✒El jefe💼

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Llegué temprano a la oficina como todos los días de la semana, me dirigí antes a la cafetería que era un cuarto pequeño con lo necesario para descansar un rato y tomar un café, té, lo que sea, puse agua a calentar y me serví mi merecido café, cuando de pronto entra mi amigo Gun.

-Hola Bright, buenos días, ¿madrugaste o te caíste de la cama otra vez?- dice sonriendo de medio lado.

-Buenos días Gun, madrugué como cada día- traté de evitar hablar del echo de que sus palabras tenían una doble intención y no le iba a dar mayores explicaciones al respecto.

-¿Supiste que hoy llega un nuevo jefe?- la verdad es que había leído a la pasada el memorándum que habían enviado y no le había puesto atención- porque será tu jefe directo- dijo con esa mirada traviesa.

Mi amigo Gun todo el tiempo trataba de presentarme novios aún cuando sabía que solo salía con chicas, según él mi fracaso era porque yo era un gay encubierto y no lo quería reconocer, tamaña estupidez. Quería mucho a mi amigo, pero a veces colmaba mi paciencia y hoy parecía ser una de esas ocasiones.

-Si supe, no veo la relevancia al asunto Gun, será como cualquier otro, hará su trabajo y se irá- ya sonaba indiferente.

Tomamos nuestro café y nos fuimos a nuestros escritorios, Gun se fue a su cubículo y yo en la entrada a la oficina del que pronto sería mi nuevo jefe.

La mañana avanzaba y yo ordenaba los papeles, leí los correos electrónicos y aproveché de leer el memorándum, no quería parecer ignorante cuando el nuevo jefe llegase. Al leerlo mis ojos se abrieron y mi corazón se aceleró, el nuevo jefe que llegaba no era otro más que el dueño de la empresa, me quise morir, había tenido jefes que iban y venían , pero ahora llegaba el jefe de todo y casi me congelé. Ordené mi escritorio, fui a su oficina y la ordené esperando que quedara de su agrado.

Dieron las 9 am cuando entra mi nuevo jefe, un poco joven a mi parecer, lucía un impecable traje gris perla diseñado a la medida sobre ese cuerpo bien trabajado, camisa blanca y zapatos de diseñador, todo un sex symbol. Cuando me doy cuenta de los pensamientos que acababa de tener ya lo tenía parado frente a mí, mis ojos se quedaron viéndolo, pero no podía decir ninguna palabra, ¡me sentí morir!.

-Buenos días, soy Metawin y desde hoy serás mi mano derecha, un gusto- dijo mientras estiraba su mano y yo trataba de volver a mis sentidos.

-Buenos días señor, mi nombre es Bright y estoy a su servicio- extendía mi mano tratando de hilar mis palabras, realmente me sentí un imbécil, se habrá dado cuenta de que me quedé mirándolo así ¡qué vergüenza! 

-Puedes traerme un café y uno para ti también por supuesto, debemos hablar y ponernos al día- dijo entrando a su oficina.

Fui a nuestra pequeña cafetería y preparé dos cafés, ahí me di cuenta que no me dijo como lo quería, así que preparé dos iguales, café americano sin azúcar, le preguntaría luego si quiere azúcar para agregarle. Me dirigí con mi agenda a su oficina para tomar apuntes y organizar el trabajo de hoy.

Al entrar él se encontraba de pie mirando por la ventana, su presencia era tan dominante, era de esas personas que jamás iba a pasar desapercibida en ningún lado, se me quedó mirando cuando cerré despacio la puerta y dejé los cafés sobre su escritorio.

Caminó hacia mí rodeando su escritorio para sentarse frente a mí en una de las sillas que habían para las personas que debían entrevistarse con él. Tomó un café y comenzó a beberlo, yo... otra vez perdido en su mirada tan intimidante, pero a la vez tan cálida, él tenía algo que me parecía cautivador y comenzaba a inquietarme el tener esos pensamientos hacia él. 

ObsesionadoWhere stories live. Discover now