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-No puede ser-

-Es por eso que últimamente he destituido a Mark de los detalles cruciales de esta investigación, él y su padre son los que entregaron el cuerpo de Zirce esa noche y al final...-

El general adelantó la grabación a varias horas más tarde, ambos hombres salieron con una bolsa negra camino al bosque trasero de la casa con una pala en mano

-He citado a Mark y su padre ahora mismo deben estar en camino-

-Me tengo que ir-

Zemyra habló con la voz temblando al igual que todo su cuerpo, sus ojos siguen fijos en la pantalla

-No puedes irte así-

-Y qué prefieres Lilyan, que lleguen y yo los mate para que se lleven a la tumba quien es el idiota que me imita?-

-Iré contigo-

-No-

Se puso la capucha de su saco y salió disparada del lugar, el General después de entender mi mirada me dejó marchar para que al trote siguiera a la encapuchada, camina veloz a través de las personas y no se detiene por nada ni nadie aunque gracias a un semáforo en rojo la pude alcanzar, su mirada está perdida en un sitio muy alejado por lo que en silencio me dediqué a caminar a su lado aunque ella pareciera no notar mi presencia, las luces poco a poco se van haciendo más opacas ya que nos estamos alejando del ajetreado centro de la ciudad, llegamos a un edificio de los más altos que hay, creo es un tipo de hotel, ignorando la recepción subimos al elevador que nos dejó en la planta número cien, al salir nos recibieron las escaleras que nos dejaron en una enorme terraza donde se pueden ver con muchísima claridad las millones de estrellas

-Quiero enseñarte algo-

Habló por fín la diablesa en el medio de la oscuridad, las luces del algo alejado centro me permiten apenas distinguir su silueta, buscó con su vista en el cielo por unos minutos admirando con detalle cada punto brillante que se podría ver

-Ven-

Caminé cerca de ella, su mano se abrazó a mi cintura y me dejó delante de su cuerpo, levantó mi rostro y señaló un dibujo brillante en el oscuro cielo

-Esas de allí forman la Constelación de Orión y esa brillante de ahí abajo es mi estrella-

-Realmente brilla mucho-

-Ahora ya sabes cómo encontrarme-

-De igual forma, te iré a ver y prometí que podría quitarte la perpetua-

Silencio...

-Es mejor no prometer lo que no se puede cumplir-

-Intentaré cumplirlo-

-No podrás hacerlo-

-Por qué no?-

-Qué podrías decir en mi defensa? Que por culpa de una codependencia emocional muy severa de una niña de once años, murieron más de veinte personas siendo niños la gran mayoría-

-Estabas defendiendola-

-No-

Sus brazos se abrazaron a mi cintura, su rostro se hundió en mi cuello, me quise voltear para así poder verla pero me lo impidió apretando más su agarre al rededor de mi cuerpo

-Un día llegué al campo Flamelle y ella no estaba tampoco la profesora Trwyllony, rumoreaban que Zirce estaba en el hospital por lo que me escapé directo a verla, ella había intentado suicidarse, me dijo que ya no soportaba las miradas, las burlas mucho menos los golpes de los estúpidos niños ricos que se creían mucho sólo por el hecho de que sus padres se acostaban con la madre de Zirce, yo enloquecí por completo y maté a todas las personas que la molestaban porque creí que al fín ella podría ser felíz y estar en paz pero todo para que el infeliz de mi padre la asesinara frente a mis ojos, sin que yo pudiera hacer nada más que suplicar porque parase-

La historia del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora