7. (2)

605 92 21
                                    


——————————


Llegaron al lugar y se persignaron en señal de respeto, e inmediatamente caminaron hacía la lápida del fallecido.

Cuando llegaron ahí la observaron con detenimiento. Tenía algo raro.

Como si hubieran escarbado recientemente.

—¡Chicos!— escucharon a lo lejos. Era Willy, quien acababa de llegar para hacer su labor y darle asistencia a las tumbas.

—Hola Willy— saludaron los policías al unísono.

—Hola. . .— Le saludó Auron tímidamente. 

—¡Buenas!— devolvió el saludo a los tres, mientras era a Auron a quien miraba.

—Oye Guille— le llamó la atención Fargan, haciendo que le mirara —¿tu no notas algo diferente en la tumba?—

Willy la miró minucioso. Sus ojos se abrieron con sorpresa.

—Hace poco la abrieron— afirmó estuporoso.

Los demás lo miraron con el mismo impacto.

—¿¡Qué dices!?—

—Willy, ¿puedes desenterrarlo?— le preguntó el de mecha.

Ambos se miraron serios y el más alto asintió. Los demás veían como cavaba con impaciencia.

Hasta que finalmente terminó. Frente a ellos se encontraba el ataúd donde Vegetta yacía descansando.

Vegetta estaba realmente nervioso. Nunca en su vida se esperó que iba a terminar viéndose a si mismo en un ataúd, muerto. Se volteó cuando lo abrieron, no estaba listo para eso.

Pero cuando escuchó a los demás dar un respingo, rápidamente se giró, y quedó igual de estupefacto que los demás.

—Ese no soy yo . . .—

Frente a ellos se encontraba un cuerpo que para su suerte, aún no se encontraba en total putrefacción. Lo que si notaban era que su cabello no era azabache, sino rubio, tenía manchas negras así que suponían que había sido tintado, su rostro era sumamente parecido al de Samuel. Como había dicho Auron en un principio, su cuerpo no tenía ni una mínima herida, ni rasguño, ni cicatriz.

Aún con la similitud de su cara, Willy y Fargan se dieron cuenta enseguida que ese no era Vegetta. Alexby estaba sorprendido.

Pero Auron. . . él estaba en shock.

—Y el... ¿y el a-anillo?— logró formular muy apenas, su voz no lograba salir.

Alex miró las manos del cadáver, y era verdad, no tenía nada en sus manos.

Cuando fue el funeral, vieron claramente como el cuerpo era enterrado con las joyas más preciadas del amante del morado, especialmente, usando su anillo de bodas.

Aún conservaba algunas cosas, pero otras incluyendo a la dichosa sortija, ya no estaban. Entraron en pánico.

¿¡Cómo era posible que le estuvieran robando a su amigo y ni cuenta se dieron!? Quién podría ser tan desalmado en el pueblo como para que sea capaz de robarle a un difunto héroe del mismo.

—Auron— le llamó el fantasma.

Auron volteó a verlo con sutileza. Fue una gran sorpresa verlo llorar. 

Avisó que tenía que irse un momento excusándose de que le habían dado nauseas, y se alejó lo suficiente para poder hablar con tranquilidad con el fantasma para poder calmarlo.

—Vegetta, Vegetta, tranquilízate— trató de apaciguarlo, pero él sólo lloraba más.

—¡Me quitaron mi anillo Auron! ¡El de mi boda! ¡El día más feliz de mi vida!— gritaba desconsolado.

Se sorprendió cuando Auron lo abrazó. Palmeaba su espalda con suavidad, queriendo tranquilizarlo.

—Descuida, vamos a recuperarlo— le dijo con decisión.

Vegetta asintió y se dejó llevar por la muestra de afecto.


—————————


Te imaginas q estás muerto y un día descubres q te robaron las cosas con las q te enterraron¿ o sea, ayno, q feo caso

L'oportunitat que vaig perdre - Vegeplay.Where stories live. Discover now