Raiden x Cetrion: Solo Dioses.

915 27 12
                                    


One shot inspirado en la canción de la multimedia.

.

.

.


Raiden imaginó a la diosa de sus sueños. Y pensó en una primavera en pleno apogeo. Estaba enamorado de una bella dama, a la que siempre había querido volver su musa, a quien siempre soñó danzando a la luz de la luna y el silbido del viento. Ella era un anhelo, y para Raiden, completamente ajeno.

Su voz y sus ojos eran hermosos, y su figura tan atractiva, tan perfecta y soñadora. Una diosa en todos los sentidos, una mujer con canto de sirena y manos delicadas y suaves.

Y solo una vez, la convocó a una montaña nevada, donde hacía mucho, mucho frío. Y aun así, Cetrion aceptó, subió al pico y al acantilado y desde arriba miró el bosque. Era nieve suave y realmente hermosa. Tan blanco y cayó en copos al suelo. Y Raiden apareció detrás de la dama y le dio la mano, Cetrion, un poco esquiva, aceptó.

Se miraron a los ojos, no habría frío para ellos, solo calor, uno extraño que generaba una atmósfera cálida incluso en el acantilado nevado.

—Respira hondo, Cetrion... escucha el canto de los pájaros distantes— susurró el dios del trueno. — Mira la nieve y contempla los paisajes más lejanos.

Cetrion respiró hondo y le sonrió al dios. —Conozco la naturaleza, Raiden, la comprendo y ella me comprende a mí, y a tí...— murmuró con su hermosa voz femenina.

—Quería que te contemplaras en el reflejo que siempre nos rodea, y que comprendas la razón de mi profundo amor por ti, Cetrion—dijo, acercándose a ella, y la diosa sintió el aliento de Raiden en su cuello. —Te admiro, gran diosa, y siempre lo he hecho.

Cetrion abrió los labios y dejó escapar un suspiro. Soltó la mano de Raiden lentamente y luego miró hacia la nieve en el bosque debajo de la montaña. Cetrion estaba cubierta por una tela negra que bailaba con el viento. Y el dios se acercó tanto a ella que la tela también lo cubrió a él.

Y cuando cerraron los ojos, aparecieron en el bosque nevado debajo de la montaña. ¿Qué tipo de ilusión era esa? ¿Y cómo terminaría? Raiden no lo sabía, ni siquiera Cetrion. Estaba tan concentrada en el dios que no tuvo tiempo para pensar.

— ¿Cetrion? —Preguntó Raiden. Y se quitó el sombrero, lo puso sobre la hierba mojada y volvió a mirar a la diosa.

—Yo... no entiendo lo que está pasando, pero...— susurró. — Si es cierto que yo también te admiro, y te he escuchado delirar bajo la lluvia. Como un soldado perdido que busca refugio en cálidos brazos. Y quiere que la neblina se desvanezca.

Sus manos se cruzaron como en un pasado lejano. Cetrion sintió que quería rozar sus labios con Raiden. Quería acariciar y sentir el sabor de sus labios. Aunque no sabían dónde estaban ni qué les deparaba la nieve del bosque.

Pero entonces Raiden tomó la cintura de la diosa con cuidado. Y él la miró a los ojos, intercambiaron miradas. Ella sonrió dulcemente. Raiden quería convertirla en su musa, su diosa, su todo.

Entonces Cetrion besó a Raiden, el beso fue cálido y lleno de lujuria y placer. Ninguno de los dos quería terminar, incluso le dieron tiempo a sus lenguas para explorar la cavidad bucal del otro. Cetrion se dejó llevar, y Raiden, todavía sosteniéndola por la cintura con la mano izquierda, hizo que la diosa se tirara hacia atrás y se dejara caer sobre la hierba mojada.

No había viento, ni ruidos distantes. Solo un bosque solitario con un poco de nieve. Y Cetrion sintió un escalofrío cuando su espalda tocó la hierba mojada. Pero sin importarle mucho, continuó saboreando los labios de Raiden, sin disminuir la velocidad, disfrutando cada segundo.

Raiden comenzó a acariciar las curvas de la diosa con mimo, Cetrion se movió con sensualidad y se quitó la ropa, mientras seguían besándose. Y Raiden acarició su figura, que se estaba quedando con menos ropa cada segundo.

Sus manos subieron a los suaves senos ya desnudos de Cetrion, y cuando terminaron de besarse. Raiden se centró en sus pechos, los lamió y los acarició con los labios. Cetrion gimió de placer y acarició su área vaginal con sus manos, llevando una de las manos de Raiden allí.

Las manos del dios del trueno entonces, guiadas, bajaron hasta las piernas de su musa, y tocaron esa zona húmeda que tanto necesitaba caricias. Cetrion gimió en voz alta y miró las copas de los árboles altos.

Raiden dejó sus pechos, y acarició su abdomen con sus labios hasta llegar a la intimidad de la mujer y abrió más sus piernas; abrió la boca, dejando escapar la lengua y luego acariciando la vulva de Cetrion. Su suave vagina se sentía cálida y muy sensible. La diosa se movió con sensualidad sobre la hierba mientras gritaba de placer al aire.

Cetrion abrió los brazos, la lengua de Raiden la excitó, la encendió. Quería tener el pene del dios dentro de su vagina, y que empujara sus paredes, quería ser penetrada con placer y fiereza.

—Entra en mí, Raiden... lo necesito— suplicó la mujer de cabello verde, mientras su amante seguía jugando en su privacidad.

Raiden escuchó a la diosa y con cuidado sacó el pene de los pantalones, que ya estaba erecto, y lo insertó en la vagina de Cetrion. Que se expandió y liberó fluidos al mismo tiempo. Raiden gimió cuando las cálidas paredes de Cetrion presionaron contra su miembro. Fue una sensación única.

Cetrion gimió más fuerte y se movió cuando Raiden la embistió con fuerza mientras la agarraba por los muslos. Ambos sintieron cómo sus cuerpos se cruzaban de esa hermosa manera que siempre habían querido. El dios pasó su lengua por los pezones de Cetrion. Amaba sus pechos, tan grandes y perfectos.

Sus miradas se encontraron de nuevo, ella le sonrió mientras sudaba y susurró: —Que la naturaleza sea testigo de nuestra unión, amado Raiden.

El dios sonrió y siguió empujando dentro de la gran vagina de Cetrion, ella giró con cuidado, mientras se ponía en una pose de cuatro y Raiden la agarró del cabello y tiró de él. Ella gimió y sus pechos colgaron y se agitaron con el movimiento, Raiden los acarició con su mano libre, sin dejar de hacer gritar a la diosa.

Sus fluidos vaginales gotearon interminablemente, y finalmente Raiden eyaculó llenándole las entrañas con su semen. Cetrion cerró los ojos y suspiró, estaba tan satisfecha y cansada. Tan enamorada, y Raiden se encontraba como ella.

Se sentían completos, únicos. Amados....

❝ ONE SHOTS LEMMON: MORTAL KOMBAT❞Where stories live. Discover now