Papi Malo

cinco

Ya era de mañana, heidy dormia a mi lado, de solo verla me calentaba, su piel bronceada se veía increíble, sus largas pestañas y su nariz no era tan fina pero en definitiva la hacía única, era un belleza exótica, tenía mucha suerte de encontrar una niña así, y lo mejor sería aprovecharme de ella, si la llevaría conmigo a mi antigua casa, de ahí nunca se podrá apartar de mi, aunque primero debo ir a ver como la llevare conmigo, no creo que por su propia voluntad venga, pero no importa, pronto se acostumbrará a mi y me complacerá.

Decidí bajar a la cocina y ver si todavía tenía mis pastillas de dormir, y así fue en la gabeta de medicamentos estaba, con una sola pastilla prometía un sueño profundo de doce horas, eso era suficiente para mi. Empecé a hacer el desayuno antes de que ella bajara, termine haciendo unos sándwich y un milo, el milo tenia las pastillas bien, ahora solo se lo debía dar y que lo tomara completo.

Entonces subí a la habitación con la comida en una bandeja, al entrar tuve una gran vista de su culo redondo, Maurice controlate, pronto será tuya solo espera, deje la bandeja sobre una mesa y toque su hombro, era suave, y solo la vi retorcerse, y abrir sus ojos, era muy linda, se veía tan vulnerable de esta forma.

- Buenos días, te hice el desayuno, come antes de que se enfríe - solo me sonrio y empezó a comer.

¡bien! Mi plan había funcionado.

- ¿Por qué el milo sabe raro? - mierda.

- ¿ah si? Yo tome uno igual y me sabia bien, será mejor que lo termines, seria de mala educación no hacerlo - solo asintió y lo tomo todo - Buena niña -

- ¿ya me llevará a mi casa? - oh mi dulce nena, claro que iras a casa

- Pronto, termino algo y te llevo - salí de la habitación sin esperar una respuesta por su parte.

Entre a la oficina y empecé a empacar lo importante es un bolso, pasaporte, llaves etc, era importante que todo saliera bien, no quería ir a la cárcel aunque por ella tal vez lo haría, ella era el mismo diablo y a la vez un ángel, era en definitiva lo que había estado esperando, sin más entre a la habitación y ya estaba dormida, le puse uno de mis buzos, una gorra y sus tenis, empaque mi ropa y ya estaba todo listo, el aseo personal lo haría más tarde, eso ahora no era importante.

Salí de mi casa con Heidy en brazos y después entraría por mi maleta y bolso, ella no pesaba nada, era muy divertido sentir sus piernas rodarme, y su vagina chocaba con mi pene si la dejaba resbalar un poco, al llegar al estacionamiento vi a una de mis vecinas mirarme de forma sospechosa, yo solo le sonreí y entre a heidy en el asiento trasero, y me dirigi otra vez a mi departamento por mis cosas, pronto ella y yo estaremos juntos para siempre.