Oɴᴇsʜᴏᴛs |ᵉᵈᵐᵃʸ

Videojuegos

Autor: SolarMorrigan

Word count: 406

Summary: Ed y May tienen un momento entre videojuegos

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—¡EN EL NOMBRE DEL SEÑOR MEGAZOMEE, TE DERROTARÉ! —Ed gritó, machacando los botones de un controlador de juego ya abusado en rápida sucesión.

—¿Oh sí? ¿Oh, si?! —May gritó a cambio, girando su propio controlador de esta manera, como si fuera a ejercer aún más sus caprichos sobre el personaje en la pantalla.

Los dos se sentaron allí en un estado de intensa concentración hasta ahora desconocido para ellos, la lengua de May asomando entre sus labios enfocada y Ed mirando oscuramente a la pantalla mientras cada uno trataba de superar el puntaje del otro. Los zombis en pantalla gimieron y fueron aplastados en partes iguales mientras eran destruidos en el alboroto de genocidio de no-muertos de la pareja. La explosión ocasional sonó, seguida por un grito de triunfo de quien había logrado hacer estallar a 12 zombis de una sola vez con un lanzacohetes.

El tiempo corría hacia abajo a medida que sus respectivos números de asesinatos aumentaban hasta que, finalmente...

—¡OH SÍ! —Ed levantó las manos en el aire cuando el juego lo declaró ganador por 50 zombis.

May frunció el ceño y dejó caer su controlador en el suelo a su lado.

—¡Soy victorioso! —El chico continuó, saltando de su posición de piernas cruzadas para bailar frente a la pantalla del televisor.

—Hmph.

La celebración de la victoria se detuvo y May se enfureció. —Oh, May, ¿qué pasa? —Preguntó Ed, ladeando la cabeza.

—¡Este juego apesta! —May declaró, apartándose de la mirada interrogante de Ed con el ceño fruncido.

Ed jadeó. —¡Retira lo dicho! ¡Apocalyptic Zombie Fighters 7 es el mejor!

—¡Nuh-uh! ¡Siempre me ganas! ¡Nunca he ganado en ese juego tonto! —La rubia resopló, pateando la consola de juegos.

—Aw... ¡pero no puedo evitarlo, May! Soy bueno en eso. —Suplicó Ed, dejándose caer en la alfombra junto a su novia.

—¡Bueno, entonces sé menos bueno en eso! ¿No puedes dejarme ganar solo una vez? —May se volvió y movió las pestañas exageradamente hacia el chico alto—, ¿Por favor, Gran Ed?

—Awww... ¿Tengo que hacerlo? —Fue su respuesta quejumbrosa.

—¡Sí! —May insistió con fiereza, dándole un golpe en el costado con el dedo índice antes de conceder: —Si lo haces... te daré un poco de postre.

El jadeo de Ed estaba encantado esta vez. —¡Ya rugiste!

No había hecho más que llevarlos de regreso a la pantalla de inicio antes de que May se inclinara y lo besara en la mejilla. —Gracias, cariño.