Serie Almas Gemelas: Ellos

Capítulo 8.

Chris Williams.

¿Alguna vez se sintieron como fuera de lugar? ¿Cómo desorientado o perdido, con pensamientos negativos continuos? Muchas veces me siento así, como si viviera una guerra interna conmigo mismo. Sé que es normal, todos tenemos un guerrero o guerrera que lucha con lágrimas y dolor cada día o algunos se encuentran en mi posición, no listos. Es aceptable, todos tenemos nuestro tiempo y decidimos como vivir cada segundo. Todos tenemos la capacidad de elegir. Tú eliges donde pones tu atención y, por tanto, decidirás el resultado de la batalla.

También soy consciente que mi actitud lastima a los que más quiero. Pero ellos no me entienden, no conocen cuáles son mis demonios. No sé cuánto tiempo más aguantaré sosteniendo mi escudo. Daniel odia que rechace la idea de tener una Alma gemela, pero él no comprende que el solo tenerla cerca me provoca miedo.

Miedo de no protegerla como se debe. Miedo de perderla. Miedo de no ser lo que espera. Miedo a enamorarme profundamente. Miedo a que mi pasado afecté mi futuro.

Soy un cobarde. No soy capaz de afrontar mis temores por ella. Solo me hundo en un poso. Y por más que me duela, ganando su odio hacia mí.

Apoyo mi brazo detrás de mi cabeza y miro el techo de la habitación como si fuera lo más entretenido, lo interesante se encuentra a unos metros y no quiere verme después de llamarla de una forma ofensiva.

Me lo merezco.... Pero duele, joder.

Aprieto mis labios reprimiendo el sollozo que surge brotar desde mi corazón. Antes de hacer algo para cambiar este sentimiento, dejo las cosas tal cual están. Quiero lo mejor para Emma, y eso son mis hermanos. No yo.

Aún recuerdo como la conocí, tirada en el suelo con el cabello revuelto, con sus hermosos ojos verdes, mirándonos desorientada y confundida, se me hizo la cosita más tierna del universo. Tenía unas enormes ganas de estrecharla en mis brazos y besarlas hasta que el aire nos falte. Solo será en mi imaginación.

Un golpe en la parte trasera de mi cabeza me hace sobresaltar. 

—¿Qué te pasa? — me quejo.

—Te lo mereces. Te he estado llamando mil veces y vos en la luna.

—¿Estás bien, hermano?

Suspiro.

—Me siento..bien. La charla que tuve con Emma me ayudo, siento que abrió una puerta oculta en mí y me hizo cambiar la perspectiva. El simple hecho de casi perderla fue un golpe que, no quiero que suceda otra vez, pero me abrió los ojos. Voy a luchar por ella, ser una persona mejor para ambos.

—Así se habla, joder. Esto se merece un brindis.

Suelto una carcajada negando con la cabeza. Daniel siempre busca cualquier excusa para que tomemos un Whisky que él compra de otras manadas. Justo ese día fue el más único y extraordinario que llevo en mi mente y corazón.

—¿Y esa cara?

—¿Cuál? Esta perfección – le contesto a Emma divertido. Abro mis brazos dejando que se siente en mi regazo, su aroma me hechiza por completo y su sonrisa, me trae loco. Mi mano acaricia su cintura de arriba a abajo.

—Y después yo soy la agrandada.

—Tú eres perfecta. Y no entiendo por qué aún me perdonaste.

—Volvemos a lo mismo, Chris. ¿Acaso quieres que te golpee? — Toma mis mejillas haciendo que la mire — me siento orgullosa de ti.

—¿Qué?

—Estoy orgullosa — vuelve a repetir haciendo que parpadee confundido — lo estás haciendo bien, sé cada batalla silenciosa que estás superando, por todas las veces que quisiste bajar la toalla y aun así te levantes, por ser tu héroe.

—¿Qué..dices? — aparto la mirada tragando el nudo que se formó en mi garganta.

—Te acepto como mi Alma gemela.

Abro los ojos sorprendido. Mi corazón late a un ritmo muy rápido. Esto debe ser un sueño.

—Lo oíste. No me interesa tu pasado, tus errores, nada que te haga sentir que no me mereces. Lo que importa es que si yo estoy en tu presente. ¿Lo estoy, cierto?

—Eres mi siempre. Me basto unas horas para saber que no quiero pasar toda mi vida sin ti a mi lado. La cagué al principio. Nunca debí dejar que mis pensamientos me cieguen. Ojalá pudiera asegurarte una vida sin preocupaciones, qué deseo darte, pero estar conmigo no será fácil. Lo que sí puedo prometerte es que tú siempre estarás en primer lugar y haré todo lo que esté en mi alcance para asegurarte de que tu decisión no sea la incorrecta. Gracias por aceptarme.

Ella asiente y me da una gran sonrisa con tal alivio en sus ojos que mi corazón da un vuelco. Inclino mi cabeza y coloco mis labios en los suyos, mi mano va directo a su nuca jalándola para que esté más cerca. Tomo sus labios con una sensación de desesperación y alivio. Mi Emma gime y obligo a sus labios carnosos abrirse para profundizar nuestro beso. 

Este beso sella nuestras palabras. Desde este día en adelante, soy completamente suyo.

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