La historia del Diablo

~11~

-Puedo preguntarte algo?-

-Qué te perturba gatita?-

Quizás no he recalcado que si bien cada una de las cicatrices de la diablesa llaman la atención, su tatuaje de rosas con esa serpiente redeando  a modo de brazalete en toda la extensión de su antebrazo me cautivó desde que lo vi cuando traté la herida de su hombro

-Sí, estoy soltera-

-No te estaba por preguntar eso-

-Te dejo el dato por si te interesa-

Me guiñó un ojo divertida

-Siempre tienes esa seguridad en ti?-

-Te molesta?-

-No dije eso-

-La seguridad es un arma-

-Para ti todo es un arma-

-No todo, tú no eres un arma para mi-

-Soy inofensiva-

-Ja, sí claro-

-Perdona?-

-Por fuera eres una gatita pero por dentro eres toda una leona-

-Qué te hace creer eso?-

-No lo sé-

-No lo sabes o no quieres decirme?-

-No desconfíes tanto gatita-

-No lo hago, de ti no al menos-

-Por qué no, soy la mejor candidata para tener la desconfianza de cualquiera-

-Bueno, hemos estado solas en varias ocaciones y no me has torturado ni asesinado así que, no veo por qué desconfiaría de ti-

Sonrió divertida mientras posaba su mano por encima de la mía que se encontraba en mi muslo

-Te lo dije el día que nos conocimos-

-Qué cosa?-

-No se me da asesinar a chicas guapas-

Besó mi mano que ahora descansaba sobre el muslo de la diablesa

-Hace cuánto conoces a la sangre sucia?-

-Unos cinco años-

-Pobrecilla-

-No es malo-

-Es malísimo-

Soltó una carcajada jugando con mi mano aún sobre su muslo

-Mi tatuaje es para cubrir una cicatriz-

Habló de repente rompiendo el pequelo silencio que se había creado entre nosotras, sus ojos bajaron a nuestras manos unidas sobre sus piernas, comenzó a acariciar el la palma de mi mano con su pulgar

-Cómo sabías que preguntaría eso?-

-Casualidad-

-Ocultar un corte?-

-No-

-Entonces?-

-Una palabra-

-De...-

-Tienes unas manos bonitas-

Entendí que no quiere seguir por esa línea de conversación