Capítulo 40

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Agapios.

-muéstrame lo que te he enseñado, Afrodita- hablo mientras deposito un arma en sus manos, la mira, me mira y después mira el objetivo que está frente a nosotros, uno de mis hombres coloca el blanco y ella vuelve a mirarme. 

-¿debo de dar en el blanco?- pregunta señalando tenuemente el blanco que acaban de colocar sobre el objetivo. 

-por supuesto que sí- suelto mientras me cruzo de brazos, traga saliva y vuelve a mirar hacia el frente.

Antes de levantar el arma vuelve a dirigirse a mi. 

-¿qué ganaré si doy en el blanco?- pregunta y solo sonrío mientras sus ojos grises coinciden con los míos. 

Me quedo en silencio pensando por algunos segundos. 

-¿qué es lo que quieres?- pregunto.

Es ella quien piensa ahora, sonríe después de unos segundos. 

-una cita en yate- responde finalmente y elevo una ceja- ¿qué?- pregunta- ¿no tienes un yate?- suelta burlona. 

-tengo hasta para elegir, Afrodita- respondo de la misma manera- y si no lo tuviera lo compro. 

Rueda los ojos mientras sonríe, señalo con mi barbilla hacia el frente y vuelve a mirar, traga saliva y entonces se prepara para disparar.

No duda ni un instante, el disparo resuena y después los gritos del hombre quien era el objetivo comienzan a escucharse, Acacia sonríe y voltea a verme. 

-lo hice, Adonis- miro al hombre que ahora tiene las bolas perforadas, la sangre comienza a manchar el piso bajo él y se retuerce de dolor- tendremos una cita en yate- suelta con entusiasmo.

No dejo de mirar al hombre baleado asombrado, Acacia había disparado justo en el blanco que habían colocado, no lo pensó, solo actuó y lo hizo de maravilla.

Giro a mirarla y solo camina para dejar el arma en la mesa detrás de ella, no luce arrepentida, no luce como si esto le hubiese afectado, es la primera vez desde que comenzamos a entrenar en que le pido que dispare a alguien no a algo. 

-bien- escucho su voz y me regresa a la realidad mientras se llevan al hijo de puta que había sido nuestro conejillo de indias- ¿qué sigue?

Estoy a punto de responder pero una llamada llega a mi celular, la acepto y comienzo a hablar con la persona del otro lado de la línea, en el proceso miro a la castaña quien solo mira y examina las armas en la mesa al igual que las dagas. Esta mujer no deja de sorprenderme, la Acacia que conocí y rescaté en el burdel ya no era la misma, ahora lo único que veo es a una mujer que ha madurado y que sabe lo que quiere: venganza. 

-estaré ahí- aviso a Neo del otro lado de la línea después de que me diga todo lo que necesito saber en estos momentos.

Cuelgo la llamada y comienzo a caminar hacia la castaña.

-tengo un asunto importante que atender- aviso, sus ojos grises me miran, le había prometido que estaríamos todo el día entrenando. 

-está bien- responde mientras se cruza de brazos, duda unos segundos y finalmente habla de nuevo mirándome- ¿puedo ir contigo?

Elevo una ceja cruzándome de brazos también.

-¿quieres ir conmigo?- pregunto y levanta sus hombros como si quisiera restarle importancia. 

-en la mansión a veces me aburro- responde con simpleza mientras se acerca y entrelaza sus brazos en mi cuello haciendo que mis manos vayan en automático a su cintura- además, así podemos pasar tiempo juntos- deja un beso en mi comisura. 

Dueño de tiWhere stories live. Discover now