Epílogo

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Sentía una cálida mano en su pecho y una en su cabeza enredándose entre los mechones, recondándole el encuentro con Urtah a quien le estaba tan agradecido.

Otro peso más tibio y grande en su abdomen le enviaba un alivio por todo el cuerpo.

El alfa se removió un poco y separó sus pestañas para dejar entrar luz.

— ¿Jungkook?

— ¿Koo?

Aquellas voces... Tan familiares... Tan hermosas.

Giró el rostro y lo primero que notó fue a su precioso peligris recostado a su lado mirándolo aún somnoliento mientras pasaba los dedos por su cabello negro.

Estaba tan saludable y lleno de escarcha en su cuello por casi no lograr estar aquí siendo reclamado por la Luna. Parecía un espejismo. Pero, estaba junto a él. Estaba junto él, se sentía tan dichoso y bendecido todos los días.

Le sonrió y recolocó el cabello a Jimin, estaba despeinado pero seguía viéndose tierno.

— Buenos días. — Dijo con voz ronca.

— Buenos días, Jungkook. — le devolvió la sonrisa radiantemente haciendo que sus mejillas se elevaran y su ojos se unieran formando dos media lunas. Medias lunas que el besó con adoración.

— ¿Koo?

El alfa deslizó su vista hasta su pecho donde un bebé babeaba su camisa.

— ¿Cómo despertaste hoy, baby bear? — Preguntó con ternura al pequeño Taehyung de ahora un año y 4 meses para luego levantarlo y llenarlo de besos mientras este se carcajeaba lleno de energía a tan temprana hora de la mañana.

— Koo~ — Exclamó riendo.

Jungkook amaba la manera en que sonaba ese mote al salir de los labios de Taehyungie. Se sentía aceptado, y no esperaba a que algún día se refiriera a él de otro modo mucho más cercano.

— ¿Cómo se encuentran los dos solecitos más radiantes de mi vida?

Jimin le besó el hombro — Hambriento y con sueño. TaeTae, se levantó hace poco y Hobi me llamó pidiéndome que seamos puntuales.

Jungkook rió encantado, eso era tan Hoseok.

Desde que despertaron de aquel momento que Jungkook no sabía si catalogar como pesadilla o sueño aún en el que estuvo casi muerto, Hoseok se había convertido en todo un señor puntualidad.

Según el peligris no era así antes, pero ahora era toda una mamá gallina ansiosa si sus polluelos no llegaban cuando debían.

Jungkook no lo culpaba, sabía que el amigo de Jimin y padrino de Taehyung seguía nervioso después de tantos eventos nada agradables que se suscitaron en la casa tras ingresar a la mente de Jimin.

Es más, hasta él se sentía ansioso cuando Jimin no llegaba puntual a una de sus citas. Su alfa interno comenzaba a dar vueltas y enviar señales de alerta, pero él como humano sabía que debía ser paciente y no agobiar al omega.

Todos estaban tratando de llevar la situación lo mejor que podían.

Jungkook estaba muy feliz por cómo iban las cosas, realmente agradecía todos los días el hecho de despertar, de saber que Jimin estaba con vida, que cuidaba del pequeño osito y no se había rendido, que habían sobrevivido.

— Koo~ Koo~ Tah~

El chico salió de sus pensamientos y buscó por los muebles donde yacían recostados lo que pedía Taehyung, palpó a tientas el suelo y sus dedos dieron con el muñeco agarrandolo para entregárselo.

Reinicio. KOOKMIN. Where stories live. Discover now