~Capítulo Cinco~

1K 164 107
                                    


Observo de mi mejor amiga a mi potencial problema de ida y vuelta.

Esto es una mierda. ¿Qué carajo de karma estoy pagando?

Lisa nos observa expectante, en busca de que nos saludemos.

—Es un gusto conocerte al fin, bonito nombre —me obligo a decir, cuando lo veo con intensiones de hablar—. Soy Araceli, un placer.

—El placer es todo mío. —responde, la incomodidad se nota a leguas.

Hace apenas unos minutos le estaba ofreciendo que me llame si necesitaba una compañera de cama y ahora solo aparto la mirada.

«La vida es un conjunto de mierda impredecible»

Concuerdo y confirmo lo dicho por mi conciencia, creo que nunca estuve tan incomoda ni nerviosa en mi vida.

¿Y si habla con Lisa?, ¿si le pide que se aleje de mí por lo que hago?, ¿si se lo cuenta a todos?

Creo que estoy comenzando a hiperventilar, no estoy preparada para esto.

No quiero que nadie lo sepa, ¿Y si consideran que no soy lo suficientemente buena o digna para ser su amiga?
No lo creo, ellos no me harían eso, ¿o sí?

—En un segundo vuelvo. —aviso, con una sonrisa fingida en mi cara, aunque no me prestan mucha atención, están todos absortos en llenar de preguntas a Ower.

Necesito un momento para procesar los nuevos acontecimientos, por lo que me dirijo al pequeño apartado que da al aire libre.

Respiro profundo y trato de calmarme, siguiendo los consejos de mi terapeuta para momentos así.

Mi cabeza comienza a trabajar creando escenarios, imagino posibles excusas que podría dar, conversaciones que podrían tener lugar y hasta el rechazo de la persona que considero una hermana.

Erik ya lo sabe, ella podría pensar que ambos estuvimos mintiendo, que le ocultamos cosas.

¿Qué tan mal amiga me hace eso?

«¡Basta! Pasará lo que tenga que pasar, pero siempre con la frente en alto»

Si, no puedo quedarme a hiperventilar toda mi vida. En caso de que él abra la boca, voy a hacerle frente al problema y voy a decir la verdad, confío en que ella va a saber comprender o, al menos, no juzgar.

¡Maldita sea! Yo no era así, las circunstancias me formaron. Utilicé lo que estaba en mis manos y saqué provecho de eso.

Repitiéndome esas palabras, cruzo el lugar para ir al baño, necesito mojar un poco mi rostro.

Entro y me enfrento a esa mirada acusatoria, aquella que me hostiga y no me deja vivir en paz. Evito que mis ojos hagan contacto con ella, no creo poder soportarlo, no hoy.

Salgo del baño rápidamente, escapando de esos orbes celestes que me reprochan cada cosa que hago.

Ni mis amigos, ni mi familia, ni cualquier otra persona; las peores palabras que escuché fueron dichas y dirigidas por mí, hacia mí.

Respiro hondo, mientras en mi mente se repite el que, sin pensarlo, se ha convenido en mí mantra «Yo puedo, esto no va a acabar conmigo»

La vida es una perra, pero la voy a volver mi perra.

Me acerco a mis amigos a paso confiado, demostrando seguridad, haciendo caso omiso a mis verdaderas emociones.

—Volví, espero que no me hayan extrañado mucho. —digo al llegar, mientras ocupo mi lugar al lado de Erik, quedando frente a la intensa, aunque disimulada, mirada de Ower, quien se encuentra a la derecha de Lisa y John, que parecen muy entretenidos en su cuchicheo.

Paraíso Infernal [+18] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora