8.- 𝑷𝑶𝑫𝑬𝑹𝑬𝑺 𝒀 𝑸𝑼𝑰𝑫𝑫𝑰𝑻𝑪𝑯

3.5K 326 215
                                    





※✥※∴※∴※✥※∴※∴※✥※∴※



Cuando empezó el mes de noviembre, el tiempo se volvió muy frío. Había empezado la temporada de quidditch. Aquel sábado, Potter  jugaría su primer partido, después de semanas de entrenamiento: Gryffindor contra Slytherin. Si Gryffindor ganaba, pasarían a ser segundos en el campeonato de las casas.

Casi nadie había visto jugar a Potter porque Wood había decidido que, como sería su arma secreta, la noticia de que iba a jugar como buscador se había filtrado, y Potter no sabía qué era peor: que le dijeran que lo haría muy bien o que sería un desastre.

Era realmente una suerte que Potter tuviera a Hermione como amiga, no sabía cómo habría terminado todos los deberes sin su ayuda, por el contrario, Jade las había comenzado a hacer—con la idea de que eran de Hermione— pues ella era la que terminaba sus tareas más rápido, pero cuando se enteró que eran de Potter dejó de hacerlas, pues no quería relacionarse mucho con la persona con la que siempre discutía.

Jade había conseguido que Hermione se volviera  un poco más flexible en lo que se refería a quebrantar las reglas desde que Potter y Ron las salvaron del monstruo, y era mucho más agradable. El día anterior al primer partido de Potter los cuatro estaban fuera, en el patio helado, durante un recreo, y la muchacha había hecho aparecer un brillante fuego azul que podían llevar con ellos en un frasco de mermelada. Estaban de espaldas al fuego para calentarse cuando Snape cruzó el patio. Los cuatro chicos se apiñaron para tapar el fuego, ya que no estaban seguros de que aquello estuviera permitido. Por desgracia, algo en sus rostros culpables hizo detener a Snape. Se dio la vuelta arrastrando la pierna. No había visto el fuego, pero parecía buscar una razón para regañarlos. —¿Qué tienes ahí, Potter?

Era el libro sobre quidditch. Potter se lo enseñó.

—Los libros de la biblioteca no pueden sacarse fuera del colegio —dijo
Snape—. Dámelo. Cinco puntos menos para Gryffindor.

—Idiota— murmuró Jade

—¿Harry o Snape?— le pregunto Ron

—Los dos

—Seguro que se ha inventado esa regla —murmuró Potter con furia sin hacer caso a lo antes dicho—. Me pregunto qué le pasa en la pierna.

—No lo sé, pero espero que le duela mucho —dijeron Ron y Jade con amargura.

En la sala común de Gryffindor había mucho ruido aquella noche. Potter, Ron, Hermione y Jade estaban sentados juntos, cerca de la ventana. Hermione estaba repasando los deberes de Potter y Ron sobre Encantamientos. Aunque nunca les dejaba copiar («¿cómo vais a aprender, si no?»), si le pedían que revisara los trabajos les explicaba las respuestas correctas.

—Jade te mandan esto—le dijo Fay otra compañera de habitación entregándole un papelito

—Gracias...?

Jade lo leyó

Señorita Anderson:

Me gustaría que viniera a mi despacho en cuanto pueda, necesitamos tener una platica un tanto urgente.

Me gustan los caramelos de limón

—¿De quien es?— le preguntaron los otros tres

—Del director, dice que me quiere ver en su despacho lo antes posible

—¿Para que te llamaría el director?— preguntó Ron

𝑱𝑨𝑫𝑬  𝒀  𝑯𝑶𝑮𝑾𝑨𝑹𝑻𝑺Where stories live. Discover now