Capítulo 3

6.7K 423 690
                                    

Decir que ningún huésped les había visto el pelo en todos los días que llevaban en la posada hablaba lo suficientemente claro.

No había un rincón de esa habitación donde no hubieran hecho el amor.

Llevaban cinco días enclaustrados, sin embargo con la compañía del otro estaban más que satisfechos. Por el momento, no necesitaban nada más en su burbuja de aguas termales.

-¡Más! -Exigió Sasuke en un grito.

Naruto lo había colocado en cuatro (N/A: Sabemos que Sasuke sólo tiene un brazo pero ustedes me entienden) y había apartado su kimono lo justo y necesario para poder taladrarle su entrada como tanto disfrutaban ambos.

El resto del desayuno se enfriaba en la mesa. Y Naruto le marcaba la espalda con su boca sin dejar de impactar en su delicioso trasero. Aumentando su ritmo como Sasuke deseaba, ¡como él mismo deseaba! El tener a Sasuke de esta forma, con la ardiente estampa que le ofrecía revolviéndose entre espasmos al sentirlo enterrarse en su interior le estaba volando la mente al Uzumaki.

Estaban viviendo una auténtica locura. Completamente adictos al placer que encontraban en el cuerpo ajeno. Un placer recientemente descubierto.

Frenéticos, una vez más habían explotado su pasión sin reparos, obteniendo un desayuno frío pero con sus cuerpos aún cálidos.

Llevaban casi una semana en esa habitación. El personal del hospedaje se acostumbró a evadir su habitación y a no prestar atención a los escandalosos sonidos que de ella salían. Sasuke pagaba más que bien por su discreción para que así fuera.

Después de darle un bote de ramen instantáneo a su amigo, Naruto se sentó a su lado y mientras Sasuke, sentado sobre sus talones, comía tan delicadamente como siempre, el rubio no se resistía ni un poco a besarle el cuello, admirando todas esas estampas que se había encargado él mismo de dejar en su piel a lo largo de sus maravillosos encuentros sensuales. Luego se llevó a la boca otra porción de sus fideos mientras seguía espiándolo sin reparos. Sasuke, sin darse cuenta, le dejaba ver su bonito pezón sonrosado a través de su holgado kimono entreabierto.

-Cálmate. -Había extrapolado los pensamientos de Naruto y sabía que él tampoco se podría controlar. No podían. Ninguno se había podido controlar durante ese corto tiempo. Y él quería al menos desayunar, realmente tenía hambre de comida. Estaba seguro de que había adelgazado al menos un kilogramo desde que a veces se salteaban comidas por estar más ocupados haciendo otras cosas.- Ya que hiciste que me perdiera el desayuno decente, come tu ramen quieto en tu sitio y déjame comer el mío. -Terminó con seriedad sin dirigirle la mirada.

-Bueno... -Dijo con un puchero triste, como si se tratara de un niño regañado al que le negaran un juguete.

Sasuke se compadeció ligeramente, lo observó un instante y con su pulgar le limpió parte de la sopa de miso que le manchó cerca del labio y se inclinó a besarlos con ternura en un roce demasiado corto en opinión de Naruto.

-Come. -Le ordenó con calma pero firmeza al apartarse.

No lo negaba, estar con él se sentía realmente bien. Demasiado bien. Era adictivo. Lo sentía en su cabeza, en su corazón, en todo su cuerpo. Las hormonas lo invadían y no quería nada más que estar fundido a él de todas las formas posibles.

El amor era un complicado asunto bastante desconocido para él. Sí. Había tenido innumerables mujeres detrás de él, ofreciéndole una oportunidad. Pero ninguna jamás le ofreció lo que Naruto hizo desde el primer momento.

Sí, también era cierto que ahora follaban como desquiciados porque era un placer novedoso y único, que sentían que los complementaba de una forma diferente y necesaria, aunque entre ellos había algo mucho más real que sólo lo físico. Más que sólo placer.

Aguas Termales [Naruto y Sasuke]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora