Unexma© Alma Sin alma /Cap. 31

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CAPÍTULO 31

Menos mal que cuando me levanté temprano ayer domingo y entré al antejardín de la casa de mi amiga Antonella, no sentí ninguna mala vibra, pero aún así, no podía entrar a su casa, algo me lo impedía, creo que era un aviso o una señal, algo así. De igual manera rodeé la casa de mi amiga para ver si había algo o alguien que emanara una presencia negativa o mala vibra, y no sentía nada. Así que regresé a la puerta y al acercarme sentí un rechazo nuevamente, pero no de miedo, era un haz de luz que me cegaba por breves segundos y luego me permitía volver a ver, pero volvía a enceguecerme cada vez que me acercaba a la puerta. Así que decidí mejor regresar a mi casa, no sin antes tocar con mi mano la manilla de la puerta, como si quisiera llevarme algo de esa energía conmigo.
Salí de la casa de mi amiga y me fui a mi casa. Menos mal que mis padres no se han dado cuenta —igual aún es muy temprano —pensé.
Entré silenciosamente a la casa y sentí unas voces en la cocina, fui a mirar y eran mis padres conversando,  entonces me fui a mi habitación, subí muy despacio las escaleras y me fui a mi cuarto, me senté en mi cama y traté de concentrarme, recuerdo que cuando era niña podía ver toda mi casa desde mi habitación tan solo con cerrar los ojos y pensar en ello. Podía caminar por toda la casa, y era ahí cuando veía más personas deambulando como yo, pero nos mirábamos y seguíamos nuestro camino. Una sola vez un señor muy pequeño se me acercó y a medida que se me acercaba su tamaño cambiaba, iba creciendo a cada paso que daba. Eso al principio me daba risa, pero ya cuando casi estaba frente a mí, su cara salía por todas partes de su cuerpo, era como si él mismo se hubiera comido a un montón de sus propios clones y ahora estos se retorcían en el interior de su cuerpo y gritaban sonidos guturales e ininteligibles. Eso me asustó mucho y de un solo grito, volví a estar en mi habitación. Me juré a mí misma nunca más intentar jugar a "pasear por la casa", pero esta vez es distinto. Soy más grande y sé lo que hago, además quiero probar si todavía puedo hacerlo; y si además logro salir de mi casa y así entrar a la casa de Antonella para ir a esa habitación prohibida.
Confieso que me asusta un poco hacerlo, pero no tengo otra forma de entrar. Así que <<cierra los ojos y concéntrate, Brenda>>
Los segundos pasan, luego los minutos y nada. Todavía escucho el tic tac de mi reloj de pared. Al parecer ya no funciona mi "poder de concentración" —estoy oxidada. Volví a intentar concentrarme sin abrir todavía los ojos, pero no pude nuevamente, me siento un poco perdida, trataré de concentrarme otra vez, en la tarde o mañana.  Al final lo dejé para hoy lunes, tengo tiempo antes de que llegue mi amiga, así que me dije:

—Brenda, prepárate, respira hondo y concéntrate.

Entonces me hice caso y ahora sí me sentí preparada, respiré hondo, cerré mis ojos y me concentré, al principio me costó nuevamente, pero al final lo logré, me pude ver recostada mirando el techo y salí de mi habitación y miré hacia la habitación de mis padres. La puerta de la habitación de mis padres estaba abierta y ellos estaban acostados, durmiendo todavía. <<Perfecto>> —pensé.
Me dirigí a las escaleras y comencé a descender lentamente. Mientras lo hacía miraba hacia la sala y vi otras personas deambulando y algunos sentados hacia la pared para dejar el libre tránsito de los demás. Fue igual que antes, ellos solo miraban y no se acercaban ni hablaban. Llegué a la sala y crucé hasta la cocina y miré y allí estaban mis padres  hablando y me miraron y sonrieron, pero no me dijeron nada. Seguí de largo por el pasillo que da a la puerta de salida y la abrí y salí. Dudaba si podría abrir la puerta, pero no me costó nada. Ya en la calle, me sentí muy cansada. Nunca había salido de la casa en esta condición, pero no podía parar, esta era la última oportunidad que tenía para volver a esa habitación prohibida.
Llegué a la casa de Antonella y la reja estaba abierta, lo mismo que la puerta.

—¿Habrá llegado antes, mi amiga?

Había una sola forma de averiguarlo y era entrando a la casa, lo cual hice y comencé a mirar a todos lados por si veía a alguien, pero no había nadie. <<¿Se me habrá quedado todo abierto ayer?>> —menos mal que no entró un ladrón.

No le di mayor importancia, ya que al parecer no faltaba nada, así que me encaminé hacia la habitación sellada y nuevamente esa luz enceguecedora me dejó ciega. Tuve que cerrar fuerte los ojos y cuando abrí mis ojos seguía dentro de la casa de Antonella, pero en la cocina. Salí de ahí y fui al segundo piso, me fui directamente a la habitación sellada, iba con temor de que me agarrara de sorpresa la mamá demonio de Unexma o Unexma, en todo caso iba bien en alerta y mirando para todos lados. Llegué a la habitación, tomé la manilla de la puerta y la abrí con los ojos cerrados —por si acaso. Entré y esta habitación realmente huele a desgracia y mucha tristeza, como también se siente bastante energía negativa. Me senté en la cama, pero me sentía intranquila de que apareciera de improviso la "patitas de canario" o la mamá de Alma endemoniada. Me hice la valiente, volví a cerrar mis ojos, respiré fuerte y me concentré nuevamente, sentí muy dura en mi cuerpo esta segunda separación, quedé muy débil. Sentía como si me hubieran sacado un montón de sangre. Tenía hasta los labios secos y a ratos veía algo borroso. Cuando abrí mis ojos, me di cuenta por qué me sentía tan débil —había regresado a ese feo pasado.
Estaba en la parte donde esos infelices iban subiendo por las escaleras amenazando a la mamá de Alma; y de pronto me di cuenta que detrás de ellos venían unos cincos  individuos horrorosos, pero eran sombras, y solamente yo las podía ver, venían sonriendo diabólicamente. Tengo que ser sincera, son tan espantosos que me llegan a dar miedo, son como unas gárgolas o parecido a eso. Cerré mis ojos nuevamente por unos segundos y los volví a abrir; y ahora estaba en la habitación y estaban consumando la violación salvaje contra Alma, y miro a todos lados y no veo a esos demonios y luego me da por mirar al techo y ahí los veo mirando morbosamente y diabólicamente aquella asquerosa escena.  Yo no podía dejar de mirarlos a pesar de escuchar los gritos desgarradores de Alma y luego sentí un golpe, dejé de mirarlos y vi nuevamente cuando el tipo le entierra el cuchillo en el pecho a la señora y ella cae moribunda a la cama mirando hacia el techo y se da cuenta de estos malditos demonios y los escucho decirle a ella:

—Ahora cuando mueras entraremos en ti y ocuparemos a tu hija para nuestros planes. Nosotros somos cinco demonios y nos transformaremos en uno solo, ahora míranos —le ordenaron.

Yo seguía mirándolos y de a poco se empezaron a unir y era verdad, se volvieron en uno solo.
Cómo describirlo; todo gris como una estatua, con esos malditos ojos rojos, con cachos, orejas puntiagudas, pómulos sobresalidos, manos largas y uñas afiladas, piernas cortas y dobladas como de animal y de su boca corría sangre, la verdad es horrible y me tiene muy asustada. ¡No sé cómo me pude meter en esto!
Y luego dijo aquel demonio:

—Ahora viste nuestra transformación. ¡Yo, me llamo “ABRAHEL”!
Bueno, Mariela Ivonne, porque así te llamas y sé que tienes un alma negra, además dentro de tu ser pides venganza a gritos. Bueno, ahora entraré en ti.

Entonces la señora Mariela Ivonne, dio su último suspiro, cerró sus ojos y murió. Los tipos que hicieron este mal se fueron de la habitación y ahí tirada, sangrando, al lado de su perrito muerto, estaba Alma, balbuceando la venganza que deseaba y miro a la señora Mariela Ivonne, que de pronto abre sus ojos, sonríe feamente y se levanta, pues ese demonio quería escuchar las palabras precisas y justo Alma se las dio. Entonces volví a cerrar mis ojos y cuando los abrí, ya estaba en la habitación, sola de nuevo, luego sentí un portazo a la puerta y cuando miro no podía creer lo que veían mis ojos, eran Unexma y la mamá demonio, que me miraban diabólicamente:

—Este es tu fin, Brenda —anunció, Unexma.

—¡Gracias por abrir el portal, sabía que tu curiosidad haría este milagro! Eres bastante tonta si piensas que nos destruirás —vociferó, Abrahel.

—¡Yo, buscaré la forma de destruirlos!
Así como cometí el error de abrir este portal, tendré las fuerzas necesarias para devolverlos a donde pertenecen, aún a costa de mi vida —les grité parándome de la cama.

—Bueno, atenderemos tu pedido niña estúpida —gritó, la mamá demonio.

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Autora: Ann E. Rol
Lorena Escritora en Facebook.
Chilena.
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@lorenaescritora en instagram.

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