Capítulo 15 [Editado]

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Capítulo 15

— ¡Despiértense! —el grito de mamá toma toda la habitación.

Como ayer todos nos quedamos dormidos en el cuarto de Dylan, estábamos un poquito apretados. Mis pies estaban enredados con los de Cole. La mano de Dylan estaba en mi rostro y una de mis manos estaba en el de Anabel.

Perezosamente, nos levantamos. Los que no pertenecíamos al lugar nos dirigimos a nuestras habitaciones para arreglarnos, en el caso de Cole y mío, y para seguir durmiendo, en el caso de Anabel.

Por suerte, había sacado la ropa que me pondría para el viaje ayer. Un short de mezclilla claro, un pullover blanco con un letrero en negro que dice “The Drama Queen”¹ que va acompañado de una corona (regalo de mi mejor amiga) y mis Converse blancos con plataforma.

Una coleta y nada de maquillaje.

Una vez lista, bajo y me siento junto a los gemelos a desayunar.

(...)

Terminamos de desayunar y vamos hacia el coche. A Cole le tocó subir todas las maletas, ya que se atrevió a jugar con Dylan, piedra, papel y tijera y perdió. Yo no me metí en eso, por el hecho de que soy una chica y no iba a hacer fuerza, simplemente me subí al vehículo en el asiento trasero y los dejé a ellos en lo suyo. Antes de tomar la carretera que nos lleva a la playa, pasamos a recoger a Lucía, puesto que se iba con nosotros.

Al llegar a la casa de esta, Cole se baja y le sube las maletas. Lu entra y se sienta a mi lado, me saluda con un beso en la mejilla y a Dylan le revuelve el pelo. Pero noto algo sospechoso, una extraña mirada que le dedica al teñido en silencio.

Espero que entre ellos no haya algo más que amistad. Porque si hay algo de romance y no me han contado, van a saber quién soy.

(...)

Luego de una parada para cargar gasolina e ir al baño, llegamos. La casa quedaba frente con frente a la playa, me encanta que sea así. Estoy segura de que las vistas son preciosas y el aire que debe de entrar divino.

Al entrar a la casa, luego de quedarnos contemplando las hermosas vistas, notamos que ya los demás llegaron. Incluso, la puerta se encontraba abierta. Entramos para nada cohibidos y yo decido hacerme notar a lo grande:

— ¡Llegamos!

El primero en reaccionar es Lucas, que viene hacia mí abrazándome luego de exclamar:

— ¡Fea!

Saludo a los demás. Con Lisa nos damos un buen abrazo, ya que apenas nos vemos. Con Ethan fue un beso en la mejilla y una sonrisa, a eso se le suma mirarnos fijamente hasta que Mía llamó nuestra atención. Ella como siempre...

—Esta casa tiene cinco habitaciones, pero papá prohibió la matrimonial, así que nos quedamos con cuatro —nos explica y nos organizamos.

En la más grande nos quedaríamos Lisa, Lucía y yo. En otra Mía y Mónica. Dylan y Lucas en una, y Cole y Ethan en la última.

En busca de un coreano ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora