Capítulo 5

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POV JEONGYEON

Vi a la chica de dientes prominentes entrar al cuarto de huéspedes. Parecía un pequeño corderito miedoso a pesar de tener una lengua mordaz al quererme llevar la contra con las cosas. Ella realmente podía ser desesperante.

-Vamos, desvistete y apúrate. - Señalé hacía el baño con la mano.

Ella inmediatamente abrió los ojos muy sorprendida y un leve rubor apareció en sus mejillas. Yo la miré con simpleza. No tenía todo el tiempo del mundo.

Frunció el ceño.

-Pervertida...- Mazculló mientras se quitaba la holgada playera blanca, dejando entre ver la parte posterior semi desnuda.

Pues si... Un poco, lo admito. Ver su pálido cuerpo era de un buen agrado. Las finas curvas de su cintura, sus pequeños pechos atrapados en ese brassier push up, las clavículas marcadas y por su puesto, sus bonitas piernas. Tenía tiempo sin admirar un cuerpo tan limpio y tan menudo.

En mis 5 años de cárcel no había tocado a ningúna chica. Y no, mucho menos a Lía, a quien yo veía como una pequeña hermana menor. Lía era bella, sensual, lo admito. Pero no la veía de ese modo. Y bueno, dada su historia, mucho menos porque no quería que pensara que era otra abusona más en busca de solo usarla sexualmente como muchas personas lo habían hecho, incluyendo en la cárcel. También, las chicas en la cárcel no eran de lo más higiénicas. Si, estaban las duchas, pero nada comparado como ducharte en tu propia casa, tomarte esos 20 minutos. Incluso habían chicas que propagaban infecciones o ETS y lo mejor era pasar de ello. Podría ser una criminal pero hasta yo sabía que por ahí, no.

-Si no quieres que te siga mirando, apúrate a entrar.

Ella usaba la playera grande para intentar cubrirse el frente. Dubitativa miró hacía el closet pero rápidamente caminó hasta el para sacar un par de toallas.

Y si, obviamente no se me escapó ver su delgada espalda, sus hombros, sus omóplatos marcados y poco a poco fuí bajando por el camino de su columna hasta llegar a su trasero. Podía visualizarlo mejor ahora que no estaba cubierta. Sus cacheteros negros dejaban ver algo de su piel abultada la cual provocaba ser tomada con una mano y amasarla plácidamente.

Me preguntaba si su novio disfrutaba tan magnífica práctica.

Mientras lo pensaba, ambas habíamos entrado al no tan pequeño baño.

-Bueno, p-pero sal.

Su voz llamó mi atención, subiendo la mirada y encontrándome con la de ella.

Sus ojos buscaban algo en mi rostro pero no sabía que era, quizá era algo de culpa por andar mirando "lo que no debía".

-No.

-¿Qué?

-No.

-¡¿Pero porque?! No pienso tomar una ducha mientras tú, maldita pervertida, me observas.

-Igual no hay mucho que ver.

Esto fue como una chispa en medio de litros de gasolina. Si, Nayeon era la gasolina.

Su cara se desencajó, sus manos apretaron con fuerza las toallas y se volteó indignada para caminar hacía la ducha.

Nayeon era algo manipulable. Alguien así en la cárcel no duraría.

Colgó las toallas, se desató el cabello y desabrochó su brassier desde la parte de atrás.

Esto estaba mal. Estaba rico, no lo niego, pero estaba mal.

Me apresuré a salir del baño pero dejando la puerta entre abierta. Yo tenía mis principios. Tal vez era una criminal pero tenía claro lo que era el acoso. Había dado una que otra paliza por ello.

una prófuga en mi departamento (2Yeon +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora