Capítulo 3.

3.9K 365 24
                                    

Alex Moon.

Ahora sí conozco realmente que es el dolor. Aún no puedo creer que ella jugara con nuestros sentimientos, me siento un idiota. Efectivamente tuve una venda en los ojos que no fui capaz de ver más allá de mi corazón.

Me es difícil entender por completo su razón. Podría simplemente habernos dicho que no quería estar acá y por más doloroso que sea la hubiéramos dejado ir. Me gustó pasar tiempo con ella, poder conocerla y conocer su hermoso cuerpo.

He notado que es una mujer muy independiente, orgullosa y con un corazón noble. Por una parte, comprendo que quizás acá no se sentía, aun, su mundo, allá están todos sus objetos más preciados y sus alumnos. Pero me hubiera gustado que las cosas se dieran diferente, no así, no jugando con el amor que le tenemos.

—¿Seguirás bebiendo? No has comido nada. — Mi hermano ingresa a la oficina secándose las lágrimas, él es más demostrativo que yo, es un libro abierto. Yo intento mostrarme fuerte, aunque por dentro me sienta que hasta la más pequeña cosa puede lastimarme. No es fácil, no cuando sientes que no puedes respirar, cuando te sientes perdido, solo. A veces solo necesito un abrazo, "un estará todo bien, pronto mejorara" o tal vez estar solo conmigo mismo.

Lo ignoro y terminó el último contenido que tiene el vaso de golpe.

—Alex.

—¿Qué? — espeto malhumorado.

—Somos hermanos. No debes cerrarte, habla conmigo.

—No tenemos nada que hablar, si no vez, estoy ocupado.

—¿Beber es estar ocupado? Llevas dos días sin comer, ¿Qué mierda pasa por tu cabeza? ¿Crees que poniendo en riesgo tu salud el dolor se irá?

—Cállate.

Una punzada en mi cabeza me hace soltar un quejido, tomó la botella de Whisky y me sirvo en el vaso que está a su lado. Como si dos días fueran muchos, cuando salía a cazar duraba de cuatro a seis días comiendo solo lo que había en el bosque, ya estoy acostumbrado. 

—Deja de beber. Alex.

—Vete.

Apoyo enojado la botella provocando un estruendo.

—No me iré. ¡Puedes maldita sea escucharme!

—¿Qué?

—No es tu culpa. Se lo que piensas, ella no nos abandonó por tu culpa, Alex. ¿Lo entiendes?

Bajo la cabeza sintiéndome derrotado, si tan solo me hubiera esforzado más para que sienta aunque sea solo un poco de amor por nosotros.

—Ella...yo...No quería que se fuera — confieso, dejando caer mis lágrimas. Mi pecho duele recordado como desapareció de nuestras vistas. Estaba furioso, herido de escucharla decir que su plan era acostarse con nosotros e irse, lo único que pensé es que no la quería cerca, pero antes quería que me diera una explicación que dijera que era mentira, que escuchamos mal. Solo negó y pidió perdón como si solo nos hubiera golpeado despacio, fue un golpe directo a nuestros corazones y para nada suave.

Por esa razón le dije que se fuera. Mentiría si no dijera que una parte de mi esperaba que no se fuera, que intentara reparar lo nuestro, esperaba un "Quiero estar con ustedes".

—Alex — tira de mi cabeza hacia su hombro donde dejó escapar uno tras otro sollozo. Esto me destroza.

Respiro hondo y volteo el rostro al oír el picaporte girar, limpio mis lágrimas para que ninguno de mis guerreros me viera llorar. Aunque la hinchazón y el rostro rojo me delatan. Seguramente vendrán a decirnos feliz cumpleaños, rechazamos la fiesta que iban a hacernos para pasar el día con nuestra mate pero lastimosamente eso no va a cumplirse.

Serie Almas Gemelas: Ellos Where stories live. Discover now