23 - ¿Qué queda de nosotros...? ¿Cenizas...?

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•7 años después•

Era la última semana de verano, y yo estaba en mi casa de Los Ángeles. Freddie y Lizzie tienen 7 años ya, y su último hermanito, Hori, tiene 2.

Aún me pesaba tanto el pasado de aquel 2027... Sentía aún el dolor de el abandono de mis seres queridos, y la culpa mía.

Yo terminé separando lo que era nuestra vida desde adolescentes. Yo solo tenía a Sanjuana, Dongmin y Beomgyu conmigo.

Me quedé sola por mi culpa.

Estaba sentada en una silla junto al balcón. Observaba cómo caía el crepúsculo en la ciudad, dejando el cielo pintado de naranja, y relucientes rayos amarillos en los edificios.

Quería encender uno de esos habanos que estaban a mí lado, la tentación me engatusaba, pero a la vez me negaba. No quería fumar frente a mis hijos. No así.

Escuché cómo se abrió la puerta de la casa. Era Beomgyu que llegaba del trabajo.

No mencioné que él ahora era doctor cardiotorácico. Hacía cirugías del corazón a aquellos que lo necesitaban.

Creo yo necesito una.

— ¡Papi! —chillaron Freddie y Lizzie. — ¿Cómo te fue en el trabajo? —habló Lizz.

— Hola mis amores. Me fue bien, y la señora Giménez que se recuperó de la cirugía de la semana pasada, les envió estas paletas. —le extendió una paleta a cada niño, con una sonrisa. — Comanlas ahora, y no antes de la cena. Ahora, vayan a jugar.

Se acercó lentamente al balcón, hasta quedar a mi vista.

— Hola cariño. ¿Cómo te encuentras? —me sonrió honesto. — ¿Quieres que te cure? —me dió un cálido y dulce beso, y tomo asiento al lado mío.

— Aquí estoy. Hace un rato bañé a Hori. Ya se durmió. —suspiré. — ¿Qué tal tu día?

— Supongo que bien. Ya escuchaste que la señora Giménez ya mejoró de la cirugía, pero McKellen no... Tiene un tumor en el diafragma. No hay muchas esperanzas de vida. —puso los ojos tristes, y ladeó la cabeza. — Veo que estuviste aquí sentada viajando en el pasado, ¿es así?

— Viviendolo. Viviendo los errores que hice. Que estamos todos separados. —volví mi vista hacia el atardecer, como si en él estuviese el pasado aquel reflejado.

— ¿Sabes? Yo creo que deberías olvidarlo. Yo sé que nadie, ni siquiera un psiquiatra sacaría tu idea de que es tu culpa...

— Es mi culpa, Beomgyu. —lo interrumpí.

— Bien, pero han pasado 7 años... ¿No crees que es momento de internar olvidarlo, dejar de estar consumiendote en él, y empezar desde cero? ¿No pensaste en disculparte con ellos? —me miró a los ojos.

— No. No, nunca lo pensé.

— ¿Y por qué?

— Porque sé que no aceptarán mis disculpas. —contesté negativa.

— Mira, no sabrás cómo reaccionarán, si no lo intentas. Yo, si fuera tu, empezaría por Vanina. Ustedes dos, con esa discusión armaron el reactor a todo. Pueden desactivar el reactor. Inténtalo. Yo te apoyo. —me besó la mejilla, y se fue hacia el comedor. — Yo haré la cena si gustas.

— Quiero comer tu gimbap y tú aglio e olio. —le pedí con ojos tiernos.

— Muy bien, lo haré. ¿Querrás ramen más tarde? —levantó una ceja pícara y puso una sonrisa ladina.

Reí desde el balcón.

— Quisiera, pero así fue como nació Hori. Aunque obvio amo al niño. —reí.

~ • ~

— ¿El número de Vanina? Está bien. —y la castaña accedió a pasarme el número de nuestra hermana.

— Gracias Sanju. Arreglaré las cosas. Lo prometo. —la abracé.

Hubo un silencio durante unos pocos segundos, y luego respondió.

— Sé que lo harás, hermanita. Tengo fé en eso. —y dió un sorbo a su té.

~ • ~

Toqué la puerta de la casa de la rubia. Me sudaban las manos.

Iba a ser difícil, pero quería intentarlo.

— ¿TN? ¿Qué haces, cómo estás? —era Yeosang. — Pasa. Oye, tu vienes por Vani, ¿no es así? —rascó su nuca.

Asentí con la cabeza.

— Ella... Ella ha estado muy mal estos últimos años. Pero no significa que no intentes cambiarla de parecer. Me ayudaría a mí también. —confesó sincero.

— No solo quiero cambiar su parecer; quiero cambiar lo que hice en el pasado. No sé si cambiarlo, pero al menos arreglarlo, y debo empezar con ella. —dije.

— Me parece muy bien. ¡Vani, cielo! Tienes visitas. Yo iré a comprar pollo. —y el rubio salió por la puerta, yéndose de la casa.

— ¿Quién es- —se detuvo al verme. Una Vanina con ojeras apareció en la sala. Estaba descalza, con una remera holgada gris y pantalones sueltos. — TN, ¿qué haces aquí?

— Vine a hablar contigo. Y a disculparme.

— Discúlpate primero con Rosé...

— ¡Rosé y Jackson están muertos! —salté. — Lo siento. Empezaré de nuevo. Creo que es mi culpa por mis reacciones que estemos todos así. Yo comencé esto. Nunca creí que mi padre llegara a matar a alguien. Y si yo hubiera confiado más en Jackson y en Xao que extremadamente tonta, sus misiles y "ejércitos" iban a ser juzgados y recriminados por la ley. Porque iba a ser una firma falsa. Pero me faltó confianza. Luego, yo me desahogué de manera brusca contigo. Te traté mal. Hice quedar a Rosé como si no importara. Y sé que significaba mucho para ti. Pero me equivoqué. —finalicé.

Un silencio aturdidor inundó la escena. Al cabo de unos minutos, Vanina habló:

— También fue mi culpa. No pensé en tus miedos. Ninguna de las dos se puso en los zapatos de la otra. Yo te acusé de que no te había importado la muerte de nuestra amiga. Y si que te importaba. Pero te juzgué mal. Yo tampoco estuve bien. Hice que los demás se alejaran de ti. Lo siento. —me abrazó. Era un abrazo tan sincero, que no pude evitar llorar, al igual que ella.

— Yo también los alejé. Fuimos las dos juntas. P-pero... —enjugué mis lágrimas en mis mangas— : yo también lo siento. ¿Me perdonas?

— Te perdono. —y me volvió a abrazar, esta vez con más fuerza. — Te extrañé, enana.

— Yo también, doblemente enana. —bromeé amistosamente.

— Bueno, ¿y? —se separó de mí y me miró con las manos abiertas.

— ¿Y...? —la miré confundida.

— ¡Qué esperas! Mejor dicho, qué esperamos para reunir Starguys. Yo también debo disculparme. Así que vayamos las dos juntas.

Tenía razón. Había una pequeña chispa de esperanza ahora que nos iluminaba y decía que era posible volver.

— Creo que ya sé por dónde comienza la fuente de todos... —le dije.

— Yeonjun. Si. Hagamos una reunión. Lo más pronto posible.

Mi Pobre Angelito 2 || Imagina Beomgyu TXT||Where stories live. Discover now