

El supermercado, un lugar donde parecía un campo minado, Hashirama y Madara se sentían en Vietnam justo como en los viejos tiempos.

—De acuerdo, este es el plan— Madara aplaudió y todos se acercaron para escucharlo—. Shisui y Tobirama irán a comprar los arreglos, Hashirama irá por el pastel y, Obito y yo, iremos por lo más importante, el regalo y los ingredientes de la comida— todos hicieron un saludo militar y se fueron a hacer lo suyo.

Podían ser de los mejores soldados en su tiempo, pero esta era la gran ciudad y les tocaba ser unos idiotas...

~° Shisui y Tobirama °~

—¿Qué te parece este, mocoso?— preguntó Tobirama, queriendo tomar en cuenta la opinión del niño, ya que conocía muy bien a Izuna.

Shisui volteó para ver, e hizo una cara de asco.

—Es un cuchillo—.

—Se vería muy bonito enterrado en su ojo...—.

Hubo un silencio.

—Eres raro, alejate un metro de mi, viejo—.

—Como odio a los Uchihas—.

~° Hashirama °~

Hashirama tal vez tenía una de las tareas más difíciles, ese día era lastimosamente un Jueves de rebajas en dulces, y a las mujeres gordas o ancianas les gustaba mucho esas cosas. Arremangó su camisa y fue directo a la guerra, metiéndose entre las personas para sacar del estante helado el pastel de fresas que veía. Por suerte tenía un 35% de descuento.

Por mala suerte una señora gorda y de labios gruesos también lo había tomado.

Uno de ellos dos moriría ese día, pero no sería Hashirama.

—Yo lo vi primero— dijo la señora, cruzándose de brazos y tomando una actitud altanera.

—Tal vez, pero yo lo tomé primero—.

Memorias De Uzumaki NarutoWhere stories live. Discover now