Capítulo 3

204 29 3
                                    

Llevo la mano a mi pecho, temerosa de lo que pueda suceder.

— ¿Te comió la lengua el gato, preciosa? — mis latidos se detienen por un segundo y el miedo se apodera de mi. Definitivamente la he jodido.

Siento como tiran de mi asiento hacia atrás dejando mi cuerpo expuesto, contengo el aliento cuando lo siento colocarse frente a mi. El calor de su cuerpo calienta el mío lentamente.

—Mírame. — Su voz suena  ronca y firme, enviando miles de descargas a mi cuerpo. Niego lentamente, apretando con fuerza mis párpados. Con la ilusión de que si cierro los ojos lo más fuerte que pueda desaparecerá. — Preciosa... — su acercamiento me inquieta más aún y me obligo a respirar nuevamente. — No me gusta tener que repetir las cosas. — siento sus labios acariciar mi cuello y su aliento erizar mis bellos. — Así que lo repetiré una última vez. — su respiración se aleja de mi cuerpo y siento mi alma volver a mi.

— Mira— sostiene mi barbilla elevando mi rostro—a tu rey. — siento su dedo posarse en mis labios, presiona este haciendo que entreabra la boca. Y como si de una fuerza externa se tratara, obedezco sin rechistar.

Abro lentamente los ojos y por un momento la luz me aturde. Parpadeo varias veces enfocándolo.

Oh, là là.

Observo detalladamente el rostro frente a mi anonadada. Sus espesas cejas hacen que su rostro se vea más rudo y peligroso. Recorro sus labios carnosos, su piel se ve suave y libre de barba, dejando a la vista unas facciones fuertes y una mandíbula peligrosamente marcada. Termino mi recorrido en sus ojos.

Unos preciosos ojos azules me devuelven la mirada, fríos y a la vez ardientes, serios, pero con un toque de diversión.

Cuando me doy cuenta de que me he quedado atontada babeando por él, despierto de mi trance, alejando mi rostro de sus manos.

Mira a tu rey.

Rey.

Oh, joder.

— Merde... — llevo mis manos a mi boca tan pronto como la palabra sale de ella. — Joder. — ¡maldición! Las palabras salen de mi sin poder evitarlo.

El luce divertido ante mi metedura de pata, pero tan pronto como su sonrisa aparece, se va. Haciéndome dudar de si alguna vez estuvo realmente ahí.

— No es mi intención ser descortés, pero me temo que es inapropiado para una dama invadir mi espacio de una forma tan escandalosa. — Elevo una de mis cejas ante su tono arrogante, pienso en una respuesta rápida que me permita salir huyendo de ahí, pero se me adelanta. — Si tantas ganas tenia de llamar mi atención, tendría que haberlo hecho como el resto de las muchachas, en el salón de baile. No aquí. No invadiendo mi privacidad. Esta es una ventaja injusta para el resto, ¿no cree?— sus palabras suenan neutras, carentes de emoción. Su mirada, por el contrario, me atraviesa con su profundidad.

Por un momento me quedo perdida en mi aturdimiento y tartamudeo palabras sin sentido. Hasta que su sonrisa arrogante hace que vuelva en mi. Sacudí levemente mi cabeza.

— ¿Eso cree que hacia, su majestad?— rio despreocupada, llamar la atención del rey era lo último que desearía que pasara. — En ese caso, querido rey, no tiene porqué preocuparse, si me lo permite desapareceré de su vista antes de que siquiera se de cuenta.— hago amago de levantarme pero con una simple pero ruda mirada hace que vuelva a mi sitio.

— No tolero que chiquillas astutas traten de engatusarme, mucho menos permito que estas monten tal numerito y salgan de forma airosa. — De pronto la amenaza tiñe su voz y la desconfianza se instala en mi. — Muchas mujeres han tratado de captar mi atención de mil maneras diferentes. Su descarada forma de hacerlo, sin embargo, sí que logra sorprenderme, aunque no debería, damas como usted harían lo que fuera por recibir algo de mi persona a cambio. — un jadeo se escapa de mis labios ante la sorpresa. Como no. Estoy hablando con el rey. Por supuesto.

La Elegida | Aleshaحيث تعيش القصص. اكتشف الآن