Capítulo 6. Levantarse

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"Toma tu tiempo para sanar, mas no te quedes viendo el pasar del tiempo, siempre puedes volver a empezar"

El reloj siguió su curso, los días pasaron, mis abuelos, tíos y primos partieron hace unos días, no sé cuántos, pues no he prestado atención. Después de su partida mi existencia se había visto limitada e invadida por una tristeza que me estaba llevando por caminos que quizá no debería tocar, pues me podría perder en ellos y no regresar, estaba consiente de eso, pero no tenía intención de levantarme. Durante el día me la pasaba durmiendo, mi alimentación era escaza, no encontraba un motivo para levantarme por las mañanas. Lo único que lograba calmarme un poco era perderme en la infinidad del universo, de alguna manera contemplar las estrellas me llenaba de calma y por unos breves segundos veía un poco de esperanza en mi vida.

Ethan y Sofí pasaban gran parte del día en esta casa, incluso algunos días se quedaban a dormir, eso me hacía sentir peor, ellos se habían convertido en parte de la familia, la familia a la que yo pertenecía, pero aun no me acostumbraba a tenerlos cerca.

Mi rutina se había vuelto de un tono gris, no tenía problema con ello, pero al parecer para los demás sí lo era. El sol entra por la ventana, pues a pesar de tener las cortinas corridas, encuentra forma de llegar a mí. Estoy con las cobijas cubriéndome el rostro, mi madre entra en la habitación, sentándose a lado mío en la cama.

- Elia, entendemos que es difícil de asimilar lo que paso, pero no puedes quedarte encerrada todo el tiempo, tienes que levantarte – son las palabras de mi madre – Elia, la vida muchas veces nos llevara a caer, levantarnos es difícil, pero para ti nunca ha sido un problema. Aún recuerdo cundo empezabas a caminar, cuando aprendiste a andar en bicicleta, a patinar, todas las veces que te caigas te levantabas, te impulsabas a seguir mejorando, recuerdo cómo me decías "Si me caigo una vez, la segunda ya no me dolerá tanto, porqué ya sabré levantarme", no te importaba estar llena de raspones y moretones, siempre tenías una bella sonrisa. Elia debes levantarte, te necesitamos. Ya estuvimos mucho tiempo sin ti. No nos quites el privilegio de estar contigo, no cuando depende de ti.

No espera mi respuesta simplemente se levanta y se aleja. Después de un rato me quito las cobijas de la cara, pero para mi sorpresa, no estoy sola. El Chicle esta respirando el mismo aire que yo en este momento.

- ¿Cuánto tiempo llevas ahí? ¿Cómo entraste?

- ¿El tiempo importa? Tú llevas más tiempo que yo encerrada en este cuarto.

- Podrías irte y dejarme sola.

- Podría, pero normalmente cuando yo no me voy la que se va eres tú. Entonces, si me quedo aquí, no tendrás otra opción que levantarte.

Volví a taparme la cara con las cobijas, con la esperanza de que se fuera. A lo lejos escucho voces y una sensación de familiaridad invade mi mente.

... tu lado ... años ... ahora.

No supe en qué momento se fue, porque volví a quedarme dormida y al destapar mi rostro, él ya no estaba.

No entendía cómo era posible dormir todo el día, el sol ya se había ocultado. Me acerqué a la ventana, pero no pude ver las estrellas, una nube estaba nublado el cielo nocturno. Tal vez desde las ventanas del otro lado de la casa pueda verlas. Salí al jardín, pero al parecer hoy no podría disfrutar de las estrellas. Camino de regreso, pero detengo al escuchar la voz de Sofí.

- La princesa se volvió a dormir.

- No Sof, solo está descansando – responde la voz de su hermano.

- ¿Descansado? Pero si ya ha dormido mucho.

- Es un cansancio diferente. Ahora ya duérmete.

- Quiero leche con galletas.

El secreto de una miradaWhere stories live. Discover now