IV

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Cuando estaba escribiendo este capítulo, reía mientras lloraba JAJA


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Saber que Rubius probablemente estaba implicado en su muerte había sido una noticia bastante difícil de digerir. Muy dentro de él sospechaba que era verdad, pero se negaba a creerlo, era imposible; ellos se amaban con locura, jamás le haría daño.

Cuando Mangel les contó lo que había sucedido había sido un shock muy fuerte, ¿cómo podría Rubén ser capaz de hacerle algo? Lo conocía bien, era un ángel, incapaz de dañar a una sola mosca. Quería replicar, lo estaban ofendiendo.

Quería romper todo, que todos desaparecieran de su vista. Sentía que iba a explotar, ¿la única persona en la que confiaba sería capaz de traicionarlo?

"—Yo daré el último aliento de mi vida para apoyarte, por lo que siempre estaré contigo para afrontar esta situación—"

Quizá, Rubius no era la única persona en la que podía confiar.

Cuando Auron le habló, juraba que toda la oscuridad que lo rodeaba desapareció, el mayor tenía una llamativa luz que lo sacaba de sus pensamientos. Agradecía con todo lo que tenía haberlo conocido, pues, actualmente, era el único que haría todo por él sin pedir nada a cambio. Probablemente, sin él, ya hubiera desaparecido.

Los dioses eran unos malditos, aunque eran unos malditos con piedad: ellos sabían perfectamente que esto iba a pasar y aún así lo obligaron a saberlo; pero de perdido se tomaron la molestia de dejarlo con alguien que no iba a hacerle daño.

Abrazó al más bajo, ya no le importaba nada. Si Rubius fue capaz de matarlo, ya no quería saber nada más, aún si eso significaba desaparecer y no volver a vivir jamás. Ahora sólo quería esconderse del mundo.

—Yo hablaré con él—

¿QUÉ?


[. . .]


Era un cobarde, un total miedoso y bien lo sabía, pero no podía evitarlo, no era capaz de afrontar la verdad.

Dejó que Auron fuera solo a la casa de su probable asesino, no podía hacer nada más, una fuerza inexplicable le impedía hacerlo.

Mientras más pasaban las horas la ansiedad más lo consumía, decidió salir un rato, hace tanto que no lo hacía y estar en el exterior podría tranquilizarlo. Cuando caminaba, notó el fuerte cambio que azotó al pueblo, no sabía si era él o no pero lo veía vacío. Comenzaba a ser un pueblo fantasma y eso lo lastimaba.

Escuchó ruido a lo lejos. Era Auron, corría como si su vida dependiera de eso, miró un poco más atrás y vio al causante de sus pesadillas: Rubén lo perseguía, con un rostro tenebroso, ¿era él realmente la persona que conoció? ¿había sido engañado y el ángel del que se enamoró había sido una farsa?

Lo vio todo en cámara lenta, cómo en la entrada de la comisaría Auron tropezaba y Rubius se le tiraba encima, como rodaron hasta adentro y como el más alto lo ahorcaba lo más fuerte que podía.

El pánico lo invadió, sus pies no se movieron. No pudo hacer nada.


[. . .]


Habían pasado horas, probablemente un día ya. Ahora lo veía plácidamente dormido en una camilla de hospital. 

No se quedó a ver como arrestaban a Rubius, más bien siguió a los doctores que atendían a Auron y terminó aquí, al lado suyo. Ahora que lo veía mejor notó lo demacrado que estaba. Su cabello había crecido, ni siquiera se tomaba la molestia de ordenarlo. Su piel era pálida, colgaban pesadas bolsas debajo de sus ojos, miró su cuello, el cual ahora era rodeado por vendas, y recordaba levemente como este estaba rodeado de manchas negras, moretones provocados por la violencia que recibió.

Se sentía horriblemente culpable, si tan sólo no hubiera intentado regresar a la vida nada de esto habría pasado, y la única persona a la que le importaba también podría haber seguido adelante, podría haber sido feliz. 

Eso era lo que necesitaba hacer, necesitaba desaparecer de su vida. Si desaparecía era probable que todo se solucionara, Auron ya no tendría que sacrificarse por él, podría volver a su pacífica vida. 

Tomó la mano del adormilado chico, la acarició suavemente y la besó.

—Muchísimas gracias Auron, gracias por todo. Ya no deberás sufrir por mi nunca más.—

Se levantó de donde estaba y caminó hacía la puerta, se volteó por última vez. Estaba seguro de que estaba haciendo lo correcto, aún si eso significaba morir para siempre.


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Demasiado corto para tantas lágrimas q solté 😔

L'oportunitat que vaig perdre - Vegeplay.Where stories live. Discover now